|42| Capítulo

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⁓ La Destrucción de los Horrocruxes ⁓

El aire en el castillo de Hogwarts estaba cargado de tensión y magia. Caminando por los antiguos pasillos, podía sentir los susurros de mis hermanos, los fundadores, que alguna vez habían compartido su linaje conmigo. 

Como hermana de Rowena, Godric, Helga, Godric y Salazar, y Reina del mundo mágico, mi conexión con el castillo era profunda. La misión que estaba por emprender no era solo una lucha contra Voldemort, sino también una carrera contra el tiempo para destruir los horrocruxes que le otorgaban su inmortalidad.

La Sala de los Menesteres, un lugar que siempre había tenido un significado especial para mí, estaba ahora transformada en un santuario seguro donde Regulus y yo nos preparábamos para destruir los horrocruxes. Los tres objetos yacían sobre una mesa antigua: la diadema de Rowena Ravenclaw, el guardapelo de Salazar Slytherin y la copa de Helga Hufflepuff. Cada uno de ellos irradiaba una energía oscura y siniestra.

Me acerqué a la mesa, mis manos temblando ligeramente mientras recogía la diadema de Rowena. Mis hermanos siempre habían sido una parte fundamental de quién soy, y ver sus legados corrompidos de esta manera me llenaba de dolor.

— Rowena, guíame... Guíame Susan. — murmuré, sosteniendo la diadema con ambas manos.

Con un movimiento decidido, extraje la espada de Gryffindor, que había sido imbuida con el veneno de basilisco. Con un golpe rápido y preciso, atravesé la diadema. Un grito desgarrador llenó la sala cuando el horrocrux fue destruido, liberando una oleada de energía oscura antes de desvanecerse.

Regulus me sostuvo mientras me recuperaba del impacto.

— Uno menos. — Dijo él, su voz calmada pero determinada.
— Ahora el guardapelos. — Le digo. 

Tomé el guardapelo de mi mellizo en mis manos. Sabía que destruirlo no sería fácil. El poder oscuro que emanaba de él era casi palpable. Regulus, siempre a mi lado, me miró con confianza.
— Estamos juntos en esto, Di. — Dijo, su mano tocando la mía con suavidad. — Desde el principio hasta el final.

Con un asentimiento, levanté la espada de Peter una vez más. El guardapelo se resistió, vibrando con una energía malévola, pero no dudé. Con otro golpe certero, lo atravesé. Un grito agudo resonó en la sala mientras la oscuridad del horrocrux se disipaba.

Ambos vimos el último objeto.

La copa de Helga Hufflepuff fue el siguiente objeto que sostuve. Helga, con su bondad infinita, habría odiado ver su legado convertido en un instrumento de maldad. Cerré los ojos por un momento, enviándole un pensamiento de amor y perdón.

— Lucy, perdóname. — Susurré antes de alzar la espada. Con un golpe firme, destruí la copa, liberando otra oleada de energía oscura.

...

Justo cuando creía que habíamos terminado, sentí una perturbación en el aire. Tom, mi hijo adoptivo, había sentido una extraña atracción hacia la Cámara de los Secretos. Sin decírselo a nadie, decidió explorar el lugar por su cuenta. Sabía que siempre le había advertido sobre los peligros, pero su curiosidad era más fuerte.

Lo seguí en silencio y lo vi entrar en la cámara. Las paredes estaban cubiertas de inscripciones en pársel y, en el centro, una estatua colosal de Salazar Slytherin parecía observarlo. En un rincón oscuro, encontró un diario viejo y polvoriento. Al abrirlo, sentí una conexión inmediata, como si el libro estuviera vivo.

El diario comenzó a escribir por sí solo, revelando la verdad sobre su origen. — Tom Marvolo Riddle. — leyó en la página. — Eres mi hijo.

Tom se quedó paralizado. El diario continuó, revelando que su verdadero padre era Voldemort y su madre Bellatrix Lestrange. Todo lo que había creído hasta ese momento se derrumbaba.

— Únete a mí, Tom. — susurró la voz del diario. — Juntos podemos gobernar el mundo mágico.

Entré en la cámara y lo vi levantar la vista. Nuestros ojos se encontraron, y pude ver la confusión y el dolor en su rostro.

— Diana. — dijo Tom con voz temblorosa. — ¿es esto cierto?

Asentí lentamente, mis ojos llenos de lágrimas. — Sí, Tom. —  Me siento a la par de él. — Soy tu tía política y Regulus es tu tío, tu madre... Bella, les mintió diciendo que eran nuestros hijos para protegerlos, por eso actuamos tan extrañados el día que llegaron, no sabíamos el plan de Bella hasta que nos sentamos en la oficina... Pero siempre has sido mi niño. Te he amado desde el día que llegaron, tu y Matthew se volvieron nuestros niños.

Tom miró el diario nuevamente, sintiendo la lucha interna entre la verdad y el amor que había conocido toda su vida. Con una determinación renovada, levantó un pedazo de colmillo del basilisco, al cual parece ser que Harry y Hermione des-molaron, y la dejó caer sobre el diario. Un grito agudo resonó en la cámara cuando el horrocrux fue destruido, liberando una ola de energía oscura.

Corrí hacia él y lo abracé con fuerza, cubriendolo de la energía oscura.

— Has hecho lo correcto. — susurré. — Eres un Riddle, pero también eres mi hijo, y siempre lo serás.

Tom sintió el calor y el amor en mi abrazo, sabiendo que, aunque la verdad sobre su origen era oscura, siempre tendría a su familia para guiarlo hacia la luz.

Con 4 de los 7 horrocruxes destruidos y la verdad revelada, nos preparamos para enfrentar a Voldemort una última vez, sabiendo que el poder del amor y la unidad era la fuerza más grande de todas.

Slytherin Queen - Regulus Black © ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora