Carlos y Charles intercambiaron una mirada llena de desconcierto, sus cejas ligeramente fruncidas mientras sus ojos reflejaban la incertidumbre que ambos compartían. La llamada que acababan de recibir no tenía sentido. ¿Por qué alguien llamaría en ese momento tan crucial? ¿Y qué propósito tenía? Ninguno de los dos podía descifrarlo de inmediato, pero el eco de la llamada aún resonaba en sus pensamientos, generando más preguntas que respuestas.
—¿Qué demonios acaba de pasar? —pregunta el español con voz confundida. En estos momentos nada parecía ser claro para ninguno, era como estar en medio de una guerra y no saber a lo que te enfrentarás.
—¿A ti también te llamó él....? —Charles no pudo terminar la oración, dejándola a la interpretación del moreno. Él monegasco nervioso y sobre todo con mucho miedo. No sabía cómo sentirse.
Carlos asintió frenéticamente, mientras calculaba lo que había hecho estos últimos días. No había hecho nada malo a parte de estar con la persona que le gusta e ir a una boda. Nada del otro mundo.
Charles con sentía un nudo en la garganta, quería decir lo que pensaba, pero le aterraba que si lo decía en voz alta eso se hiciera realidad.
—Está bien, puedes decirlo —El español le puso una mano en el hombro y lo acarició durante unos segundos en busca de tranquilizar al menor.
—¿Crees que... —empezó Charles, pero dudó, las palabras se le atascaban en la garganta— ...que tiene algo que ver con nosotros?
Carlos frunció el ceño, su mente trabajando a toda velocidad para encontrar algún hilo de lógica.
—No lo sé —admitió, casi en un susurro—, pero tenemos que averiguarlo.
Mierda, ¿y si Charles tenía razón? ¿Y si ya los habían pillado? Eso no podía ser posible. Ellos han sido muy discretos a la hora de salir juntos o besarse en público.
Un revoltijo involuntario se formó en el estómago del español. En esos momentos él tenía un millón de preguntas y cero respuestas.
"Por favor que no sea lo que Charles está pensando..." habló Carlos mentalmente. Le hizo un pequeño pedido a Dios, rezándole que no fuese nada de eso.
—Tranquilo. Lo más seguro de que solo nos estamos asustando en vano —dijo el moreno aún acariciándole el hombro derecho al menor. Aunque él también tenía miedo, Carlos intentaba mantenerse calmado por el bien de los dos. Sabía que perder la compostura no ayudaría en nada. Sin embargo, no podía evitar que su corazón latiera con fuerza en su pecho, el miedo agazapado bajo su fachada de serenidad. Sentía el peso de la incertidumbre, pero se aferraba a la esperanza de que todo fuera solo una coincidencia, un malentendido, algo sin importancia.
Charles asintió, tragando con dificultad mientras intentaba calmar el caos que sentía por dentro. Pero las palabras del español, aunque reconfortantes, no lograban disipar por completo sus preocupaciones.
—Tienes razón —murmuró, aunque no estaba del todo convencido—. Hemos sido cuidadosos. Nadie tiene por qué saberlo.
Charles, aunque también dudaba, sonrió con suavidad, tratando de transmitirle un poco de paz.
—Exacto. Solo respira. Sea lo que sea, lo enfrentaremos juntos.
—Lo sé —murmuró Charles, su voz apenas un susurro, como si temiera que las paredes mismas los delataran—. Pero no puedo evitar pensar... ¿y si hemos sido menos discretos de lo que creíamos?
Charles mantuvo su mirada fija en él, sus ojos revelando una chispa de nerviosismo que intentaba ocultar. Pero la mano de Carlos seguía firme sobre su hombro, transmitiéndole una especie de seguridad silenciosa.
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En esta vida || 𝒞𝒽𝒶𝓇𝓁𝑜𝓈
Fanfiction¿Cres en la teoría de poder encontrarte en otra vida al amor de tu vida? "En esta vida, y millones más."