CAP 58

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Todos ya estaban en el hospital, para todos fue una sorpresa que tuviera dos bebés, aunque si nos poníamos a pensar habían muchas señales sobre eso. Mis papás la felicitaron al igual que mis hermanos, Andrés después de contarle lo que pasó termino por teléfono con Emma, sebas me pidió ser el padrino de los bebés y claro que acepte.

El doctor explico que el bebé había tapado a la niña y por esa razón no se mostraba en las ecografías, a pesar que el niño también fue prematuro el estaba fuera de peligro a diferencia de la niña que aún estaba con una máscara de oxígeno y en una incubadora.

Ahora mismo la hora de visita había acabado y en la habitación solo estaba, Daniel, el bebé y yo.

— Cerecita ¿ya sabes cómo llamaras a nuestros pequeños?— pregunta Daniel meciendo al pequeño niño en sus manos

— mmmm, estaba pensando que para nuestro príncipe sería algo como Matteo y tu puedes escoger en de la niña— dice mostrando cierta felicidad en su rostro

— ¿Que tal Zoe?— dice mientras entrega al pequeño Matteo

— ¿Zoe?— veo a Daniel con cara de confusión

— si, significa "vida". Es un nombre que simboliza vitalidad, energía y la esencia de la vida eterna— dice con orgullo— además es el nombre combina con nuestra pequeña, llegó a nuestras vida para darnos felicidad eterna— dice mientras entrega al pequeño Matteo a su madre.

— Zoe es perfecto —dije, sintiendo una mezcla de alivio y alegría, aunque se me hizo un nudo en la garganta cuando recordé que todavía faltaba mi princesa— Prometo que cuando los dos estén fuertes, no los soltaremos ni un momento —le dije a Daniel, tratando de mantener la sonrisa.

—Lo sé, Cerecita. Este es solo el comienzo —respondió él, acariciando mi mejilla antes de que la enfermera se llevara al pequeño Matteo.

— quiero salir de esto, no quiero estar aquí ni que los bebés estén aquí— dije con tristeza

— bebé, Zoe necesita estar aquí— Daniel se acercó a mi y me dio un pequeño beso en los labios y luego otro a Matteo en su frente

— bebé, Zoe necesita estar aquí— Daniel se acercó a mi y me dio un pequeño beso en los labios y luego otro a Matteo en su frente

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— iré a ver si podemos ver a Zoe— dice mientras se aleja un poco

— amor— llame antes que se fuera y el volteo— ¿Puedes comprar ropa de niña y también mandar hacer otra habitación para Zoe?— termine y pude ver en sus ojos un brillo maravilloso

— claro que sí mi vida— dice para después irse

— hola mi pequeño— el bebé balbuceo en respuesta— eres un pequeño travieso nos estabas ocultando a tu hermanita— le da un beso en sus cachetes regordotes

De repente, la puerta se abrió y Daniel regresó con una sonrisa en el rostro.

—Buenas noticias, amor —dijo con entusiasmo—. La enfermera nos permitirá entrar a la unidad de cuidados intensivos neonatales para ver a Zoe, aunque sea por unos minutos. Está bien monitoreada, pero quieren que sienta nuestra presencia.

Mi corazón se aceleró de inmediato, y una sensación de alivio me recorrió el cuerpo. Me levanté con Matteo en brazos, y Daniel se acercó para ayudarme. Caminamos juntos hasta la sala de neonatos, donde el sonido de los monitores y las luces tenues creaban un ambiente lleno de esperanza y nerviosismo.

Al llegar a la incubadora de Zoe, la vi. Tan pequeñita y frágil, su piel parecía casi translúcida bajo las luces. La máscara de oxígeno cubría parte de su diminuto rostro, pero incluso así, podía ver una pequeña chispa de vida en sus ojos cerrados. Daniel colocó su mano suavemente sobre la cúpula de la incubadora.

 Daniel colocó su mano suavemente sobre la cúpula de la incubadora

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—Hola, mi vida. Estamos aquí —le susurró con voz cálida.

Matteo, al notar la cercanía, empezó a balbucear con más fuerza, como si quisiera llamar la atención de su hermanita. Fue en ese momento que Zoe movió ligeramente una de sus pequeñas manos, casi como si respondiera al llamado de su hermano.

—Mira, está respondiendo —dije con lágrimas en los ojos—. Nuestra pequeña luchadora nos escucha.

Daniel asintió, sus ojos también brillaban con emoción. Estaba claro que, aunque el camino sería largo y difícil, Zoe estaba luchando con todas sus fuerzas para quedarse con nosotros.

—Vamos, mi amor —me dijo Daniel finalmente—. Volvamos a la habitación. Zoe necesita descansar, y nosotros también.

Con un último vistazo a nuestra pequeña guerrera, nos alejamos de la incubadora. Sabíamos que el amor y la esperanza eran la mejor medicina que podíamos ofrecerle en esos momentos.












!El Sexy Amigo de Mis Hermanos!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora