Era domingo. Día de la tan esperada carrera que daba inicio a toda una nueva temporada de la F1. Todos los pilotos estaban ansiosos por subirse a sus monoplazas, concentrados en la competencia que tenían por delante. Sin embargo, en un rincón apartado del paddock, dos de ellos parecían tener una conversación mucho más intrigante.
—Te juro que vi a Carlos salir de la habitación de Charles el jueves —murmuraba George mientras se inclinaba para atarse las agujetas de sus zapatos.
Max, sentado en el frío piso, repasaba mentalmente todas las pruebas que había observado en los últimos días. Era evidente para él que entre Carlos y Charles había algo más que una simple amistad, solo necesitabas observar con suficiente atención para captar las señales.
—Yo también... presencié una escena entre ellos —comentó Max distraído, como si estuviera repasando los detalles en su mente.
George levantó la vista, intrigado por las palabras de Max.
—Habla —le pidió, mostrando una mezcla de curiosidad y sorpresa.
Max exhaló lentamente antes de continuar.
—Ese mismo jueves, Carlos y yo íbamos de camino a comprar algo cuando nos encontramos con Lando y Charles comiendo en un puesto ambulante. Me senté junto a Lando, lo que obligó a Carlos a sentarse junto a Charles. Y fue ahí cuando empecé a notar cosas...
—¿Qué cosas? —preguntó George, interesado.
—Primero, cuando Charles nos vio acercarnos, casi le da algo, como si se hubiera puesto nervioso de repente. Segundo, mientras estábamos sentados, vi a Carlos poner su mano sobre la pierna de Charles, y no era un gesto casual. Y tercero, en ese momento, fue como si se olvidaran de que Lando y yo estábamos allí. Las miradas entre ellos... —Max hizo una pausa, recordando la intensidad en los ojos de ambos—. Era como si el resto del mundo desapareciera y solo existieran ellos dos.
George se recostó, procesando lo que Max acababa de decir.
—¿Y Lando no notó nada de eso? —preguntó George.
Max negó con la cabeza lentamente.
—No sé cómo no lo vio. Pero estaba claro para mí. Esas miradas no eran normales.
Justo en ese momento, Carlos y Charles aparecieron, riendo y hablando entre ellos. George y Max intercambiaron miradas significativas.
—¿Ves? Ahí están —dijo George, apuntando discretamente con la cabeza.
Max asintió, observando cómo Carlos sonreía ampliamente, dejando entrever lo cómodo que se sentía con Charles a su lado.
Él monegasco y el español se encaminaban hacia la pista, donde sonaría el himno en unos minutos. En ese momento, mientras George y Max miraban atentamente las acciones de Charles y Carlos. Sin embargo, su atención fue rápidamente desviada por la llegada de Checo, quien se acercó con una expresión que revelaba más de lo que decía.
—¿Qué es lo que tanto tienes que hacer con ese? —dijo el mexicano en voz alta, para que también el británico pudiera escucharlo. Se cruzó de brazos al no recibir una respuesta inmediata de su pareja.
George, quien observaba la escena entre la pareja, estaba aguantando una risa. No era la primera vez que Checo o Max tenían una pequeña pelea de celos delante de él. De hecho, le encantaba verlas; solían ser muy entretenidas, más al saber que el holandés y el mexicano se amaban, aunque sus bocas dijeran otra cosa.
—Cariño, es George de quien hablas —murmuró Max, levantándose del suelo. Se acercó a Checo, quien le dedicaba una mirada de pocos amigos—. Sabes que él no es nadie para mí al lado tuyo.
Aunque el enojo del moreno era evidente, no se separó del ojiazul cuando este lo tomó del cuello delicadamente y rozó sus narices con una sonrisa.
—¿Disculpa? —habló el rubio por primera vez desde que el mexicano había llegado—. ¿Qué no soy nadie? Me ofendes, Max.
El holandés dejó de sonreír para decicarle una mirada helada al británico que hizo que cerrara la boca. Cuando apartó la mirada, le dio un beso fugaz a su chico y se lo llevó agarrado de la mano hacia el acto del himno.
...
La carrera había sido dura para todos los pilotos, especialmente para Hamilton, quien había perdido la posición ante Sebastian Vettel, que lo superó gracias a una excelente parada en boxes durante el VSC. Las tensiones eran palpables en el circuito, y cada maniobra contaba en un momento crítico de la competencia.
Aunque Charles no quedó en zona de puntos, se sentía orgulloso de sí mismo; su desempeño fue sólido y demostró su talento en la pista una vez más. A pesar de los contratiempos, había logrado mantener la calma y se sintió satisfecho al haber estado compitiendo con los mejores.
Por su parte, Carlos terminó en décimo lugar. Después de la parada en boxes, no pudo remontar como lo había hecho al inicio de la carrera, pero a pesar de eso, se sentía tranquilo y feliz. Miró a su alrededor, viendo a sus compañeros de equipo celebrando y otros lamentándose por las oportunidades perdidas.
Sin embargo, para Carlos, la verdadera victoria era otra. Había aprendido a disfrutar de cada momento en la pista, y hoy había dejado todo lo que tenía, lo que era suficiente para él.
¿Por qué no habría de estarlo? El mundo parecía sonreírle por primera vez en años. Había una chispa en su interior, un renovado sentido de esperanza que lo llenaba.
Recordó las risas compartidas con Charles y los momentos de complicidad en el paddock. La camaradería entre ellos le daba fuerzas, y aunque la carrera no había terminado como esperaba, sabía que aún había más oportunidades por venir.
Mientras los pilotos se dirigían a la zona de parc fermé, Carlos sonrió, sintiéndose afortunado por estar en el lugar donde siempre había querido estar.
Después de que todos habían hecho las entrevistas y terminado de hablar con sus equipos, Pierre les sugirió irse a un antro que acababa de abrir cerca de su hotel.
Es por eso que un feliz Carlos se arregla con esmero, ajustándose la chaqueta y peinándose el cabello con cuidado. En el fondo, sabe que aceptó ir porque también Charles estaría presente, pero eso, por supuesto, nadie lo tenía que saber.
Ese pequeño secreto lo hacía sonreír mientras se miraba en el espejo, sintiendo cómo la emoción le recorría el cuerpo. La idea de compartir esa noche con Charles, de disfrutar de su compañía y tal vez descubrir algo más entre ellos, lo llenaba de anticipación.
Carlos cierra los ojos un momento, recordando las miradas furtivas y las risas cómplices que habían compartido en las últimas semanas. Charles lo estaba haciéndolo sentir en las nubes.
Esa conexión especial lo hacía sentir ligero, como si pudiera volar. Sin embargo, también había una parte de él que temía por tantos sentimientos en tan poco tiempo.
Decidió dejar de lado esas dudas; esta noche, quería simplemente disfrutar, sin preocuparse por lo que pudiera pasar.
Con un último ajuste en su atuendo, Carlos salió de su habitación, decidido a aprovechar al máximo la velada. La música sonaba a lo lejos, y podía sentir la vibrante energía que lo rodeaba, una mezcla de emoción y expectativa.
Sin saber lo que le esperaba, se adentró en la noche con una sonrisa, listo para disfrutar de la compañía de su amigo y quizás, solo quizás, algo más.
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¡Gracias por leer! 🤍
Estos celos, gente...
Cap corto y tranquilo para que el siguiente se pueda disfrutar al máximo. y solo dos palabras: se viene.
Se despide;
Kiki R ☆
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En esta vida || 𝒞𝒽𝒶𝓇𝓁𝑜𝓈
Fanfiction¿Cres en la teoría de poder encontrarte en otra vida al amor de tu vida? "En esta vida, y millones más."