Carlos observaba la escena con mucha atención. ¿Por qué sentía desconocido a esa sensación que crecía de la noche a la mañana?
Él estaba muy ajeno a lo que su primo conversaba mientras hacían la fila y esperaban su turno. Veía a lo lejos como Charles sonreía a la persona que tenía de frente.
¿Acaso estaba celoso? De ninguna manera. No podías sentir celos por una persona que conocía literalmente de la noche anterior. No claro que no podía.
Pero también estaba la vaga idea de que sí. Dejo de mirar hacia donde se encontraba el monegasco y le presto más atención al café.
Su estómago se encogió. Al momento sintió el escalofrío, una ola fría y repentina recorrió su cuerpo, desde la base de su cuello hasta la punta de sus dedos.
Fue como si una corriente helada hubiese atravesado su piel, erizando los vellos y dejando una sensación de incomodidad que no podía ignorar.
Su respiración se volvió más rápida y su piel se cubrió de pequeños bultos. Era una sensación que parecía venir de dentro de él mismo, como si algo invisible y frío estuviera muy cerca. El escalofrío le hizo sentir una mezcla de inquietud y alerta, como si estuviera al borde de algo desconocido o inquietante.
¿Por qué tenía la sensación de conocer aquel lugar? ¿A caso había venido y no lo recordaba? No, no era posible, sin duda lo hubiese recordado.
El escalofrío que sentía parecía intensificarse con cada segundo que pasaba en aquel lugar. Miró fugazmente por la ventana que tenía a su lado y vio el cielo cubierto por un manto de nubes densas y grisáceas.
El gris oscuro de las nubes se mezclaba con la penumbra del ambiente, creando una atmósfera opresiva y desoladora. La falta de luz y el tono sombrío del cielo acentuaban su sensación de inquietud.
El contraste entre la oscuridad exterior y el poco frío interior parecía amplificar el escalofrío que recorría su cuerpo, como si el entorno mismo estuviera impregnado de una presencia misteriosa que contribuía a su creciente malestar.
La combinación del cielo nublado y la atmósfera cargada le daba la impresión de estar atrapado en una especie de limbo, donde cada sombra y cada sonido parecían estar llenos de una energía inquietante.
—¿Carlos? —cuando sintió que le tocaron el hombro casi pegaba un brinco.
Mierda, que casi se le salía el corazón por la boca. Giró su cabeza y ahí estaba Caco mirándolo expresivamente para que adelantara.
Ya solo quedaba una persona para que fuesen atendidos.
—Recuérdame jamás volver acompañarte a este lugar.
—¿Por qué? —su primo lo miraba curiosamente, Carlos solo se pudo encoger de hombros para restarle importancia—. ¿Qué paso?
—No sé, tío. Tengo esta extraña sensación...—dijo aun sin sentirse confiado a estar en el lugar.
Caco rodó los ojos y palmeo el hombro de su primo mayor, para decir—: Tú y tus extrañas sensaciones. Tío, si es la primera vez que vienes. Literalmente acaban de abrir está sucursal.
Cuando el moreno le iba a responder a su primo, ya era el turno de ellos de pedir. Él chico de la caja los miraba con una sonrisa que debía ser forzada, pobre.
—¡Buen día! Bienvenidos a la Cafetería Pit Stop 55 —él cajero hablaba de forma automática, mientras los miraba a ellos y al menú que tenía detrás—. ¿Qué desean ordenar?
—Un doble con wafles, por favor.
El chico anotó la orden de Caco con una velocidad impresionante, ahora miraba a Carlos quien estaba dudando sobre que iba a ordenar.
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En esta vida || 𝒞𝒽𝒶𝓇𝓁𝑜𝓈
Fanfiction¿Cres en la teoría de poder encontrarte en otra vida al amor de tu vida? "En esta vida, y millones más."