The Sea Creature [Y.M] [PRÓXIMAMENTE]

36

Jimin permanecía dormido, respirando profundamente, ajeno a lo que acababa de suceder. Su rostro parecía tranquilo por primera vez en días, como si aquel extraño aroma lo hubiera liberado de su tormento. Yoongi observó su vientre, ahora sin las marcas que antes lo habían inquietado.

Con cuidado, se levantó y llevó los restos de la criatura al baño. Allí, bajo el agua del grifo, lavó sus manos manchadas de un líquido oscuro y pegajoso. Observó cómo aquel líquido se deslizaba por el desagüe, llevándose consigo cualquier evidencia de lo ocurrido.

Regresó a la habitación y se sentó junto a Jimin. Por primera vez, lo vio respirar sin agitación, su rostro relajado. Pero Yoongi sabía que no podía bajar la guardia, esa criatura era solo una manifestación de algo más grande y no iba a permitir que ninguno de sus hijos lastimara otra vez a su amado.

—Tranquilo, amor. —susurró, acariciando el cabello de Jimin. —No dejaré que te pase nada.

Cuando Jimin abrió los ojos de nuevo escuchó un ruido y se asustó, se levantó con cuidado notando qué estaba vestido. Cuando salió y se dirigió a la cocina vio al pálido cocinando, Jimin se acercó y Yoongi al sentir su presencia se giró y le sonrió.

—¿Ya te encuentras mejor? —le pregunto.

—¿Qué haces en mi casa? —habló Jimin.

—Me llamaste en la madrugada aterrado. —le dijo.

—Perdón. —Desvío la mirada.

—Sabes que me importas. —se acercó y lo tomó de ambas mejillas.

—Te casarás. —respondió Jimin.

—Me encantaría que fuera contigo. —le acarició los labios. —pero cuando me deshaga de lo que nos separa seremos felices juntos.

Yoongi se acercó a Jimin y lo beso de manera lenta, el beso fue suave al principio, como si ambos estuvieran probando la realidad de ese momento, la conexión que había quedado suspendida en el aire durante tanto tiempo. Los labios de Yoongi eran cálidos, como si intentara borrar cualquier sombra de duda que aún quedara en la mente de Jimin. Con cada segundo, Jimin sentía que el miedo, la confusión y la angustia se desvanecían, reemplazados por algo mucho más profundo: un deseo de seguridad, de paz, de tener a Yoongi cerca, más cerca que nunca. 

Pero algo en el fondo de su ser seguía doliendo. La sensación de que algo no estaba bien, de que todo esto podría ser un juego del destino, no lo dejaba completamente tranquilo. Separándose ligeramente, Jimin miró a Yoongi, sus ojos reflejaban una mezcla de inseguridad y cariño.