Dedicada a:

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Mi querida Profesora McGonagall,

Con la pluma en mano y la brisa otoñal susurrando a través de las ventanas de la Torre de Astronomía, me dispongo a escribir estas líneas con el peso de una despedida en el corazón. Han pasado ya dos días desde que las estrellas parpadearon más débiles en el firmamento, señal de que alguien importante nos había dejado.

Mi más sinceras disculpas, pero ni con hechizos me salían las palabras... Es más, es como si me hubieran lanzado un encantamiento silenciador, pero aquí va mi carta.

Hoy me siento en los terrenos de Hogwarts, frente a la majestuosa vista del Lago Negro, y no puedo evitar recordar las incontables lecciones impartidas en el Aula de Transformaciones. No solo aprendimos a convertir ratones en copas, sino a ser fuertes, a ser valientes, y a enfrentar los retos con la misma firmeza y templanza que usted siempre mostró. A través de su sabiduría y autoridad, entendimos que el verdadero poder no está en la magia, sino en los principios que la guían.

Pero esta carta no es solo para mi venerada profesora, sino para la mujer detrás de la magia, la inigualable Dame Maggie Smith. En ella, vimos nacer y crecer a la imponente Minerva McGonagall, la hechicera que, con un simple gesto de su varita y una mirada penetrante, nos mostró el verdadero significado de la responsabilidad y el sacrificio.

Al igual que las torres de este castillo se han mantenido firmes contra los embates del tiempo, así lo hizo Maggie con su arte, entregándonos momentos que quedarán grabados en la historia, como si fueran retratos mágicos, vivos por siempre en nuestra memoria.

Recuerdo sus pasos firmes resonando en los corredores de piedra, la manera en que mantenía el orden incluso en los momentos más oscuros. Y, aunque Maggie ya no esté físicamente con nosotros, su presencia seguirá resonando en cada rincón de Hogwarts, en cada rincón de nuestros corazones. Las paredes del castillo están impregnadas de su legado, y siempre la veremos allí, entre los murmullos del viento y las luces danzantes de las velas flotantes.

Hoy, la despedida es amarga, pero también llena de gratitud. Gracias, Profesora McGonagall, por enseñarnos que el coraje no siempre ruge, que a veces es una pequeña voz al final del día que nos dice: "Mañana lo intentaré de nuevo". Y gracias, querida Maggie, por darle vida a ese personaje con una maestría inigualable.

Las puertas del Gran Comedor siempre estarán abiertas para recibir su espíritu, y aunque los banquetes continúen, habrá un asiento vacío que nadie más podrá llenar. Su ausencia será como la de una estrella en el cielo nocturno de Hogwarts: aunque ya no brille en su lugar habitual, su luz nos seguirá guiando.

No le prometo, mi estimada profesora, que esta carta le llegue de inmediato, tengo entendido que muchas hechiceras y magos están utilizando sus lechuzas mensajeras y todas van a su dirección.

Me alegra el saber que ahora se encuentra con Severus y Dumbledore, con los hermanos Black y con los Potter.

Arriba esas varitas, por nuestra profesora.

Con profunda admiración y cariño,
Ángeles Villalta
Torre de Ravenclaw, Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería


Carta enviada directamente al cielo...


Slytherin Queen - Regulus Black © ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora