Charles estaba dormido cuando su teléfono sonó.
El tono característico del teléfono del monegasco se hizo presente haciendo que se levantase apresuradamente. Su corazón latía a toda velocidad, después de todo no era normal que alguien lo llamara a mitad de la noche.
Estiró su brazo para agarrar el teléfono que cargaba en la mesita de noche. Cuando vió el contacto que ni siquiera se había molestado en agregar, se sorprendió.
¿Qué hacía Carlos llamándolo a media noche?
Con el sueño aún presente se recostó en la cama y atendió la llamada.
—¿Mhm? —dijo peresozamente Charles, mientras sus ojos se cerraban lentamente.
A pesar de tener la espinita de curiosidad porque el español lo llamara a esas horas, el sueño en esos momentos, ganaba en mayoría.
Llevaba días en los que no se dormía temprano por estar leyendo. Si, un hobby que pocos conocían del piloto era que le gustaba leer.
Bendita sea ese libro que lo vicio e hizo que se quedará hasta tarde leyéndolo.
—¿Charles? —La voz de Carlos se escuchaba diferente y no había rastro de la diversión o el coqueteo que esté siempre portaba—. ¿No te desperté por casualidad, verdad?
Él castaño movió la cabeza de un lado a otro, negando.
—¿Estás ahí? —volvió a hablar el moreno.
En ese mismo momento Charles se dió cuenta de su error. ¡Carlos no lo podía ver, menos estando hablando por llamada!
—Si... lo siento —dijo mientras se sentaba en el cómodo respaldo de la cama para intentar despertar más—. ¿Qué necesitas, coquetón?
—¿Coquetón? —escuchó un murmullo suave de confusión y vacilante. Era un sonido nasal, arrastrado y prolongado, como si la mente estuviera procesando lentamente la situación, sin llegar a una conclusión clara—. ¿Así que ahora me llamo coquetón? Me gusta como suena.
Si en ese momento fuera porque no estaba en sus cabales 100% y además se encontraba a kilómetros de Carlos, le hubiese dado un infarto.
En la oscuridad de su habitación de hotel, Charles pudo sentir como un rubor de vergüenza comienza con un calor repentino que se extiende desde el cuello hasta las mejillas, pintándolas de un rojo visible.
El monegasco llevó una mano hacia la nuca, rascando con suavidad, como si ese pequeño gesto pudiera disipar la vergüenza que lo invadía.
Sus dedos rozaban su cabello desordenado, mientras mantenía la vista fija en el suelo, muy a pesar de que estuviese solo la vergüenza lo invadía.
Un ligero suspiro se escapó de sus labios, acompañando el movimiento de sus hombros que se encogían casi imperceptiblemente.
—¿Ahora te comió la boca el rato, ángel? —habló Carlos luego de no escuchar a Charles hablar. Sabía que en esos momentos estaría sonrojado, podía jurarlo.
Pero el monegasco aún así no habla. Sentía una gran vergüenza por su error, demonios, no debió llamarlo así ese día por mensaje.
En primer lugar, ¿por qué lo había hecho?
Estaba dispuesto a cerrar la llamada. En primer lugar ni le gustaban y en segundo para ese momento no le importaba verse grosero ante Carlos.
Lo más seguro lo habrá llamado por equivocación.
—¿Charles? —escuchó que lo llamó el español antes de darle al botón rojo de cerrar.
Regresó el teléfono a su antigua posición, o sea la oreja, y murmuró un "mhm" para que así el moreno hablase.
ESTÁS LEYENDO
En esta vida || 𝒞𝒽𝒶𝓇𝓁𝑜𝓈
Fanfiction¿Cres en la teoría de poder encontrarte en otra vida al amor de tu vida? "En esta vida, y millones más."