ACLARACIÓN: esta es la versión editada (más info en la primera parte).
Peter Parker, un adolescente de 15 años, no puede creer su suerte el día que el multimillonario Tony Stark, también conocido como Iron Man, se presenta en su casa para ofrecerle...
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✨CAPÍTULO 31: NO NECESITO UN NIÑERO.
Uno... dos... tres... los segundos pasaban y Tony seguía con las manos metidas dentro de los bolsillos de su pantalón de traje y con un semblante neutro, sopesando la pregunta que le había hecho Harley, "¿desde cuándo conoces a Peter?".
Dicha pregunta había agarrado desprevenido al magnate, si por él fuera simplemente respondería un "hace unos días" pero conociendo lo curioso que era Harley sabía que no se quedaría conforme con esa pobre respuesta y querría indagar más en el tema.
En ese caso Tony tendría que revelarle detalles importantes como el hecho de que había ido a buscar a Peter a su casa porque lo había visto columpiarse con una tela por delante de la ventana de su Torre, sabía que tenía poderes, quería descubrir que clase de poderes eran y luego quería reclutarlo para que formara parte del equipo de los Vengadores.
Claro, hasta que descubrió que podía ser su hijo biológico y dejó esa loca idea de lado por su seguridad.
Lógicamente Harley no podía saber nada de eso, además no le correspondía a Tony decírselo, sino a Peter en caso de que quisiera hacerlo, en caso de que quisiera contarle a uno de sus mejores amigos que era Spider-Man y que podía ser un Stark.
Más allá de lo que pudiera pensar Harley... Tony no quería hablar de más por la salud mental de Peter, sabía que se pondría incómodo y nervioso si él metía la pata.
De hecho... ya lo notaba así al mocoso, estaba sentado en un taburete a su lado, moviendo el pie en el aire de adelante hacia atrás con más velocidad de la necesaria, señal de desesperación.
Tony sintió un poco de pena por el chico así que siguió pensando que decir, claro, hasta que Harley retomó el habla.
—Me sorprendió verte y me sorprendió aún más que lo abrazaras de esa forma tan cariñosa.—Se sinceró el adolescente rubio, se encogió de hombros y añadió como si nada.—No te ofendas por lo que te voy a decir Tony pero no eres propenso a dar muestras de afecto, eres más bien frío.
Peter se atragantó con la galleta oreo que acababa de llevarse a la boca, tosió para recuperarse, después agarró su vaso de leche chocolatada y bebió grandes sorbos sintiendo las mejillas rojas de la vergüenza.
Tony, por su parte, retiró una de las manos del bolsillo de su pantalón de traje y se aclaró la garganta.
—No me ofendo, tienes razón pero con Peter mi comportamiento es distinto.—Dijo Tony con tranquilidad.
Le apoyó una mano en el hombro a Peter y le dio un ligero apretón, de forma paternal y cariñosa.
—Le tengo mucho aprecio al chico.—Comentó Tony con una gran sonrisa.
Peter se puso aún más nervioso y bebió de forma más rápida la chocolatada hasta terminarse el contenido, luego apoyó el vacío vaso de vidrio arriba de la mesada y se secó los labios con una servilleta.
