CAP 50

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— ¡Oh! S... sí, ¡más... más duro, amor!

— Bebé, estás tan buena.

— Más...

— No puedo, amor, por nuestro príncipe.

Se escuchaba cómo ella aún se quejaba junto a gemidos. Daniel sabía que follársela como él quería podría hacerle daño a su hijo, así que trataba de darle lo más suave posible.

— Me voy a venir, así que voy a salir —dijo con una voz ronca mientras aumentaba el ritmo.

— No... ¡ah! Vente adentro.

— No.

— S... salte y dámelo en la boca.

Daniel se salió y se lo metió en la boca. La vista era la mejor: le estaba follando la boca de la mejor manera, hasta que sintió que su semilla saldría, y se vino en su boca. Verla tragándose toda su esencia era tan excitante. Cuando terminó, sacó el miembro de su boca y se tiró en la cama.

— ¿Estás bien? —estiró su brazo para atraerla a su pecho.

— Sip, extrañaba esto —sonrió y se acercó a mi barriga.

— Hola, pequeño, ¿estás bien? ¿No te lastimé? —besó la barriga, y sentí cómo algo se movió.

— Hazlo de nuevo.

— ¿El qué?

— Háblale y dale cariño.

— ¿Princesito, estás bien? —le acarició la barriga y lo sintió.

— ¡Se movió! ¡Amor, se movió!

— ¿En serio?

— ¡Siií! ¡Amor, nuestro bebé se está moviendo!

— ¿Dónde?

— Aquí —señaló una parte de su barriga.

Daniel acostó su cara en la parte señalada

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Daniel acostó su cara en la parte señalada.

— ¿Tesorito? ¿Estás ahí? —El bebé se movió—. H...hola, mi niño lindo —lágrimas salieron de sus ojos—. Sabes, estoy feliz de poderte sentir, mi bebé bonito —miró hacia arriba y vio cómo Vero lloraba—. Amor, ¿por qué lloras?

— Es... es que esto es lo más lindo que me pudo pasar.

— Lo sé, bebé, digo lo mismo, realmente... —no pudo continuar porque alguien tocó la puerta.

Vero se imaginaba quién era. No era tonta, sabía que Mariana seguía enamorada de su hombre.

— Déjame abrir —dijo Daniel, poniéndose solo unos bóxers.

— ¡Colócate ropa!

— ¡Cerecita!

— No me importa, póntela, y pásame tu camisa —agarró su camiseta que estaba en el suelo y se la dio. Vero se levantó y se la colocó mientras Daniel abría la puerta.

— Hola, Dani.

— Hola, Miri —¿Miri? ¿Esto era una jodida broma?

— Quería saber si... ¿querías algo de comer?

— Bueno, yo...

— No, no quiere —aparecí detrás de él.

— Amor...

— O sea, lo digo porque iremos a comer.

— ¿Sí?

— Sí, quiero comer afuera hoy.

— Está bien —le dio un beso en la frente—. Gracias, Miri, pero pues tengo que complacer a mis bebés. Pero te traigo algo.

— Gracias, Dani —le guiñó el ojo y se fue.

— Ella es una descarada.

— No le hagas caso y ya.

— ¿Por qué tiene que vivir aquí?

— Es mi amiga.

— Pero tú no la embarazaste, a quien embarazaste fue a mí.

— Ya, ya, no te alteres.

Después de eso, nos arreglamos y salimos a almorzar. La comida estuvo deliciosa, a decir verdad, me agradaba el lugar.

— Mañana saldré al centro comercial después del colegio.

— ¿Con quién? Que yo recuerde, ya no te hablas con Emma.

— Puedo tener más amigos aparte de ella.

— ¿Quién es?

— Es un amigo.

— ¿Un chico?

— Sí.

— ¿Para qué saldrán?

— Era mi mejor amigo de pequeños, pero le tenía miedo a mis hermanos. Después se fue del país y volvió, así que me contactó y saldremos mañana.

— Te pasaré a buscar.

— No es necesario.

— Te dije que te pasaré a buscar.

— ¿Por qué tan celoso, amor?

— No seas ridícula.

— Y tú no seas un idiota —me levanté y me fui.

¿Exactamente a dónde? No lo sé, no tengo idea. Solo quería estar lejos de él, pero como cosa rara, uno de sus guardaespaldas me siguió. No podía correr, así que seguí caminando hasta que el carro de mi novio se paró delante de mí.

— Sube y no me hagas enojar.

— ¡No quiero!

— ¡Mierda! Eres demasiado terca —se bajó del carro, caminó hacia mí y me cargó al estilo princesa. Me llevó al auto y me colocó en el asiento del copiloto. Cuando iba a hablar, me besó y mordió mi labio inferior—. No sabes las ganas que tengo de follarte y maltratarte.

— ¿Qué te detiene?

— Nuestro hijo —cerró la puerta y luego subió al auto—. Iremos a mi oficina.

Daniel ahora trabajaba en una pequeña compañía de su padre como jefe. Su padre le dio el trabajo, y él no se negó. Ya había terminado sus estudios en la universidad y se había graduado con honores.

— este bien, además tienes que ayudarme con la revelación de sexo

— claro que sí amor

!El Sexy Amigo de Mis Hermanos!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora