CAPÍTULO 34

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Unos minutos después llegó Bruno junto a Víctor queriendo saber si había alguna novedad a lo que recibió una negativa.

- Queríamos venir en cuanto nos enteramos, pero teníamos que embarcar un cargamento que ya estaba listo y no podíamos retrasarlo por eso es que, hasta este momento tuvimos tiempo. - dijo justificandose y claro que lo entendía era algo que estaba fuera de su control.
- Sí, el señor Angelo nos dejó órdenes antes de irse. - habló Victor.
- Madre porque no vas con la señora Paola a comer algo en la cafetería, no es bueno que pasen hambre. - pidió Alexander a Juliette.
- Tienes razón, ya volvemos. - y aunque mi tía estaba renuente a irse, le hice un asentimiento para que se fuera tranquila, sabía perfectamente de lo que se iba a hablar y no debía estar aquí.

En cuanto se fueron Alexander llamó a Tyler, Saenz y Andrew, los cuales aparecieron minutos después.
- Cierra la puerta - ordenó. Su voz era severa, Andrew acató la orden - De los tres ustedes Andrew es el único competente, me lo demostró al proteger a Amaia con su propio cuerpo y por eso será compensado. Tyler, Que pasó en el club? Pudistes encargarte de la policía? - preguntó Alexander su voz era autoritaria, era obvio que él estaba a cargo en ausencia de Angelo.
- Sí señor, todo quedó resuelto le dije a la policía que debían poner que fue una explosión a causa de una fuga de gas en el reporte, no tendremos problema.
- Ahora dime, cómo fue que pudieron pasar la seguridad del club y atreverse a poner una bomba? - su tono de voz era duró.
- Fue un descuidó de mi parte al confiar en el personal, Roberto llevó la caja hasta la oficina diciendo que venía de parte del señor Bruno pensé que eran las muestras de vino que el señor Angelo mandó a pedir, además la caja llevaba el logo de la empresa.
- Entonces es culpa de Bruno?
- No, señor. Es mi responsabilidad y asumiré las consecuencias.
- Entiendes que pusistes en peligro a Amaia y su bebé. - su mirada era fría.
- Sí, señor. Me disculpó le aseguró que no volverá a suceder.
- Eso espero, tienes suerte que ella está bien porque sabes las consecuencias por ese error, eres de confianza y uno de nuestros mejores hombres, sabes lo que debes hacer para enmendarlo. - no fue una pregunta sino una orden directa.
- Sí, señor. - dijo Tyler para salir de la habitación, no tenía claro que era lo que debía hacer, pero tampoco me animé a preguntar así que, solo me dediqué a escuchar.
- Saenz, eras el encargado de la seguridad de Angelo. Cómo diablos terminó en esta situación? - Alexander alzó la voz furioso, algo que me hizo estremecer.
- Fue un descuidó señor, pensamos que teníamos sometido a Maldonado, pero en un rápido movimiento sacó una pistola de su tobillo algo que nos tomó por sorpresa y reaccionamos tarde.
- Hoy a todos se les antojó ser descuidados. - lanzó un risa irónica - Así es como hacen su trabajo?
- Fue mi culpa, aceptó toda la responsabilidad. - Saenz habló tan seguro, sin titubeó en su voz.
- Que castigo deberías recibir? Dime qué debo hacer contigo? - preguntó Alexander molestó.
- Alexander por favor, sé que estás molesto y quieres buscar un culpable, pero el único culpable ya está muerto además estoy segura que de haber tenido oportunidad Saenz hubiera protegido a Angelo aunque le costará su vida. - decidí intervenir porque sé que pueden ser cruel cuando están molestó.
- Sé que es así, pero no puedo dejar pasar un descuidó de esta magnitud ya que por éso Angelo está entre la vida y la muerte. - respondió mirándome fijamente, su semblante era serío, pero eso no me detuvo.
- Dije que no, no dejaré que le hagas nada a Saenz. - lo desafíe algo que no le gustó, por supuesto.
- Acáso estás desafiando mi autoridad? Yo estoy al mandó, no puedes intervenir en este asunto.
- Sí puedo, soy la esposa de Angelo y también manejo el negoció, no deseó pelear contigo somos familia por eso es mi deber decirte cuando estás actuando mal. - hablé tranquilamente - Pero sí no quieres verlo entonces sí, tendremos un problema. - estaba algo nerviosa porque sabía que podría tener muchos problemas por lo que estaba haciendo, pero aún así opté por arriesgarme.
- Eres una mujer decidía, determinada y éso me gusta. - dijo con una sonrisa de medio lado - Jamás me pondría en tu contra, haré lo que me pides. Pueden retirarse - miró a Saenz y Andrew, estos salieron de la habitación.
- Gracias, Alexander. - me miró y Asintió con la cabeza, era bueno saber que él tambien me consideraba haciéndome saber que aunque Angelo no estuviera mi opinión valía para él...

Está era la noche más oscura de mi vida, cada hora, cada minuto y cada segundo era tan tortuoso y angustiante que hacía a mi corazón doler, el miedo abarcaba cada parte de mi ser podía comprobarlo solo con ver el temblor de mis manos y el latido desbocado de mi corazón, el insomnio se hizo presente, no tenía calma, ni paz, menos cuando mi mente sabía de la posibilidad de que alguien atravesara la puerta informando de su partida; Y eso era lo que más me estaba matando, la maldita incertidumbre y por más que quería que las manecillas del reloj avanzaran a la velocidad de la luz y amaneciera de una vez por todas trayendo consigo buenas noticias, pasaba todo lo contrario y era tan lento qué se sentía como una eternidad.
No pude dormir bien ya que tenía miedo de que si cerraba los ojos él se iría de mi lado y no podía ni siquiera imaginarlo, al día siguiente todos estaban aún en la habitación mal dormidos, cansados y a la expectativa. El doctor Solís había llamado a Alexander para que se reunieran en unos de los consultorios y aquí estábamos esperando por las noticias, mi corazón latía frenético y lo único que le pedía a Dios era que todo estuviera bien con Angelo.

Después de tanto esperar un tiempo que fue eterno para mí, Alexander llegó a la habitación con la cara más sonriente que podía tener pues el doctor le había informado que Angelo había presentado una mejoría en su estado así que, tenían más esperanzas de que mejorará; esperanza que resultó un gran alivio para todos nosotros.

Angelo estuvo en cuidados intensivo por tres días más, cada día mejoraba un poco  por lo que los doctores tomaron la decisión de trasladarlo a una habitación ya que se estaba recuperando satisfactoriamente, solo estaban esperando que reaccionará. Alexander siempre estaba al pendiente de todo, hizo que pusieran otra camilla en la habitación ya que no quería apartarme de él por nada del mundo, por éso tomó esa decisión para que estuviera cómoda cosa a la que no pude objetar ya que Alexander me dejó claro que esa era la única forma de que me dejara quedar junto a Angelo y bueno era por mi bien por eso no me negué.

Prácticamente vivía aquí en el hospital tenía años de no estar tanto tiempo en un hospital es más, los evitaba y ahora ni siquiera pienso en salir de aquí, no mientras Angelo este aquí. Juliette, Isabel y mi tía vivían pendiente de todo lo que necesitaba, traían cambios de ropa, productos de higiene, mantas y todo lo que se les ocurría y pudiera necesitar. Venían todos los días al igual que el señor Miguel y Máximo se pasaban la mayor parte de la tarde con nosotros, era increíble ver la unión que teníamos; creó que Angelo era el que mayor visita recibía. Alexander llegaba casi a las 6 de la noche, se quedaba un buen tiempo participando de las pláticas, pláticas donde me han contado muchas historias de Angelo cuando era pequeño, después de éso todos se iban a descansar quedándome solamente yo junto a él....

Mascara Rota (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora