CAP 36

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Habían pasado dos días desde que nos enteramos de mi embarazo. Mis hermanos estaban preocupados por mí, pero les dije que cuando fuera el momento se los contaría, que estaba bien y no había problema. Sin embargo, ahora estábamos todos sentados en la sala. Mis hermanos me miraban y yo veía a Daniel. Sabía que esto iba a estallar, pero necesitaba decírselos; no podía ocultar mi barriga para siempre.

— Princesa, ¿ya puedes decirnos? — preguntó uno de ellos.

— Es que no es fácil para mí — respondí. Realmente no lo era. Daniel me había dicho que él se encargaría de decirles, pero yo le dije que no, que era yo quien debía dar esa noticia.

— ¿Qué pasó?

— ¿Qué te hicieron?

— Dame el nombre y yo me encargo — dijo Julián, visiblemente enojado. Había peleado con su novia, por eso no estaba presente.

— Primero que nada, quiero decirles que no hagan un alboroto. Es mi decisión; nada de lo que hice o pasará es obligado. Así lo quise yo. Además, ya estoy grande y sé tomar mis propias decisiones — miré a Daniel. Su rostro estaba relajado, pero en sus ojos veía amor y miedo. Sabía que mis hermanos eran capaces de separarnos. — Daniel... Daniel y yo somos novios.

— ¿¡Qué!? — esa respuesta resonó por todo el departamento.

Las caras de cada uno eran diferentes: las de Andrés y Javier eran de sorpresa; la de Emma estaba relajada, ya que ella lo sabía y no se iba a sorprender; la de Sebastián era de sorpresa, no se lo esperaba; pero la que más me dio miedo fue la de Julián, su rostro estaba lleno de enojo.

Julián se levantó y, mirando a Daniel, gritó:

— Eres un idiota, te dimos la confianza de cuidarla para que vengas y te la folles — Julián levantó su brazo con el puño cerrado. Rápidamente me levanté y me puse en medio de los dos.

— ¡Quítate!

— ¡No!

Daniel se levantó detrás de mí.

— Bebé, esto es entre él y yo. Siéntate mejor.

— A mi hermana no le digas qué hacer.

— No seas idiota, Julián, solo la está cuidando.

— Andrés, ¿por qué mejor no callas a tu perra? — respondió Julián.

Andrés se levantó y lo señaló.

— No te metas con Emma, Julián. No me he metido con tu chica, así que no lo hagas con la mía.

— Pues dile que no se meta en lo que no debe.

— Ella solo dijo la verdad, te estás comportando como un idiota. Verónica no es estúpida. Además, conocemos a Daniel y sabemos que no le hará daño.

— ¿No le hará daño? ¿No recuerdas cuántas mujeres se follaba al día? ¿Acaso no recuerdas que hace poco estaba en una relación y ahora está embarazada? ¿Qué me van a decir, que dejarán que Vero sea el segundo plato? ¿Que se sienta mediocre porque él está cuidando a su hijo?

Mis lágrimas empezaron a salir. La situación me estaba alterando.

— Y tú, deja de llorar. Te hemos cuidado todo este tiempo para que vengas y te lances a los brazos de cualquiera. ¿Tanto querías atención? — Eso me dolió profundamente.

— ¡Julián! ¡Ya cállate! — intervino Javier. A pesar de ser el hermano mayor, nunca nos levantaba la voz ni nos insultaba. — Tarde o temprano, Vero iba a estar en una relación. Solo nos toca cuidarla y vigilar a Daniel. Además, Daniel y tú no son muy diferentes. Tú te la pasas follando con otras mujeres teniendo una relación. Él, por lo menos, respetó la última relación que tuvo, ¿o no?

— Yo... ella y yo nunca estuvimos en una relación de verdad. Ella me fue infiel con el que era novio de Vero.

— Mierda, el punto es que ya Vero decidió. Además, es una simple relación.

— Sobre eso... también estoy embarazada.

— ¿¡Qué carajos!? ¿Ya le abriste las piernas? — gritó Julián.

— ¡Julián! Por más que seas su hermano, no dejaré que le hables así.

— ¿Qué? ¿Ahora quieres ser el novio perfecto? ¿El príncipe azul y tal? — Me acerqué a él con lágrimas en los ojos.

— Jul, me estás lastimando con tus palabras.

— Y es lo que te mereces. Nos traicionaste. Te metiste con nuestro amigo y le abriste las piernas como una puta — me agarró fuertemente del brazo.

— ¡Auch, me lastimas!

— ¡Suéltala! — gritó Daniel. — ¡Que la sueltes! — Daniel forcejeó un poco y logró que Julián me soltara. — Bebé, ¿estás bien?

— Sí.

— Ve al cuarto, yo hablaré con tus hermanos.

— No, me quiero quedar.

— No, amor, lo mejor es que te vayas.

— Ella sí se va. La vamos a mandar a un convento.

— ¡No me iré!

— Julián, cálmate. Es nuestra princesa. ¿Qué te pasa?

— ¿Cómo pueden apoyar esto?

— Julián, tienes que entender. Verónica es nuestra hermana, no nuestra propiedad. Tarde o temprano tenía que empezar a volar sola, pero con tantas restricciones tuvo que aprender a volar a escondidas — intervino Sebastián, y sabía que tenía razón.

— Lo mejor será que nos calmemos.

— Está bien, dejaré que ustedes dos sigan con su relación, pero tienes que abortar.

Sentí como mi alma abandonaba mi cuerpo.

— ¿Qu... qué dijiste? ¿Julián, esto es en serio?

— Sí, Verónica, lo es. Tienes que abortar.

Me estaba sintiendo mareada, tanto que me senté.

— ¡No! Ella no abortará. Ese bebé es el fruto de nuestro amor y, así me tenga que llevarla lejos de ustedes para que los tres seamos felices y estemos juntos, lo haré. Pero mi hijo se queda en la barriga de Vero, y quien le haga daño se la verá conmigo, aunque seas tú — dijo Daniel, firme.

En ese momento, empecé a escuchar las cosas a lo lejos. Todo se volvió borroso y, de repente, oscuro.

— ¡Verónica! — gritó Javier mientras me agarraba en sus brazos. — ¡Llamen a una ambulancia!

— ¿Qué le pasó? — preguntaron Sebastián y Andrés.

— El doctor nos dijo que tenía que cuidarse, ya que está presentando presión alta, y eso le afecta al bebé y a ella.

— Todo esto es tu culpa, Julián. Si a Vero le pasa algo, le diré a mis papás — dijo Andrés, enojado.

— Mejor vete. Ese no es el hermano que conozco — añadió Javier.

— Mejor dicho, este no es el Javier que conozco — replicó Julián.

— Sí, sí lo es. Sebastián me hizo entender que Vero tiene derecho a ser feliz y vivir su vida sin necesidad de detenerla.

— ¡Wow! Nada más muestran el culo y ya te vuelves un perrito faldero.

— Julián, vete. Que si Verónica llega a perder a mi bebé o a ella le pasa algo, te juro que te mataré — dijo Daniel, sacando a Julián de la casa.







¿Perdonamos a
Julián?

!El Sexy Amigo de Mis Hermanos!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora