El mundo parecía detenerse para Charles mientras Carlos se acercaba junto a Max. Los pies le temblaban, y aunque intentó disimular, la sensación de ser observado se hizo insoportable. Cada paso que Carlos daba hacia él aumentaba su pulso, la comida que acababa de disfrutar ahora sentía como un nudo en su estómago.
Lando, con su habitual despreocupación, levantó la mano en un nuevo saludo amigable, completamente inconsciente de la tensión palpable que envolvía a Charles.
—¡Hey, chicos! —exclamó Lando, siempre el mediador en situaciones incómodas.
Él monegasco intentó con todas sus fuerzas apartar la vista del español, pero sus ojos traicionaron su voluntad, volviendo a posarse en Carlos. Lo peor de todo era que Carlos lo miraba directamente, con una mezcla de curiosidad y determinación en su rostro. No podía leerlo por completo, pero esa mirada lo desarmaba.
—¿Qué tal el puesto? —preguntó Carlos, rompiendo el silencio con una sonrisa casual, como si la tensión de la mañana no hubiese existido.
Max tomó asiento al lado de Lando, observando de reojo la dinámica entre ellos. Aunque en apariencia todo parecía relajado, él podía sentir las corrientes subterráneas de emociones que fluían entre Charles y Carlos.
Charles apenas pudo contestar, su voz salió más baja de lo que esperaba.
—Está... bien —respondió, sintiendo que cualquier palabra que dijera podría desencadenar algo más grande.
Lando, ajeno a la tormenta que se avecinaba, señaló otro puesto cercano.
—¿Qué hacen por aquí, chicos?
Max le respondió con un simple "venimos en busca de algo para Checo", pero aún así sus ojos seguían fijos en Carlos y Charles, como si esperara que en cualquier momento alguno de los dos rompiera la fachada de normalidad.
Él moreno tomó asiento asiento al lado del castaño, quien trató prestarle atención más a su comida que a la persona que se estaba sentando a su lado.
¿Por qué no podía actuar como una persona normal? La presencia de Carlos lo ponía nervioso. ¿Por qué no podía simplemente dejar de sentir esta mezcla rara de sentimientos?
Una mano, no, más bien la enorme mano del español estaba sobre la pierna de Charles, que hace un rato se movía repetidamente en un estado de nerviosismo. Su corazón se detuvo por unos segundos al notar aquella mano en su pierna. ¿Cómo no lo había notado?
Su atención solo estaba en esa mano hasta que Carlos le dio un ligero apretón, señal de que lo mirase, pero no. Charles no podía mirarlo a la cara sin recordar lo que había hecho. No debía abrirse por completo a una persona. No después de lo que le pasó la última vez.
Su corazón se volvió a detener por unos segundos al notar aquella mano en su pierna. ¿Cómo no lo había notado?
Su atención solo estaba en esa mano hasta que Carlos le dió un ligero apretón en señal de que lo mirase, pero no. Charles no podía mirarlo a la cara sin recordar lo que hizo.
No debía abrirse por completo a una persona. No después de lo que le pasó la última vez.
—Ángel, por favor, mírame —Carlos habló tan bajo que si no fuera porque se acercó ligeramente, cuando Charles finalmente lo hizo, él español notó el miedo en la mirada de este—. Tranquilo, ¿si? No me molestó que me acariciases, ¿bien?
Carlos estaba tratando de tentar terreno tratando de tranquilizar a su pequeño ángel, no sabía cuánto le dolía recibir una mirada de miedo de este, hasta que Charles lo miró con esos ojos que le rompieron mínimamente el corazón.
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En esta vida || 𝒞𝒽𝒶𝓇𝓁𝑜𝓈
Fanfiction¿Cres en la teoría de poder encontrarte en otra vida al amor de tu vida? "En esta vida, y millones más."