La Herencia Blackwood

Capítulo 32

Advertencia: Mención sexual (faje con ropa), después de los tres puntos, narrador Nicholas.
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Dejo caer mi bolso de gimnasio al suelo al notar algo en mi cama, me acerco percatando de una pequeña caja con un estilo elegante y una nota encima de esta descansar sobre mi cama.

Señorita Backwood es para mi un honor que haya aceptado mi invitación, como agradecimiento le obsequio este pequeño presente que se encargará de resaltar su belleza esta noche.

Te espero a las 8:00pm en la sala.

Nicholas Dagger.

Sonrio bobamente al terminar de leer la nota.

Mi respiracion se corta al abrir la caja y encontrarme con precioso collar de diamantes con un zafiro en el centro. «Un azul muy familiar». Rodeado de pequeños diamantes blancos, junto a unos pendientes del mismo color del diamante central.

Paso mis dedos con delicadeza sobre el diamante, admirando la perfección de este por un momento dudo ser capaz de portar tan bello detalle, pero recuerdo que tengo el vestido perfecto con el cual combinarlo y sonrió.

Cierro la caja dejándola en la cama, corro a tomar una ducha antes de que se me haga tarde, lavo mi cabello con cuidado y limpio cada rincón de mi cuerpo tratando de deshacerme de cualquier suciedad. Salgo de la ducha con una toalla cubriendo mi cuerpo, seco mi cabello con el secador.

«Esto es como una cita, ¿cierto?»

Observo minuciosamente el vestido que me pondré esta noche, ladeo la cabeza al imaginar lo bien que se verá con el collar. Me siento enfrente de mi tocador para arreglar mi cabello en pequeñas ondas y me maquillo buscando no ser tan cargado.

Termino de ponerme la manga de mi brazo izquierdo para después caminar enfrente del espejo. Un pequeño sonrojo aparece en mis mejillas al ver lo hermosa que me veo pero aún falta algo. Tomo los pendientes de la caja para ponerlos, abrocho bien su seguro y procedo a ponerme el collar.

Acaricio de nuevo el diamante al ver lo impresionante que es.

Sonrió removiéndome en mi lugar.

Salgo de mi habitación con mi pequeño bolso en la mano. Respiro hondo antes de bajar las escaleras, técnicamente aún estoy a tiempo pero los nervios es algo que me produce la sola idea de pensar que Nicholas está esperándome.

Bajo las escaleras con las manos temblando de los nervios.

«Estoy bien, luzco bien, todo va a salir bien»

— ¡Oh Lucifer!

Levanto mi vista, sonrio al ver a Benedict con la boca abierta junto a Nicholas el cual tiene la mano derecha en su pecho. Ambos me miran con admiración, la única diferencia es que los ojos de Nicholas brillan.

— Yo también voy —comenta Samuel levantando la mano con emoción, apareciendo de no se dónde.

— No —responde Nicholas mirándolo amenazante—. Dijeron que no podían ir y ahora no van.

— Envidioso —dice Benedict mirando feo a su hermano para después mirarme con una sonrisa pícara—. Luces hermosa.

— Gracias —respondo con una sonrisa.

— Que les vaya muy bien, espero y todas tus pinturas se vendan —esto último lo dice mirando a su hermano.

Benedict y Samuel se marchan con sus maletas de gimnasio en la mano. Escucho cómo cierran la puerta principal, pero yo no puedo apartar la vista del hermoso pelinegro que tengo enfrente.