025.2 Vacaciones de verano + una boda

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Se que había dicho que serán dos partes, pero tomé la decisión que ahora serán tres.

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Charles ama las bodas a pesar de su creciente miedo, adora con toda su alma las bodas. De hecho era la segunda boda que asistía en toda su vida, y solamente le bastó  ir a una para poder descubrir su amor por asistir a ese tipo de eventos. Le encanta ver a dos personas totalmente enamoradas entregarse al otro y unirse en un hermoso vínculo.

La primera boda a la que tuvo el honor de asistir fue hace años, justo después de graduarse de la escuela, y fue en ese momento que descubrió lo hermoso que pueden ser estas celebraciones. La única boda a la que había ido hasta ahora fue la de su hermano mayor, Lorenzo, quien ahora llevaba años casado con su esposa, Charlotte. Si no hubiese sido por la boda de su hermano, jamás habría podido descubrir su amor por ellas.

—¿A quién miras? —le preguntó Max, que estaba sentando a su lado.

Era la primera vez que el castaño asistía a este tipo de eventos y sin duda alguna se había enamorado de ellos. Estar a punto de ver como dos personas enamoradas se unirán en un lazo para toda la vida sin duda es lo mejor.

La emoción del ojiverde jamás podría ser descrita con palabras exactas. Simplemente sabe que tuvo un plechazo.

—Al novio —susurró aún viendo a su hermano, quien estaba al borde de llorar. —Él se ve tan...

—¿Enamorado?

—Eso, si enamorado.

Si no hubiese sido por la boda de su hermano, jamás habría podido descubrir su amor por ellas.

—Lo están mi querido Charlie. —dijo en voz baja el rubio, este le dedicó una mirada fugaz a Charles quien no podía dejar de ver con ojos de admiración a su hermano—. Algún día lo podrás sentir.

—¿Estar enamorado?

—Si.

—Ojalá y sea de alguien que de verdad no le importe mis miedos o quiera todo conmigo a pesar de mi estupidas inseguridades.

Max le sonrió con dulzura y le dio un ligero apretón en el hombro. Sabía a lo que se refería, conocía a Charles desde que era un niño y conocía toda su historia, así como el monegasco la de él.

Es por eso que son tan buenos amigos. Ambos son dos personas destruidas intentando ayudarse, pero en el fondo espera que ambos encuentren a esa persona que les bajaría la luna por verlos sonreír.

—Veras como en un par de años eso estará pasando, y también si algún día me llego a casar... —Max dejó de mirar la ceremonia que se estaba llevando a cabo al frente de él para mirar a su amigo—, espero que seas mi padrino.

—¿Necesitas un poco de ayuda? —preguntó Charles al ver a un estresado Max discutiendo con la persona encargada de la decoración de la boda.

Era viernes por la mañana cuando Charles y Carlos llegaron a la mansión de la abuela de Max. La boda no sería hasta el sábado por la tarde, pero el monegasco quiso llegar antes para ayudar en lo que pudiera.

Al llegar a la mansión, tanto Charles como Carlos tomaron caminos distintos, sin necesidad de decir una palabra. Ambos sabían que irían directamente a ver a sus amigos.

—¡Charlie! ¡Por fin llegas! —exclamó un Max completamente alterado, sosteniendo una lista de cosas que aún tenía que revisar para la boda.
—Eres como un ángel en medio del caos —murmuró el rubio, corriendo a abrazar a su amigo—. Sergio me va a matar antes de que pueda llamarlo esposo.

En esta vida || 𝒞𝒽𝒶𝓇𝓁𝑜𝓈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora