—¿Te llevo? —le pregunto Carlos a Charles quien aun lo miraba con un poco de desconfianza.Este paso su peso de un pie a otro buscando respuestas a al que hacía el español por estos lugares y a estas horas. Sus brazos están cruzados en forma de verse serio.
La fría noche sacudió el cabello de Charles cubriéndole una gran parte de la frente. Hace unas horas anunciaron que la noche sería fría y que probablemente llovería un poco.
El castaño quitó los mechones rebeldes de su frente, el español no se perdió ningún movimiento con la mirada, siguiendo determinadamente cada uno de los movimientos del menor.
Carlos por otro lado solo esperaba ansiosamente a que el monegasco por fin aceptase que lo llevará a su hotel, sabía que pronto llovería.
Y por algún motivo que a un no conoce quiere evitar que se empape con la lluvia y pescase un resfriado.
Sabía que se estaba preocupando por él, pero aun no sabia porque lo hacía y más con él.
Con Charles. Un chico que conoció esa misma noche.
—Estoy cerca —mintió descaradamente Charles. Él mismo sabía que aun le quedaban veinte minutos andando hacia su hotel.
Pero él no quería pasar tiempo a solas con él madrileño, no quería tener estos sentimientos raros que ahora mismo experimentaba. Quería saber porque alrededor de un extraño sentía tantas cosas extrañas, sentimientos que aun no conoce.
Charles está desconcertado con sus sentimientos, no sabe como interpretarlos. Su mano pellizca un borde del pantalón de tela que lleva puesto, sentía desasosiego el tener sentimientos extraños por alguien que apenas conoce.
¿Eso era normal? ¿Era normal si quiera tener sentimientos por alguien que apenas acabas de conocer? Él no lo sabía, pero vaya que desearía hacerlo.
Otra fría dría se hace presencia moviendo la gabardina que llevaba puesta Carlos y consigo despeinando nuevamente al monegasco. Un estremecimiento por el frío se nota.
Esa noche en Milán estaba especialmente más frías que las otras y Charles se golpea mentalmente por no tomar un abrigo de lana o una gabardina. ¿Por qué debió de decir que no arruinaría su atuendo por un abrigo que no combinaba?
Pues en estos momentos se arrepentía verdaderamente de su absurda decisión, vaya que si quería golpearse. Si estuviese solo en esos momentos lo abría hecho, se hubiese golpeado por ello.
Sintió el viento gélido se colaba a sus huesos, se dio un ligero abrazo a si mismo en busca de calor.
Mierda, esa noche si estaba realmente fría.
Carlos se acerca a él quitándose su gabardina que traía puesta y se la coloco por encima de los hombros dedicándole una media sonrisa.
«Carajo, Carlos ¿por qué demonios sonríes? ¡Ni que te estuviesen pagando por ello!» Se dijo a si mismo un confundido Carlos por sus acciones.
Cuando termino de ponérsela poso sus dedos cálidos en la frente del menor para quitarle los mechones que volvieron a desorganizarse. Él contacto que ejercía Carlos en la piel de Charles lo hacía sentirse cómodo.
La piel del menor se sentía caliente a pesar de estar temblando por el frío hace unos segundos. El menor tenía ligeramente su cabeza levantada, observando cada movimiento que daba el mayor.
Su corazón le retumbaba en los oídos. Un rubor se extendió desde el cuello del monegasco hasta sus mejillas, si en esos momentos no estuviesen en la plena oscuridad de la noche, Carlos pudo haber notado aquello.
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En esta vida || 𝒞𝒽𝒶𝓇𝓁𝑜𝓈
Fanfiction¿Cres en la teoría de poder encontrarte en otra vida al amor de tu vida? "En esta vida, y millones más."