CAPÍTULO 6

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Fuí muy duro al hablar con ella, un completo idiota la herí lo sé, pero es algo necesario no puedo alterar mis planes, la verdad, nunca debí llegar más con ella pero la cuestión es que cuando la tengo cerca lo único que deseó es poseerla hacerla mía, no sé porqué?, nunca me había obsesionado tanto con una mujer y eso que he tenido muchas a mis pies, de todos modos mi ambición es mas fuerte que mi deseó por ella así que debo ser directo.

Estaba esperando a que bajara para irnos a la empresa debíamos envíar una carga en unos días y debemos tener todos preparados, después de unos minutos bajó, no me dió una mirada solamente subió al coche y giró su rostro hacía la ventanilla, partimos hacia nuestro destino una vez llegamos nos dirigimos directamente hasta la oficina de Bruno, ya nos estaba esperando para la reunión.

- Hola buenos días? - dijo Bruno una vez que entramos estaba sentado en el escritorio.
- Buenos días - dijimos al mismo tiempo acercándonos para tomar asiento.
- Ella es Amaia Montez es mi asistente personal está al tanto del todo así que puedes hablar con libertad. - dije mirándolo fijamente.
- Es de confianza? No queremos llevarnos una sorpresa. - preguntó y entiendo su punto.
- Sí, confío en ella así que tú también puedes hacerlo. - aseguré.
- Esta bien entonces comencémos.- y así fue, empezamos la reunión y acordamos todos los puntos a tomar, las precauciones todo salió a la perfección nada más que hubo un pequeño detalle.

- Él es Maldonado trabaja con los Mendoza, pero a estado frecuentando nuestro territorio queriendo sacar información según él esta de incógnito, aunque no duró mucho en que se dieran cuenta quien era necesitamos una carnada para atraerlo dónde podamos tener pleno control sobre él, sería bueno sacarle información de todos modos querían hacer lo mismo, hay que voltear las cosas.
- Y que podría hacerlo bajar la guardía? Tus hombres han estado vigilandolo así que ya debes de tener algo en mente o me equivoco? - pregunté ansioso por saber que es lo que tenía en mente.
- Bueno no es tan difícil tiene cierta debilidad por las mujeres. - respondió, ya me imaginaba eso.
- Y quién no las tiene más cuando tienes una mujer hermosa al lado. - dije voltee a ver a Amaia pero ella simplemente estaba escuchando en silencio, más bien parecía distraída no me gustaba verla así, pero no podía evitarlo - Puedo buscar a la chica no tendría problema conozco a varias que estarian dispuesta a estar con él sin ningúna queja solo es cuestión de dinero.
- Pues si va hacer más difícil de lo que crees porque el imbécil tiene un gusto especial por las mujeres, no le gustan las mujeres libertinas sino las decentes, entiendes? - fruncí el ceño nunca me hubiera imaginado que tuviera esos gustos.
- No es algo normal menos en el ambiente en que nos movemos, sí que será difícil ya que las chicas que conozco son todo menos inocentes. - dije riendo y pensando en una solución.
- Amaia cuánto tiempo tienes trabajando para Angelo? - preguntó Bruno y lo miré confundido.
- Poco más de dos meses. - respondió Amaia.
- Tú eres universitaria, verdad?
- Sí.
- Y cómo fue que Llegastes a trabajar con Angelo? Una chica decente como tú en un ambiente tan dañino como este, no entiendo - dijo y entendí inmediatamente lo que quería saber.
- Bueno lo que pasá es que necesitaba el trabajo por unas cuentas que debo pagar, primeramente pregunté en la empresa del señor Alexander Ivanov ya que realice mis pasantía ahí, pero no había plaza entonces me consiguieron una cita con el señor Angelo y me contrató, fue después que me enteré de lo demás. - respondió tan tranquila sin imaginar lo que pasaba por la mente de Bruno.
- Entiendo. - dijo con una sonrisa en los labios.
- No, es mejor que te quites esa idea de la mente, no lo hará. - sentencie.
- Ella trabaja para nosotros ahora y puede ser de ayuda, además es algo que nos conviene está al alcance de la mano solo necesita instrucciones.
- No voy a ponerla en peligro buscá a otra. - dije mirándolo de mala manera.
- Pasa algo conmigo? - preguntó Amaia algo confundida.
- Acaso tienes una relación con ella? - preguntó Bruno y ella volteó a verme.
- No, claro que no solo es mi asistente. - dije y sé que le dolieron mis palabras ya que desvío la mirada.
- Entonces es simple, mírame Amaia - dijo Bruno y ella lo miró fijamente - Este hombre pertenece a otra organización - dijo mostrándole una foto - Y queremos que tú lo atraigas hasta el lugar que te indicaremos.
- Yo, pero no sabría que hacer? No creó ser la mejor opción para éso, me pondría muy nerviosa, no quiero hacerlo. - dijo la miré y estaba angustiada.
- Eres la mejor opción a este tipo le gustan las chicas de tu tipo, inocente e ingenua. Solo debes dejar que te coquetee, él intentará algo más y tú se lo permitirás, eres parte de la organización ahora y a veces se hacen sacrificios.
- No soy una prostituta, no, me niego, no lo haré. - dijo un poco alterada.
- Angelo? - Bruno me miró y supe lo que quería.
- Amaia sabes que no puedes negarte, verdad? - No quería hacer esto, pero no quiero que crean que tengo alguna preferencia por ella.
- Lo sé, pero por favor no me obliges hacer esto, por favor. - suplicó mirándome fijamente.
- Es una orden, vamos a enseñarte todo lo que debes hacer y a dónde tienes que llevarlo, así que, espero que lo hagas bien no aceptaré fallas. - dije y ella solo asintió.

En la semana el ambiente fue algo tensó, Amaia no se miraba muy bien, parecía como si no hubiera descansado bien se miraba pálida y cansada, no podía seguir así, sino a este pasó todo los planes se irían por el caño.

Cuánto no más llegó entró directamente a la oficina aún con todo se miraba hermosa no podía negarlo quería volver a tenerla en mis brazos, pero complicaría más las cosas.

- Amaia debemos hablar. - dije en tono frío.
- Dígame señor Angelo? - preguntó sin mucho ánimo.
- Te has visto a un espejo en estos días? No te ves nada bien, que te pasa? - pregunté mirándola fijamente.
- Solo es cansancio, no me he sentido bien últimamente es todo.
- Sabes que así todo los planes se pueden venir abajo, no te miras bien, así no llamaras la atención de Maldonado.
- No deseó hacerlo, no quiero que ese hombre me ponga un dedo encima acaso no lo entiendes? Todo esto está mal, me tiene mal no soy una prostituta lo sabes muy bien, me entregué a tí porque me gustas demasiado no porque soy fácil, solo de pensar que tengo que dejar que me toqué...- dejo de hablar y comenzó a llorar, no es que estuviera de acuerdo con todo esto a mi también me hervía la sangre solo de pensarlo pero era algo que no debía importarme tenía planes y no quería cambiarlos, solo que ella derrumbaba mis paredes.
- No dejaré que te toqué - me acerque hasta donde estaba sentada y me puse de cuclillas frente a ella - te lo prometo, cambiaré los planes por tí así que no llores más. - dije acariciando su mejilla.
- Gracias - dijo, se acercó hasta mí, me abrazó y yo correspondí abrazándola con fuerza la verdad no quería soltarla....

Mascara Rota (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora