Capítulo 1

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La ciudad de México brillaba como una joya bajo el manto oscuro de la noche. Luces titilantes marcaban el horizonte, y las estrellas, pocas pero brillantes, salpicaban el cielo despejado. En lo alto de uno de los edificios más imponentes, una fiesta de lujo se desarrollaba con elegancia y esplendor. La música suave se mezclaba con el murmullo de conversaciones, risas y brindis, creando un ambiente sofisticado y cosmopolita.

Sergio vestido impecablemente con un traje negro de corte moderno, estaba en un balcón alejado de la multitud. Su figura, erguida y segura, contrastaba con la suave brisa nocturna que acariciaba su rostro. Miraba hacía la vasta extensión de la ciudad, pero su mente estaba a miles de kilómetros de allí, en un lugar donde su corazón ansiaba estar, al lado de Max, su adorado esposo.

-Es bueno estar de vuelta aquí, en mi país, mi hogar... pero, ¿De qué sirve estar en casa si no estás Max aquí conmigo? -dijo en un profundo suspiró, mientras observaba la ciudad.

El viento nocturno susurraba entre las hojas de las plantas decorativas del balcón, como si le respondiera con un eco lejano. A pesar de estar rodeado de lujo y compañía, Sergio se sentía incompleto. Era reconfortante estar en su país, hablar español con facilidad, escuchar los acentos familiares y sentir el calor de su tierra, pero todo eso no lograba llenar el vacío que sentía en su corazón.

Su teléfono vibró en su bolsillo. Lo sacó con un gesto rápido, esperando ansiosamente ver el nombre de Max en la pantalla, pero era solo un mensaje de uno de sus patrocinadores, recordándole su agenda para el día siguiente. Soltó un suspiró profundo y guardó el teléfono de nuevo.

A su espalda, la fiesta seguía en pleno apogeo. Risas y conversaciones llenaban el espacio, pero Sergio apenas las escuchaba. La verdad era que él estaba ahí solo por compromiso, una obligación para con sus patrocinadores. Había cumplido con sus deberes sociales, había sonreído, estrechado manos, intercambiado algunas palabras amables, pero su mente había estado en otro lugar todo el tiempo, en otro corazón.

Cerró los ojos por un momento, recordando la última vez que había visto a Max. Fue hace solo una semana, pero para él, cada día sin Max era una eternidad. Recordó sus ojos azules, la forma en que su mirada lo envolvía, la fuerza y ternura de sus abrazos, y el suave roce de sus labios que siempre parecía encender un fuego en su interior.

-Te extraño, Maxie... Cada día, cada segundo. No puedo esperar para volver a casa... -susurró con una sonrisa.

La relación entre ellos nunca había sido tan fuerte como ahora. Habían pasado por momentos difíciles, momentos que casi los habían roto, pero de esos mismos desafíos habían surgido más fuertes, más unidos. Ahora, ambos estaban en la cima de sus carreras; Max como campeón, y Sergio como subcampeón, por tres años consecutivos. Juntos, habían llevado a Red Bull a la gloria, dominando el campeonato de pilotos y constructores.

Pero más allá de los trofeos y títulos, lo que realmente importaba para Sergio era el amor que compartían. Un amor que había resistido la prueba del tiempo, de las distancias, de los obstáculos.

El sonido de la puerta del balcón al abrirse lo sacó de sus pensamientos. Uno de los asistentes de la fiesta, una joven elegante con una sonrisa cortés, se acercó.

-Señor Pérez, están a punto de comenzar los discursos. Los patrocinadores estarían encantados si usted pudiera unirse a nosotros -exclamó.

Sergio asintió amablemente, componiéndose. No importaba cuánto deseaba estar con Max en ese momento, tenía responsabilidades que cumplir.

-Por supuesto, estaré ahí en un momento. -contestó con una sonrisa ligera.

La asistente inclinó la cabeza y se retiró, dejando a Sergio solo nuevamente en el balcón. Volvió a mirar la ciudad una última vez, permitiéndose un último suspiró antes de regresar a la realidad.

Patitos (Chestappen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora