ACLARACIÓN: esta es la versión editada (más info en la primera parte).
Peter Parker, un adolescente de 15 años, no puede creer su suerte el día que el multimillonario Tony Stark, también conocido como Iron Man, se presenta en su casa para ofrecerle...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
✨CAPÍTULO 27: LA LLEGADA DE HARLEY.
Dos días después...
Eran cerca de las 5 de la tarde, Steve y May se encontraban en la cocina de su casa, preparando todo lo necesario para el té.
El olor a café recién hecho penetraba las fosas nasales de May, quien esbozó una pequeña sonrisa, apagó la cafetera y se dirigió a la alacena en busca de unas tazas y platos para verter la bebida caliente.
Steve estaba de pie delante del horno, cocinando unas tostadas en la tostadora que estaba colocada sobre la hornalla, el rubio tenía una mano apoyada en su cintura y con la otra mano sujetaba una pinza gastronómica para dar vuelta las tostadas.
May puso tres juegos de tazas y platos arriba de los individuales que estaban sobre la mesa de comedor, luego caminó hacia uno de los cajones de la mesada para buscar cucharas chiquitas.
Ese día su esposo y ella le estaban poniendo especial empeño a la preparación del té porque querían conseguir que Peter se sumara y lo tomara con ellos ya que, desde que el adolescente se había enterado de la mentira, pasaba el menor tiempo posible con sus padres y eso incluía esquivarlos a la hora del desayuno, almuerzo, merienda y cena.
Peter entraba en la cocina, con un rostro neutro y sin emitir palabra, agarraba una bandeja, sobre esta colocaba su plato, sus cubiertos y su vaso con bebida y luego se marchaba hacia la sala evitando hacer contacto visual con sus padres adoptivos, subía la escalera y se encerraba en su habitación para comer solo.
Después, cuando sabía que sus padres ya habían terminado de comer y no se encontraban en la cocina, Peter salía de su cuarto, bajaba al piso inferior y lavaba la vajilla que había utilizado, para luego volver a encerrarse en su habitación.
Esa era su rutina normal y le sentaba bien, el castaño no tenía problema en estar solo, era preferible puesto que no quería verles la cara a sus mentirosos, molestos, estrictos y pesados padres.
También era una cuestión de orgullo y venganza ya que en su opinión sus papás se habían pasado con los castigos que le habían asignado y se los estaba haciendo saber con una cruel indiferencia que sabía que les dolía y le valía madre.
May sacó una caja de leche de la heladera y la colocó en el centro de la mesa, junto a la azucarera y el bote de café, exclusivamente pensando en Peter porque su hijo solía tomar café con leche o leche chocolatada, nunca café solo puesto que no le gustaba mucho.
May apoyó sus manos en el respaldo de la silla de madera que era para el adolescente y miró con tristeza el lugar que había preparado para que se sentara, la castaña no sabía si ese sitio sería ocupado.
—Espero que esta vez venga.—Musitó May y soltó un suspiro de lamento.
—Vendrá May.—Le aseguró Steve con tranquilidad al tiempo que atrapaba una tostada con la pinza gastronómica y la daba vuelta en la tostadora.—Y sino...—El rubio ladeó la cabeza para mirar a su esposa.—Lo obligaré.—Sentenció con tono autoritario.