Capítulo 35

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Me levanté temprano como todos los días, me gustaba ayudar a la enfermera a limpiar a Angelo era muy amable que se tomó el tiempo de enseñarme como debía hacerlo, hasta ya me sentía toda una profesional. Después me dispuse a tomar una ducha la cual era bastante gratificante sentía mis energías renovarse, me vestí con un vestido de algodón holgado color negro con un largo hasta mis rodillas y unas zapatillas bajas del mismo color me hacía sentir cómoda, Andrew como todos los dias se encargaba de mi desayuno, a las 7 en punto estaba listo algo que agradecía mucho ya que con el embarazo mi apetito iba en aumento.

Estaba sentada en el sofá de la habitación leyendo un libro uno de mis favoritos Orgullo y prejuicio de Jane Austen, eran las 9 de la mañana y la lectura me ayudaba mucho a pasar el tiempo.

- Hola, buenos días. - escuché la voz de Isabel lo que me hizo despegar la vista de mi libro para posarla en ella, sonreí.
- Hola, buenos días. Cómo estás? - saludé haciéndole una seña con la mano para que se acercará.
- Bien, vine a hacerte un poco de compañía esperó no te moleste. - dijo sentándose a mi lado en el sofá.
- Claro que no, me encanta tu compañía. - dije para colocar el libro en la cómoda de al lado.
- Como sigue Angelo? Que dicen los doctores? - preguntó dándole una mirada.
- Está bien, solo están esperando que despierte según los doctores es algo normal así que, no debemos preocuparnos. - contesté tranquila.
- Esperó sea pronto, no me gusta verlo así. Él es tan comunicativo, algo descarado, pero eso lo hace especial. Recuerdo cuando lo conocí fue en la boda de uno de los amigos de Alexander, es tan guapo que las mujeres babeaban por él, y él todo coqueto realmente pensé que nunca sentaría cabeza. - habló con una voz alegré recordando ese momento.
- En realidad yo jamás pensé que Angelo se casaría conmigo ya que nuestra relación no empezó de la manera correcta, es más ni siquiera teníamos una relación solo era una aventura, bueno así lo miraba él porque para mí fue distinto. La primera vez que conocí a Angelo tenía 16 y fue por una equivocacion, él iba a visitar a un amigo y se confundió de cuarto a partir de ahí se convirtió en alguien especial para mí, fue como amor a primera vista y eso que ni su nombre supe en ese momento. - dije recordando el momento exacto en que me enamore de él.
- Angelo tuvo mucha suerte de que sus caminos se cruzarán, porque se nota todo el amor que sientes por él. Lo mismo me sucedió a mí con Alexander, pero dilate un poco más en descubrirlo ya que jamás había sentido un amor así. - la miré un poco confundida - Te contaré un poco mi historia para que entiendas, antes de conocer a Alexander trabajé en un night club donde era bailarina, pero además de eso me prostituía, no por gusto propio sino porqué el hombre que creí era mi padre me obligaba, me tenía amenazada y yo le temía mucho. Por causa del destinó conocí a Alexander en una despedida de soltero que hubo en el club, se interesó tanto en mí que me ayudó a salir de ese lugar y ahora tengo la mejor vida a su lado.
- Nunca hubiera imaginado que tú vida pudiera haber sido difícil, siento mucho lo que te pasó. Créeme que si yo te hubiera conocido en esas circunstancias tambien hubiera hecho hasta lo imposible por ayudarte. - hablé sinceramente, soy una persona que no me gustan las injusticias, tomé su mano y le dí un suave apretón.
- Lo sé, después de eso hubo un tipo que se dió cuenta de mi pasado y quizo chantajearme, pero tú esposo me ayudó en ese asunto y no tuve que preocuparme más por él.
- Sí, Angelo me contó algo de eso y sé cómo es su actuar. Con decirte que le quebró la mano a un idiota que se atrevió a besarme a la fuerza y también quería matar al amigo que nos encontramos en el hotel, recuerdas? Según Angelo porque me estaba manoseando, es muy posesivo. - dije riendo.
- Eres mía. - abrí grande mis ojos por la sorpresa de escuchar su voz, giré mi cabeza y mis ojos se encontraron con los suyos - Y nadie toca lo que es mío. - hablaba con dificultad, su voz se escuchaba garrasposa.
- Mi amor. - sonreí, mis ojos se llenaron de lágrimas, me levanté del sofá emocionada acercándome hasta él dándole un fuerte abrazo.
- Auch!! - se quejó y me separé de él.
- Perdón, lo siento no quería lastimarte. - dije entre lágrimas sintiéndome feliz, intentó tocar mi rostro con una de sus manos, pero no pudo subirla así que, la tomé con mis manos colocando mi rostro en ella.
- Angelo, gracias a Dios. Llamaré al doctor. - dijo Isabel para salir de la habitación.
- Estás bien. - se le dificultaba hablar.
- No hables mucho, espera que venga el doctor, si? Estoy tan feliz de que hayas vuelto a mí. - dije dándole un besó en la palma de su mano.

En éso entró el doctor Solís junto a una enfermera, me hice a un lado para darles espacio. La enfermera vacío agua de una botella en un vaso y se acercó a Angelo para que la tomará, mientras tanto el doctor hacía el chequeo bastaron unos pocos minutos para que terminara.

- Dime Angelo, cómo te sientes? - preguntó el doctor.
- Me siento un poco aturdido, me duele un poco la garganta y el cuerpo. - contestó un poco lento, su voz se escuchaba ronca.
- Es normal después de pasar varios días dormido y sin movimiento, pero poco a poco volverás a la normalidad. Harás un poco de terapia física con ayuda de la enfermera eso hará que tengas fuerza nuevamente en tus extremidades, la garganta ya se te pasará por eso bebiste agua, al estar tanto tiempo dormido no ingeristes líquido lo que secó tu garganta, de ahí todo está bien, vendré a verte mas tarde está bien.
- Está bien, doc. - contestó Angelo y se retiraron quedándonos solos nuevamente. En éso entró Isabel.

- Oh, Angelo que bueno que despertaste, no sabes cuánto nos preocupastes. - dijo Isabel acercándose para darle un suave abrazó.
- No debieron, unas cuantas balas no acabarían conmigo. Acáso no sabes aún quien soy? - dijo sonriendo, cómo me hacía falta ésa sonrisa.
- Y ahí está el Angelo que conozco. Ya llamé a la familia, no tardarán en llegar así que, prepárate. - Asintió, volvió a verme con esos hermosos ojos que tanto extrañaba ver, mi dicha era tan grande, tan inmensa que no cabía en mí.
- Ven, acércate quiero sentirte cerca de mí. - no tuvo que decir nada más, me acerque recostandome a su lado dejando toda angustia y temor atrás, lo había recuperado y éso era todo lo que necesitaba mi corazón para tener nuevamente paz....

Mascara Rota (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora