024. Una cita para recordar

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No se vale llorar.

Charles y George se encontraban observando la escena de Max y Checo, ambos besándose sin ningún tapujo. Ambos compartían fluidos. Él holandés agarraba del cuello al mexicano mientras este debía mantener su cabeza ligeramente hacia arriba para poder devolverle el tan deseado beso.

Él monegasco quien estaba asomado por la puerta los miraba desde abajo, mientras el británico estaba desde la parte de arriba.

— ¿Crees que en algún momento notarán que los miramos? — pregunto el ojiverde levantando la vista hacia arriba mirando fijamente al británico.

Este soltó una leve risa.

— En algún momento tendrán que sentir nuestras miradas — murmuró george devolviéndole la mirada a el menor.

Charles regreso su mirada hacia Max y Checo, los observó como compartían un beso y como se separaban e incluso con el aliento restante se miraban con ojos de amor.

Él Charles de antes hubiese deseado eso.
Sin medir muy bien lo que hacia saco su teléfono del bolsillo trasero, buscando el contacto del español escribió una respuesta al mensaje que este le había enviado antes.

El estómago del monegasco sentía miedo, pero no pospuso lo que en el fondo quería. Escribía el mensaje que tanto temió enviar, pero que a su vez anhelaba.

Y lo hizo. Presionó el botón de enviar.

Número desconocido:
¿Cuándo finalmente aceptaras una cita conmigo? ¿Debo recordarte que no muerdo?

No dejaré de insistir con querer salir contigo

Charles:
Bien. Tengamos esa dichosa cita

Solo que, sorpréndeme Sainz, no hagas que me arrepienta de mi decisión

Sin saberlo, George observó el mensaje que Charles le había enviado a Carlos y cuando este le dio al botón de enviar tuvo una gran sonrisa en el rostro.

Ese chico solo necesitaba un empujón para aceptarle la cita al español.


...



Mientras tanto el español se encontraba en compañía de Lando y Pierre cuando una conocida notificación se hizo presente en su teléfono.

Al tomar el teléfono noto como el corazón le comenzaba a latir con mucha velocidad, una sonrisa involuntaria. Una que por más que intento ocultar no pudo.

¿Esto era real? ¿Charles por fin le había aceptado una cita?

— ¿Y esa sonrisa? — pregunta Lando al ver la enorme sonrisa del español.

— ¿No ves que le escribió el novio? —dijo Pierre para molestar a Carlos. Este rápidamente recibió una mirada acusatoria del otro.

— Aún no es mi novio. Próximamente lo será — murmuró para si mismo. Esperando que ninguno de los chicos lo hubiese escuchado.

Carlos con emoción le responde el mensaje a Charles. Sus dedos escribían tan rápido que se sorprendió en el corto tiempo que pudo enviarle el mensaje. Era la primera vez en toda su vida que escribía un mensaje tan rápido como ese.

Carlos:

Ponte algo cómodo y paso a la puerta de tu habitación a las cinco.

Él español no recibió respuesta, pero no le importó. En ese momento lo que capturaba toda su atención era el mensaje de su ángel aceptando una cita.

Habían sido semanas desde que se conocieron que comenzó a insistir con querer una cita con él y que ahora se le estuviese a punto de cumplir era todo un sueño.

En esta vida || 𝒞𝒽𝒶𝓇𝓁𝑜𝓈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora