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Jimin abrió los ojos de golpe, su respiración entrecortada y el pecho subiendo y bajando rápidamente. Miró a su alrededor, tratando de orientarse: estaba en su habitación, a salvo. Suspiró aliviado, pasándose una mano por el rostro para despejar los restos de sudor frío. Todo había sido una horrible pesadilla. 

Se sentó al borde de la cama, intentando calmar el ritmo frenético de su corazón, pero la sensación persistía, como si algo viscoso todavía recorriera su piel. No podía quitárselo de la cabeza. 

Con un movimiento lento, se levantó y caminó hacia el baño. El sonido del agua corriendo le resultó reconfortante, y pronto el vapor llenó el espacio reducido. Se quitó la ropa con prisa, ansioso por deshacerse de aquella sensación pegajosa e incómoda que lo perseguía incluso despierto. 

Cuando cerró los ojos bajo la ducha, lo sintió de nuevo: esa textura áspera y viscosa, como si los tentáculos del pulpo todavía estuvieran aferrándose a su cuerpo. Se estremeció, restregando su piel con fuerza mientras el agua caliente caía sobre él. Pero por más que lo intentaba, aquella sensación no desaparecía. 

—Solo fue un sueño. —murmuró para sí mismo, intentando convencerse.

Pero en el fondo, algo no estaba del todo bien. ¿Por qué parecía tan real? ¿Y por qué aún sentía que no estaba solo?

Jimin apagó el agua y se quedó un momento inmóvil, con los ojos cerrados, intentando regular su respiración. El silencio del baño solo acentuaba la sensación de inquietud. Salió de la ducha y tomó una toalla, pero, al secarse, sus dedos se detuvieron al notar algo extraño en su antebrazo: una línea rojiza, casi imperceptible, que serpenteaba por su piel. 

Se acercó al espejo empañado y lo limpió con la mano. Su reflejo lo observaba con ojos cansados, pero aquella marca en su brazo no parecía producto de su imaginación. La tocó con cuidado; no dolía, pero al recorrerla con los dedos, sintió una textura ligeramente rugosa, como si algo hubiese quedado impregnado en su piel. 

Un escalofrío recorrió su espalda.

—Es imposible. —murmuró, negando con la cabeza.

Pero en ese momento, un sonido proveniente de la habitación lo hizo congelarse. Un golpe seco, como si algo pesado hubiera caído al suelo. 

Jimin agarró la toalla con fuerza, cubriéndose a medias mientras salía del baño. Miró alrededor, pero todo parecía estar en su lugar. Excepto por un detalle. 

Sobre el escritorio, donde la noche anterior solo había dejado su cuaderno, ahora había una mancha oscura, como si algo húmedo y viscoso hubiese goteado sobre la madera. Se acercó lentamente, su corazón latiendo con fuerza. La mancha tenía una forma extraña, como si un tentáculo invisible hubiese rozado la superficie. 

The Sea Creature [Y.M] [PRÓXIMAMENTE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora