Capítulo 39

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No creo que sea necesario mentir, pero ocultar la verdad es algo de lo que me considero culpable.

Algunas veces es necesario recurrir al pasado para estar presente en el futuro.

Observo como Dylan levanta su mano despidiéndose de mí mientras la camioneta avanza, Nicholas solo mira como si tratara de descubrir algo, desde mi pequeña recaída ha estado al pendiente de cada paso que doy. Sonrió y les tiro un beso con la mano, me giro sentándome bien.

— Señor —llamo al gemelo.

— Si, señorita Blackwood —responde mirándome a través del retrovisor.

— Antes de ir a Black Rose House me gustaria pasar a un lugar —comento con firmeza.

— Tengo instrucciones de no desviarme del camino —explica con el ceño fruncido.

— Pagaré por sus servicios —mi voz sale más fría de lo que pensé.

Tengo una deuda por pagar.

El gemelo asiente, no sin antes mirarme con extrañeza, le digo la dirección y observo su rostro en busca de algo que lo delate pero no tiene ninguna expresión en su rostro, no me fio de él, mi vista se pierde al quedarme observando a través de la ventana.

No nos toma mucho tiempo llegar a la dirección.

Agarro mi mochila con fuerza, antes de bajarme doy vuelta.

— Espere aqui —ordeno.

Sin esperar respuesta bajo de la camioneta cerrando la puerta a mis espaldas, muevo mi pierna derecha antes de caminar.

Blackmorg House.

Nada ha cambiado, acarició el grabado B & M,  giro la perilla y efectivamente está abierta, doy una última mirada a la camioneta antes de abrirla. Me adentro a la casa, el olor a viejo y madera llega a mis fosas nasales, la cabeza me empieza a doler por el esfuerzo de tratar de recordar algo, observo cada detalle de la casa, las cosas están desordenadas, las cintas precaución siguen en sus lugares.

«Todo sigue intacto»

Me agacho tocando el suelo donde se encontraron los cuerpos de mis padres, levantó la vista y el retrato de mis padres arriba de la chimenea sigue en su lugar, giro mi cabeza, frunzo mi ceño al no recordar el pequeño closet que se encuentra detrás de mí.

Subo las escaleras, observo a mi alrededor, busco mi antigua alcoba, abro la puerta y los colores beige y blanco me sorprenden, paso mis dedos por los muebles, mi antigua cama era demasiado pequeña, sonrio ante la idea de una pequeña yo de cinco años saltando en ella.

«Tantas posibles memorias y yo sin recuerdos»

Salgo cerrando la puerta, camino hasta la habitación de mis padres, las tonalidades rojizas llaman mi atención, las fotos de mis padres siguen aquí, tomo una donde estan los dos juntos cargando a una bebe, ambos sonríen los ojos de mi padre están cristalizados pero luce feliz, feliz de tenerme, recorro la estantería con mas fotos, muchas de ellas son fotos de mama.

Una joven pelirroja sonríe a la cámara sujetando una de sus trenzas entre sus dientes.

— Muy hermosa —comentan a mis espaldas.

Asiento concordando girando mi cuerpo.

— ¿Que encontro?

— Bastante información, mi señora —sonríe.

Bajo las correas de mi mochila, la tomo entre mis brazos antes de aventarla a la cama, evitando a toda costa tener un acercamiento con el sujeto de dudosa procedencia.

La Herencia BlackwoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora