016. Información por información

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Número desconocido:

¿Con que no me ves tres semanas y no me saludas?

Pensaba que tenías modales, ahora ya no quiero prepararte mis hamburguesas.

Charles aguantó las ganas de reírse ahí mismo. Si no quería que Max lo matará si levantaba a Checo, sería mejor que no se riera ahí mismo.
Charles tenía a un lado a Carlos, mientras que al frente estaban el rubio y el dormilón del mexicano. Max estaba en su mundo entretenido usando su teléfono, con una de sus manos acariciando el muslo de Checo .

Carlos por su lado tenía una cara sería que moría por cambiar a media sonrisa tras haberle enviado ese mensaje a Charles.

Charles:

En primer lugar nunca pedí que me las cocinarás

Pues, hola

Al monegasco todavía le seguía costando tratar de no ser tan seco a la hora de hablar. Era una tarea difícil de cumplir cuando eso le salía por naturaleza propia.

Dejó de mirar su pantalla para ver a Carlos, quien lo más seguro estaba leyendo los mensajes que le acababa de enviar. Este sonrió, y Charles no pudo evitar mirarlo.

Se reacomodó en su asiento para recostar su antebrazo cerca de la puerta. Una nueva notificación le anunció un nuevo mensaje.

Él no necesitaba desbloquear su teléfono para saber de quién se trataba, obvio era Carlos.

—¿Nos vamos a textear, cuando estamos uno al lado del otro? —murmuró en voz más baja el español.

—Esa es una buena idea —dijo Charles viendo el paisaje.

Él español rodó los ojos divertido, conocía muy bien que a Charles se le daba un poco mejor eso de hablar más por chat que por persona.

Eso lo comprobó en el aeropuerto cuando se puso nervioso por tenerlo detrás y también había hecho una comparación de cómo se comportaba por chat y en persona, y eran complementamente diferentes.

Otra notificación llegó a su móvil, pero esta no era de su amado monegasco, sino del holandés que se le había quedado viendo fijamente unos minutos antes.

Carlos se quedó mirando la pantalla, sintiendo una mezcla de confusión y curiosidad. La imagen tardaba en cargarse, pero algo le decía que no era una foto común de las que Max y Checo solían enviarse. Cuando por fin la fotografía se reveló por completo, el moreno no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa, alzando una ceja en señal de sorpresa.

En primer plano, como era habitual, Max y Checo posaban en un aparente momento de descanso, relajados y despreocupados. Sin embargo, lo que llamaba la atención esta vez no era ninguno de ellos, sino el fondo de la foto. En el sofá, con una expresión completamente serena y despreocupada, estaba Charles, profundamente dormido.

Su cabeza descansaba de manera incómoda sobre el brazo del asiento, con el cabello despeinado y un brazo cubriéndose parcialmente el rostro, como si hubiera caído rendido de agotamiento.

La luz suave que entraba por una ventana cercana iluminaba suavemente su perfil, dándole un aire vulnerable y pacífico, algo que rara vez se veía en la pista o en sus interacciones.

En esta vida || 𝒞𝒽𝒶𝓇𝓁𝑜𝓈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora