CAPÍTULO 25

23 3 2
                                    

Angelo

Desperté temprano al día siguiente por una llamada que me hizo Bruno, llamada que no me dejó más opción de comunicarme con Alexander para que nos reuniéramos antes de que fuéramos a nuestro paseó en yate. Me duche y me aliste de manera casual no estaba acostumbrado a vestir así, pero estábamos en la playa me coloqué unos pantalones playeros crema, camisa guayabera blanca y tenis blancos, peine y rocíe perfume, tomé mi billetera y celular para salir de la habitación.

Estaba en el restaurante del hotel esperando a mi primo, luego de unos minutos llegó y tomó asiento.

- Que pasó? Porqué la urgencia de reunirnos? - le hizo señal al mesero - un café por favor - dijo y volvió su atención a mí.
- Bruno me llamó tenemos un problema, los Mendoza llamaron a Bruno para advertirle que Maldonado se les salió de las manos y que ya no pertenece a su organización así que debemos tener cuidado. - dije dándole un sorbo a mi taza de café, el mesero trajo el café dejándolo en la mesa para luego retirarse.
- Porque dejastes ese cabo suelto? Tú nunca has sido descuidado. - y tiene razón siempre me gusta ponerle fin a lo que me estorba.
- Tenía muchas cosas en la cabeza y lo que menos quería era una guerra con los Mendoza así que preferí llegar a un acuerdo, ya iba a casarme con Amaia así que no podía pensar solo en mí.
- Tienes razón, Que vamos a hacer? - preguntó elevando una ceja.
- Ya redoble la seguridad a la familia, y mi gente está localizandolo es cuestión de tiempo solo debemos ser cuidadosos, aunque hay otra cuestión?
- Que? - dijo soltando un suspiro.
- Atacó uno de las bodegas, mató a dos hombres y le prendió fuego, la policía llegó y está investigando.
- Mierda!!! - exclamó molestó, lo entendía yo estaba igual o incluso peor - pueden jodernos? Había algo en la bodega que pudiera comprometernos?.
- No, todo estaba vacío, la carga salió hace días atrás pero el terreno está a mi nombre así que seguramente me buscarán y puede que a la familia también, llamé a Tyler y me dijo que llegaron al club a buscarme como no me encontraron según ellos aprovecharon para hacerle preguntas a los empleados, sabes que desde hace años han querido encontrar algo en mi contra para encarcelarme.
- Bueno por el momento es algo de rutina pero debemos estar atentos, llamaré al abogado para que se haga cargo será lo mejor. - dijo tomando su teléfono para marcar, habló con el abogado explicando lo sucedido y colgó - Listo, vamos a esperar Luis nos mantendrá informado para saber a que debemos atenernos. - asentí.
- Llamé a mi padre para que estuviera al tanto, él le avisará a mi tío.
- Debes hablar con Amaia - negué con la cabeza - hasta donde tengo entendido sabe del negocio además de ser tu esposa trabaja en el club así que la citaran debe estar al tanto lo sabes.
- Sé que puede ser una posibilidad, pero no quiero que se preocupe o se alteré por ésto.
- Entiendo, aunque podría ser peor si la toman por sorpresa, no creés? - solté un suspiro porque sé que tiene razón en lo que dice.
- Está bien, lo haré. Solo que lo haré cuando volvamos, no quiero arruinar las vacaciones. - dije decidido, me sentía tan furioso y frustrado ese hijo de puta de Maldonado quiere joderme la vida pero en cuanto lo encuentre acabaré con él sin dudarlo.
- Vamos, Isabel me mandó un mensaje diciendo que ya están bajando. - asentí y pedí la cuenta, una vez pagué salimos del restaurante en dirección al lobby.

Estábamos llegando cuando me detuve en seco ya que lo que estaban viendo mis ojos no era de mi agrado. Amaia estaba conversando feliz con un idiota que tenía sus manos en su cintura y ella estaba tan tranquila, estaba vestida en su traje de baño negro se miraba tan hermosa, de repente miré como empezó a acariciar su brazo y no hacía absolutamente nada para detenerlo o apartarse de él, no, ella estaba tan sonriente a su lado, quería matarlo por atreverse a tocar a mi esposa, Quien se creía ese imbécil? Estaba furioso por todo lo que estaba pasando y ésto colmó mi paciencia intente caminar para acercarme, pero Alexander me tomó del brazo deteniendome.

- Que haces? Suéltame. - advertí dándole una mala mirada.
- Cálmate, estás enojado y harás una tontería. - me reto con la mirada.
- Tontería!! No ves como ese imbécil está manoseando a mi mujer. - dije lo obvio.
- No actúes impulsivamente, los celos no son buenos consejeros, además en esto momentos lo que menos necesitamos es otro problema. - reí irónico en eso miré como Amaia se despidió de él con un efusivo abrazo y se fué, nos quedamos ahí esperando hasta que ambas llegaron a nuestro lado, estaba enojado, muy molestó y ni siquiera podía disimular es más no quería....

Amaia

Llegamos hasta donde estaban nuestros maridos, iba con mi traje de baño ya lista para ir a nuestro paseó en yate Isabel pasó por mí para bajar juntas ya que Angelo no estaba en la habitación cuando desperté y según me dijo Isabel, Alexander y Angelo estaban juntos y eso se me hizo extraño seguro algo ocurría porqué íbamos a reunirnos de todos modos pero ellos decidieron hacerlo sin nosotras eso quiere decir que algo pasaba y no debe ser nada bueno, miré a Angelo y se miraba molestó.

- Buenos días. - saludé y me acerque para darle un besó en los labios pero apartó su rostro así que terminé dandoselo en la mejilla - Pasó algo? - pregunté confundida, será que hice algo que lo molestó.
- Buenos días. - contestó Alexander y yo le sonreí, Isabel se acercó a él y lo saludó con un besó.
- Quien es ese imbécil con el que estabas? - preguntó alzando un poco la voz con el ceño fruncido.
- Angelo!! - pronunció Alexander.
- Que? Solo es una pregunta. - dijo a la defensiva viendo a Alexander y luego puso su mirada en mí.
- Es un amigo. - respondí con cautela.
- Un amigo, y eso le da el derecho de manosearte como le diera gana. - dijo sorprendiendome.
- No me estaba manoseando, de que hablas? - lo miré confundida.
- Entonces que mierda fue lo que ví. - habló furioso.
- Cálmate, solo nos estábamos saludando tenía varios años sin verlo, me lo encontré aquí y eso fue todo.
- Saludando, ese imbécil estaba agarrandote de la cintura y luego estaba acariciando tu brazo, creés que no ví y tú tranquila lo dejastes.
- Amor estás haciendo una tempestad en un vaso de agua. - dije tratando de que se relajara. Negó con la cabeza  y comenzó a caminar hacia la entrada dejándome ahí.
- Vamos. - dijo Alexander sacándome de mi trance - No le hagas caso ya se le pasará. - dijo pero sabía que no sería así cuando Angelo se enojaba era difícil contentarlo. Camine junto con Alexander e Isabel, en la entrada ya estaban los coches que nos iban a llevar al puerto. Me despedí de ellos para subir al coche con Angelo que ya se encontraba dentro esperando...

Mascara Rota (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora