Subo las escaleras hasta llegar a mi asiento, Dylan sonríe al verme, sonrió de vuelta acercándome. Beso su mejilla como saludo, dejando mi mochila junto a la suya.
— ¿Cómo te fue en tu clase de alemán?
— Sehr schlecht —(Muy mal) por su sonrisa orgullosa puedo decir que eso no es lo que quiso decir.
— Querías decir, ¿Sehr gut? —(Muy bien) inquiero.
— ¿Qué dije?
— Muy mal.
— ¿Y tú?
— Muy bien —bufa con fastidio.
— ¿Cómo puedes ser tan buena en los idiomas?
— No tengo idea —me encojo de hombros.
Soy honesta, desde pequeña se me dan muy bien, siempre me gusto conectar con otras culturas y que mejor que hacerlo mediante su idioma natal, el idioma es una parte fundamental para conocer una cultura.
— ¿Cuántos idiomas hablas? —pregunta intrigado.
Ladeo la cabeza contando.
— Siete contando el inglés —respondo segura—. Alemán, italiano, español, japonés, ruso y gales.
— Gales —repite asombrado—. Dime algo en Gales, algo lindo.
— Chi yw'r bachgen melysaf i mi ei gyfarfod erioed —(Eres el chico más dulce que he conocido) sonrio.
— ¿Que dijiste?
— Que...
— ¡Hola!
Una voz femenina me interrumpe, ambos volteamos. Sonrió amablemente a la chica castaña que nos observa con interés.
— Tú debes ser Elizabeth Blackwood —inquiere con duda.
— Si.
— Eres más hermosa que en las revistas —comenta con sonrisa en el rostro.
— Gracias...
— Alice Green —responde, extiende su mano.
— Lo siento, no saludo de mano —aclaro.
La sonrisa se le borra de golpe, me mira extrañada bajando lentamente la mano.
— Ya veo —se balancea sobre su lugar con incomodidad—. Quizás no me conozcas pero soy la jefa de grupo, y me gustaría invitarte a la fiesta que voy a realizar este sábado en la noche.
— Eres la jefa de grupo y nunca me hablaste para involucrarme en el grupo y ahora me invitas a una fiesta —señalo incredula, confundida—. ¿Por qué?
Rie acomodando su cabello.
— Porque antes no te conocía —responde con un tono burlón—. No eras relevante, pero ahora con la gran entrevista que diste sobre el atentado en tu empresa, eres lo suficientemente relevante para asistir a una de mis fiestas.
Hago una mueca de ironía al escuchar esa respuesta tan clasista.
— No creo que pueda asistir.
Por su expresión pareciera que dije algo malo, muy malo.
— ¿Estás rechazando una de mis fiestas? —pregunta incrédula.
— ¿Tu cumpleaños?
— No se de donde vengas, pero aquí no se necesita cumplir años para hacer una fiesta, —comenta—, ¿dónde está tu acento? No suenas para nada británica.
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La Herencia Blackwood
Mystery / ThrillerA lo largo de nuestras vidas nos enfrentamos al dolor, en ocasiones por nuestra culpa y en otras por segundas personas. Pero no hay dolor más grande que el de perderlo todo, casa, amigos, familia y a ti mismo. No existe nada peor que perderse a sí m...