Capítulo 17

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Advertencia: Para nada ligera mención sexual (sexo oral y relaciones sexuales) desde el inicio de capítulo.

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Benedict Dagger.

La sujeto con su improvisada coleta, arremetiendo contra su boca.

Se atraganta un par de veces pero no pide tregua, le encanta la fuerza con la que profanó su boca.

— Eso es Green, tómala toda —halago su desempeño.

Acelera el movimiento de su boca, subiendo y bajando con fuerza. Creando una deliciosa fricción en mi miembro, hace un extraño truco con su lengua que me hace jadear en busca de más.

El húmedo ruido que causa el impacto de su boca contra mi miembro hace eco en la habitación. Creando aún más calor. Sujeto su mejilla con firmeza, con la mano libre, manteniéndola en esa posición.

La imagen es digna de una maldita película porno. Alice con su cabello hecho un desastre, sus mejillas sonrojadas, los labios húmedos y la boca completamente llena, no alcanza a meterselo por completo, tanto que la saliva le escurre por el cuello.

Sus pechos rojos por los mordiscos en el juego previo, los pezones erectos, apuntando hacia arriba, en una silenciosa invitación a probarlos. Sus ojos miel llenos de lágrimas, lágrimas de placer.

Puedo imaginar que es lo que hace con su mano en su coño, se calienta con mamármela.

Jadeo moviendo las caderas, impactando mi pubis contra su rostro. Una arcada la invade, la apartó para que pueda tomar aire, antes de volvérsela a meter.

Primero que todo soy un caballero.

— Estoy bien —afirma sin aliento, jadeando en busca de aire.

Abre la boca, grande. Comiéndosela con ayuda de su mano, sube y baja el resto, lo que no le cabe en la boca, provocando que mi orgasmo vuelva a reanudarse. Reemplaza su mano con su boca, tomándola toda, tratando de.

La familiar punzada en mi miembro se hace presente, gimo perdido en la sensación que produce la pequeña boca de Alice en mi miembro, sus gemidos causan deliciosas descargas de electricidad por todo mi miembro.

No tengo compasión a la hora de embestirla con fuerza, estoy tan, tan cerca de correrme.

— Muñeca —llamo su atención, jadeo al ver sus hermosos ojos miel mirarme desde abajo, expectante—. Voy a correrme.

— Hazlo —susurra sobre mi punta, antes de volvérsela a meter.

Una jodida invitación a venirme en su boca.

Sin desperdiciar el tiempo, coordino mis embestidas contra sus chupadas, generando un montón de deliciosas sensaciones que me recorren todo el cuerpo. Me vengo con fuerza dentro de su boca a cántaros. No le permito apartarse, se traga todo sin rechistar, dando pequeñas embestidas que alargan mi orgasmo.

Voy soltando mi agarre de poco a poco, hasta liberarla por completo.

Limpia a lengüetazos mi longitud, sin dejar ningún rastro de semen, sus dedos limpian su cuello, arrastrando mis fluidos mezclados con su saliva hasta su boca, chupando sus dedos sin desperdiciar nada.

— Sabes muy bien —comenta con sensualidad. Levantándose del suelo.

— Oh ¿sí? —inquiero, apartando su cabello de su cuello, muerdo con fuerza—. Es por eso que me la mamas como una maldita hambreada.

La Herencia BlackwoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora