interrogatorio

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la luz amarilla brillaba en su cara, siendo realmente incómoda, mientras estaba sentado frente a esa mesa vacía, había un espejo en una de las paredes y si las películas no le mentían estaba siendo observado desde el otro lado de este.

un policía entrando y poniendo un folder amarillo, que se veía bastante lleno, sobre la mesa parándose del otro lado de esta

-Eric Theodore Cartman, ¿no es así?- exclamó él oficial, viendo directo a la cara del culpable.

-así es- dijo el menor, despreocupado, no era su primera vez en una situación así -mira, terminemos con esto rápido, todo es culpa de Butters y los maricas de sus padres, mételos a la carcel y listo- soltó sin mucho peso, moviendo sus manos en sus típicas maneras exageradas en las que las usaba para expresarse normalmente lo más que las esposas le permitían -que te parece si sólo me dejas ir... no quiero volver a la cárcel- añadió, susurrando esa última parte.

el policía se le quedó viendo como si estuviera harto de la situación y realmente lo estaba, no se podía creer que lo hicieran ir al maldito trabajo a las tres de la mañana para lidiar con un adolescente estúpido.

tomo su walki tolki y dijo unos códigos los cuales el castaño no comprendía y una vez terminó, volvió a la interrogación, ahora pareciendo más molesto.

el oficial golpeó la mesa y acercó su cara a la del contrario -escúchame bien, maldito, justo ahora mis compañeros estan interrogando a tu secuaz y a la familia afectada y viendo tu maldito récord criminal de 158 páginas lo más seguro es que te toque la silla eléctrica por este intento de asesinato, así que ya sólo admite lo que hiciste y tal vez y solo tal vez pueda conseguir que el juez sólo te de 1 cadena perpetua- exclamó molesto, intimidando al regordete, no quería a terminar de esa manera, el uniformado notó el miedo de la mirada bicolor -bueno tocino, ya confiesa porque querías matar a Leopold Stotch- añadió, pero en eso la puerta del interrogatorio se abrió una policía entrando a la sala con los dos.

-oh vamos, James no seas así con el niño, apenas tiene 16, se más amable- exclamó la pelinegra, poniendo un vaso de agua sobre la mesa -vamos toma niño, tranquilizate un poco, parece como si hubieras corrido un maratón- añadió, dándole un pequeño golpe en el hombro a su compañero para que se alejara del omega.

-tranquilo pequeño, estas en un lugar seguro, puedes contarme lo que paso ¿por qué estabas en la casa de los Stotch?- preguntó con una voz tan dulce que parecía finjida, Cartman conocía este truco, policía bueno, policía malo, no iba a caer.

-este... yo..- se detuvo, necesitaba pensar bien lo que iba a decirle a la agente -no soy negro, no devo ir a la cárcel- saco con una sonrisa triunfal.

-Jessy, gracias por tu amabilidad pero claramente no funciona- exclamó James -AHORA HABLA CABRÓN O TE HARE HABLAR SACANDOTE LOS DIENTES UNO A UNO!!!!- grito.

-lo lamento amigo, no recuerdo que hacíamos yo y Kahl en casa del marica de Butters, supongo que el judío es sonámbulo y me terminó contagiando o alguna mierda así- bromeó el más bajo.

-mira niño esto es serio, puede haber consecuencias graves, pero puedo ayudarte a mitigarlas si es que cooperas con nosotros, ahora, explicame porfavor que que lo que paso con Butters ¿porque fuiste a su casa con esas garras?- exclamó la policía, haciendo a un lado a su compañero.

-le digo que no tenía ni la más mínima idea de porque estaba ahí- solto sin mucho, se le escapó una pequeña sonrisa -ademas esas garras no son mías, son del coon, arrestenlo a él- añadió.

-es un puto caso perdido, encierrenlo en la celda y en la mañana lidiamos con él- exclamó una voz atravez de los Wolki tolkies

ambos policías simplemente suspiraron y se fueron, tenían sueño.

kyman my beloved Donde viven las historias. Descúbrelo ahora