Especial Julián

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Ya que tanto lo pidieron aquí está...

Julián era como si estuviera muerto en vida, ahora bebía todas las noches, fumaba y se follaba a cualquiera. Hace un tiempito termino con Daisy eso lo termino de destruir y se fue del país, pero había algo cierto extrañaba a su hermana y a su familia, el sentir que protegía a su pequeña hermana lo era todo para el, aunque ella había dañado su vida con ese bebé, aún queria estar con ella, pero sabía que la había cagado y muy en el fondo la mejor decisión era beber.

Las noches eran largas y solitarias, y cada vaso de alcohol le hacía olvidar por un momento el vacío que sentía. Pero al despertar, siempre estaba esa sensación de pérdida, ese peso en el pecho que no desaparecía. Extrañaba a su hermana, más de lo que estaba dispuesto a admitir. Aunque la relación entre ellos se había vuelto tensa, y aunque la historia con el bebé había sido el detonante de muchos de sus problemas, el lazo que los unía era más fuerte que todo eso. Siempre había sentido que era su protector, la única persona que siempre estaría allí para ella. Pero ahora, sentía que había fallado.

Cada vez que pensaba en lo que había hecho, en cómo había arruinado las cosas, el remordimiento lo golpeaba más fuerte. Sabía que, en el fondo, él había tomado malas decisiones, y que había cosas que no podía deshacer. Había dañado a quienes más amaba, y aunque sabía que la única manera de avanzar era enfrentarlo, no estaba listo para hacerlo. En su mente, era más fácil seguir bebiendo, seguir escapando de la realidad que tanto lo atormentaba.

A veces, en medio de la bruma del alcohol, se encontraba pensando en lo que sería regresar, en ver a su familia de nuevo, en pedir perdón a su hermana. Pero luego, siempre aparecía esa voz en su cabeza que le decía que era demasiado tarde, que no merecía redención. Así que seguía bebiendo, cada noche un poco más, como si el fondo de la botella pudiera borrar todo el dolor que llevaba dentro.

Hoy estaba en el bar bebiendo como todas la noche la única diferencia es que choco con una chica.

— h...hola nena ¿Quieres pasarla rico hoy?— pregunto con cierto descaro

— ¿de que mierdas hablas? ¿Eres idiota? — por alguna razón esas palabras le recordó a su hermana a su pequeña Verónica

— hermana lo siento, lo siento mucho— dice las cosas con un gran arrepentimiento y soltando lágrimas

— ok amigo, no es a mi a la que tienes que pedir disculpas— dice agarrándolo del brazo— sígueme

¿Estaba bien seguir a una completa desconocida? No, pero ya no tenía nada que perder.

— ¿A dónde me llevas? —murmuró, tropezando un poco mientras caminaban.

— A un lugar donde puedas calmarte, claramente no estás en condiciones de seguir aquí —dijo la chica, con un tono más firme que amable. A pesar de su brusquedad, había algo en su actitud que no era malintencionado. Tal vez solo estaba acostumbrada a tratar con personas como él, perdidos y desesperados.

— Lo siento... es que... he perdido tanto —dijo Julián, casi hablando para sí mismo.

Ella lo miró de reojo, pero no dijo nada. Continuaron caminando hasta que llegaron a un pequeño parque, donde lo sentó en una banca. Julián se dejó caer pesadamente, con la cabeza entre las manos. Estaba borracho, sí, pero las emociones que sentía eran reales, crudas. Había perdido a Daisy, se había alejado de su familia, y ahora lo único que lo mantenía en pie era el alcohol y el vacío que intentaba llenar con cualquier cosa.

La chica se quedó de pie a su lado, cruzando los brazos.

— Mira, no sé cuál es tu historia, y sinceramente no me interesa —dijo, con tono directo—. Pero si sigues así, vas a destruirte completamente. Y créeme, no vale la pena.

Julián levantó la cabeza, sus ojos vidriosos por las lágrimas y el alcohol.

— Ya estoy destruido... no hay nada que salvar.

— Eso lo decides tú —respondió ella, sin compasión—. Si sigues huyendo, vas a perderlo todo de verdad. No eres el primero que veo así, y no serás el último. Pero si no haces algo por ti mismo, nadie más lo hará.

Las palabras de la chica lo golpearon con fuerza. Era directa, sin rodeos, y aunque no la conocía, sentía que sus palabras llevaban verdad. Se quedó en silencio, mirando hacia el vacío.

Verónica... su hermana. Había huido de ella, de su responsabilidad como hermano, y ahora ese peso lo estaba aplastando.

— ¿Qué hago ahora? —preguntó finalmente, en un susurro casi inaudible.

La chica suspiró, como si no tuviera la paciencia para resolver la vida de un desconocido, pero aun así se quedó un momento más.

— Para empezar, deja de beber como si fuera a resolver tus problemas. Y después, encuentra a las personas que realmente importan. Si tienes algo que arreglar con alguien, hazlo. Mañana podría ser tarde.

Julián asintió débilmente. Aunque no sabía si podría seguir ese consejo, en el fondo, algo en él quería intentarlo. Tal vez, solo tal vez, no era demasiado tarde para hacer las cosas bien.

¿Han escuchado que aveces llegan personas mandadas ayudarte?, pues esa chica fue un excelente ayuda para el.




Nos vemos
El próximo fin
De semana

!El Sexy Amigo de Mis Hermanos!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora