CAP 51

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Los pequeños rayos del sol se filtraban por la ventana de nuestra habitación, haciendo que me levantara con pesadez. Abrí los ojos y noté que a mi lado ya no estaba Daniel. Supuse que ya se había ido a trabajar. Anoche no fue la mejor, ya que me la pasé vomitando; al parecer, a mi hijo no le gustó la comida.

Me levanté y me metí al baño. Tenía que ir a clases, solo faltaba una semana para graduarme, aunque no asistiría a la ceremonia debido al tamaño de mi barriga. Todo el colegio ya sabía que estaba embarazada, no era un secreto para nadie, incluso la prensa y todo el mundo que conocía mi apellido y el de mi novio.

Cuando salí, busqué algo que pudiera ponerme para salir e ir al colegio, y lo encontré...

Cuando salí, busqué algo que pudiera ponerme para salir e ir al colegio, y lo encontré

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Un vestido negro que dejaba notar mi barriga, la cual amaba.

Cuando terminé de alistarme, salí y mi guardaespaldas me llevó.

Al llegar, todos se quedaron mirándome y empezaron a hablar. Algunos decían que me veía hermosa con la barriga, otros que era una estúpida por haberme embarazado, y otros solo me tenían envidia por saber quién era el padre de mi bebé.

Seguí caminando y pude ver a Emma con sus nuevos amigos. Emma y yo ya no nos hablábamos; incluso cuando Andrés iba a casa, ella no lo acompañaba. Realmente, esto fue por mi decisión, ya que le pedí que no me buscara, que no quería saber de ella. Lo que me dijo me dolió mucho.

Hablando de mis hermanos, Andrés y Javier me visitaban todos los días, pero nadie sabía nada de Julián. Todos lo estábamos buscando, hasta que ayer por la noche recibimos la noticia de que se fue del país. Eso realmente me dolió, y mucho, al saber las circunstancias en que se fue.

Pero volviendo a lo mío, a veces me dolía pensar en cómo mi vida cambió en un abrir y cerrar de ojos. Nunca pensé que todo cambiaría el día en que me acosté con Daniel o cuando me enteré de que estaba esperando un bebé.

Entré a la primera clase del día, que fue aburrida, hasta que por fin llegó la hora de salida. Saqué mi teléfono y llamé a Daniel. No contestó, así que le dejé un mensaje diciéndole que ya había salido de clases y que iría a comer con mi amigo. Me subí a la camioneta, con mi guardaespaldas siguiéndome desde atrás. Finalmente llegué, estacioné el auto y bajé para entrar al restaurante.

Era elegante pero tranquilo, con un estilo clásico. Empecé a mirar por todos lados hasta que lo vi a lo lejos, y caminé hacia él, realmente emocionada.

— ¡Hola!

— ¡Hola! Por fin llegas —se levantó y me abrazó, pero de repente se dio cuenta—. ¿Estás embarazada?

— ¡Sii! —Él jaló una silla para que me sentara, y luego él hizo lo mismo.

— Dios mío, dime que seré el padrino.

— Claro que sí.

— ¿Y tus hermanos? ¿Estás bien? Bueno, mejor dicho, ¿el papá del bebé está bien?

— Sí, sí. Si supieras, es su mejor amigo.

— ¡Mierda, Vero! Siempre armando problemas como toda niña fresa.

— ¡Ay, cállate! Siempre les tuviste miedo.

— Es que tus hermanos daban miedo. Además, tú me gustabas, entonces no sabía cómo iban a reaccionar ellos.

— ¡¿Qué?!

Se ríe.

— Sí, me gustabas... ya pasó, realmente ya no. Más bien, me siento feliz porque al fin estás haciendo tu vida sin que tus hermanos te estén vigilando.

— ¡Omg! Si supieras lo que pasó.

— ¿Qué pasó?

— Todo fue un problema.

— Cuéntame.

— Julián se alteró tanto que dejó de hablarme —me sentí mal al decirlo—. Incluso se fue del país, pero lo que más me dolió fue escucharlo decirme que abortara.

— ¡¿Qué mierda?! ¿Se volvió loco?

— Empiezo a creer que sí. Aunque sé que lo hice mal, mi bebé no tiene que pagar por eso.

— Mierda, y yo que pensaba que mi vida era animada.

— Si supieras que también me secuestraron.

— Ok, amiga, recuérdame no volver a dejarte sola.

Y ambos reímos y seguimos pasando la tarde-noche hablando sobre todo lo que pasó en nuestra vidas los últimos años, hablamos hasta que Daniel paso por mi.

— ¿Como te fue?

— muy bien la verdad

— me alegro

— ¿Me puedes hacer un masaje en los pies cuando lleguemos ?

— si

— deja tus celos y coloca tu mano en mi barriga tu hijo pide de tu atención

Y con una sonrisa lo hizo

— hola bebé, si es pap, Dios los amos tanto— me mira

— y nosotros a ti





!El Sexy Amigo de Mis Hermanos!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora