Tan pronto como entramos a ese portal, conseguimos salir pero ahora en un sitio completamente diferente donde ya no olía a animales de campo y aire fresco. Habíamos vuelto al olor de la ciudad, se alcanzaba a ver el panorama de los edificios extendiéndose muchos metros por encima de nuestras cabezas desde el patio trasero de la Academia donde había dado a parar el portal.
Observé los alrededores con detenimiento. Sonará loco pero de alguna forma había extrañado las paredes opacas de la estructura exterior de la Academia, el kiosko al centro y el amplio espacio donde solíamos jugar. Todo levemente iluminado bajo la brisa nocturna.
—Me alegra saber que has extrañado la Academia tanto como yo pero, ¿Podrías dejar de observar y caminar un poco más? — Cinco riñó, un poco inquieto. Eso sí que estaba poniéndome de nervios, él nunca se expresaba demasiado.
Parpadeé volviendo a la realidad.
—Sí, lo siento — me apresuré a seguirlo hasta la puerta trasera para entrar a casa.
Cinco abrió con delicadeza la puerta y la sostuvo hasta que yo entrara para volvera a cerrar sin hacer mucho ruido. Me mantuve al márgen mientras él iba a la delantera, observando con atención los alrededores solitarios iluminados por pocas luces, ya que no había nadie como para necesitar la luz.
Sabía todo este tema a medias y eso me disgustaba un poco —más de lo que debería, de hecho—. Sabía que Cinco había escapado para traerme de vuelta en contra de las órdenes de Reginald y, además, había una alta probabilidad de que ni siquiera sabía que estaba aquí. Y la razón de su actuar en solitario seguía sin estar lo suficientemente claro para mí.
—Cinco... ¿Qué pretendes hacer? Tu silencio me está jodiendo demasiado.
—Y tus preguntas también a mí asi que estamos a mano — volteó brevemente para sonreírme sarcásticamente en mi cara.
—¿Te crees que estoy de humor para tus chistes? ¡Literalmente acabas de raptarme!
—Maldición, baja la voz — sentenció, molesto —. ¿Quieres explicaciones? Bien, te las daré, pero debes esperarme un minuto en algún lugar donde nadie pueda ver que estás aquí, al menos no ahora. Después regresaré y te lo explicaré todo. Si es que tenemos suerte de que nada se estropeé antes.
Lo último lo dijo en voz baja pero no quise preguntar al respecto porque las veces que se lo pregunté, me ha mandado al carajo. Así que sabiamente elegí no desperdiciar más saliva en vano y pregunté otra cosa:
—¿Y dónde piensas esconderme?
—En mi habitación, es el lugar más seguro teniendo en cuenta que nadie se atrevería a meterse ahí y... ¡Mierda! — por la forma en que se devolvió abruptamente mientras estaba distraída y prácticamente me acorraló detrás de una pared, supe que debía ser grave.
Mi espalda estaba pegada a la pared mientras que su cuerpo estaba tan pegado al mío y a la vez tan rígido. Supe de inmediato que estaba escondiéndonos a ambos por la forma en que miraba atentamente al sitio de donde provino el ruido, pero tampoco podía decir que no me sorprendió la forma en que había hecho las cosas. Por otro lado intenté pasar por alto el hecho de tener una mano suya en mi cintura con la que me empujó para esconderme a tiempo... Pero todo se sentía tan confuso como raro.
Lo que sí sabía era que me puse a la defensiva y atenta de los alrededores. No tenía idea de por qué pero su tensión era contagiable.
—¿Qué está pasan..? — no terminé de hablar cuando él ya me había tapado la boca con una mano. Le puse mala cara.
—Silencio.
Entonces, los ruidos que no pude ver se intesificaron: pisadas y murmullos. Pero no de una persona, sino de varias.
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The Hargreeves
FanfictionUna academia. Una familia disfuncional. Seis raritos con superpoderes. Heroes de la ciudadania. ¿Que podria salir mal con una vida tan perfectamente falsa como la de ellos? Ah, si. Ese nuevo integrante a la academia que por meras coincidencias acab...