|38| Capítulo

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⁓ LA HERENCIA DE LOS BLACK: UN NUEVO COMIENZO ⁓ 

1 de Noviembre de 1991:


Caminábamos por las estrechas calles de Londres muggle, con la luz de la luna como guía. Finalmente llegamos a Grimmauld Place.

— ¿Porque la casa no luce abandonada? — Me pregunta.
— Kreacher no la dejo... O al menos no del todo, cuando Diana y yo volvimos tratamos de devolverle su antigua gloria. — Le explico.

Ambos entramos.

— ¿Hace cuanto volvieron? — Me pregunta.
— 2 meses... Volvimos el 1 de septiembre. — Le respondo mientras me sirvo ron.
— Este lugar está lleno de recuerdos oscuros y dolorosos. — Dice mientras se acerca al tapiz. — Hasta Diana está en esta cosa... Todos menos yo.

— ¿Diana? — Pregunto acercándome.

Veo cómo está su cara y nombre bordado en el tapiz.  

— La señora lo bordo. — Escuchamos a nuestras espaldas, nos volteamos y vemos a Kreacher. — Amos Black. 
— Hola Kreach. — Lo saludo. — ¿Como va todo por aquí?
— Muy bien, Amo Regulus.
— Kreach, ¿podrías darme los collares de Diana? — Le preguntó.

— No me ponga en esa posición, Amo. La Ama me pidió que se los devolviera a ella. — Dice con pena.

— No te preocupes, vendremos mañana cuando los niños vuelvan a Hogwarts. — Le digo.
— ¿Niños? — Pregunta Sirius.
— Mis hijos. — Le respondo.

— ¿Tienes hijos? 
— Sí, mellizos... Tom y Matthew. — Le contestó.
— Pero... ¿Hogwarts? ¿No están muy pequeños?
— No, tienen 16... Es complicado, pero, ellos se quedaron en el futuro 16 años, hasta que Diana y yo los pudimos traer de vuelta 7 días después de nuestra llegada. — Le explicó.

— Que bien... 
— También conocimos a Harry Potter, el hijo de la pelirroja y el cuatro ojos. Es el vivo retrato de ambos. — Le digo y este me mira.

— Quiero verlo.
— No puedes... Nadie puede saber que estás fuera de Azkaban, Diana y yo no creemos que mataras a los Potter, pero necesitamos limpiar tu nombre. 
— ¿Qué hay de Harry? — Pregunta.

— Diana ya está moviendo cielo, mar y tierra para que pueda ir a vivir con nosotros. — Le explico.
— ¿Con ustedes?
— Es el hijo de la pelirroja, sabes lo que significa para Diana... Pero, creo que si te quedar en Grimmauld podría turnarse para vivir en cada lugar.

— ¿Porque me ayudas? — Iba a contestar cuando él lo hace. — Por que soy un Black.
— Por que eres mi hermano. 

Sirius miró alrededor de la casa, observando los objetos familiares que aún permanecían en su lugar, testigos silenciosos de los años de ausencia y sufrimiento. La presencia de su hermano, aunque fugaz, le traía consuelo y la esperanza de redimir los errores del pasado.

— Regulus, lamento todo lo que ha sucedido —dijo Sirius con sinceridad—. No deberíamos haber terminado así, divididos por la tragedia y la desconfianza.

— Ambos hemos cometido errores, Sirius. Pero es hora de mirar hacia adelante, de reconstruir lo que una vez perdimos.

...

Toco la puerta y una señora la abre.

— ¿Sí?... ¿Como tú?... ¿Estás tan joven? — Pregunta la señora.
— Hola Petunia... ¿Te acuerdas de mí? Era amiga de tu hermana, Lily nos presentó en un verano. — Le digo.

— Brujas... — Dice con desprecio.
— Sí... Me enteré que Harry vive contigo. — Digo.
— Esa pequeña rata. — Menciona con desagrado.

— Estoy dispuesta de que él viva conmigo y con mi esposo. — Continuo, manteniendo la compostura a pesar del desdén de Petunia.

Petunia frunció el ceño, sus labios apretados en una línea fina. 

— ¿Por qué debería confiarte a ese niño problemático? Lo único que ha traído a mi vida son problemas y preocupaciones.

Mantuve la mirada, y mi expresión firme. 

— Entiendo tus reservas, Petunia. Pero Harry merece una familia que lo cuide y lo proteja. Vivir con nosotros sería una oportunidad para que tenga una vida mejor, lejos de todo lo que le recuerda a su infancia difícil.

Petunia vaciló por un momento, sus ojos examinando a Diana con suspicacia. Finalmente, suspiró, pareciendo resignada. 

— Como sea, mientras te lo lleves lejos de aquí. — Dice Petunia.

— Te prometo que cuidaremos de él como si fuera nuestro propio hijo. Harry merece una oportunidad de ser feliz, ¿no crees?

Petunia asintió con la cabeza, una mezcla de emociones cruzando su rostro. 

— Me da lo mismo, llévatelo. 
— Está bien... Le avisaré que este ya no es su hogar. — Le digo.

Me subo a mi auto y conduzco a Grimmauld Place, donde ambos hermanos Black me esperan.

— ¿Qué tal te fue? — Pregunta Sirius rápidamente.
— Harry no le importa. — Le digo.
— Qué novedad. — Dice Regulus.

— ¡Papá! — Se escucha fuera de la casa.

Entran los mellizos.

— ¡Papá! ¡Papá! ¡Papá! ¡Papá! —  Grita Matthew corriendo hacia Regulus. — Lo logré, entre.
— ¿Al equipo? — Pregunta Regulus.
— ¡Sí! Como buscador.

Regulus se levanta del sofá.

— ¡Ese es mi muchacho! — Lo abraza.

Mientras tanto Tom me pasa una hoja, sus calificaciones, perfectas. Lo abrazo.

— Ese es mi muchacho.

Kreacher interrumpe dando anuncio de que Harry nos espera en la sala de visitas.

— ¡Oh! Ese es mi muchacho. — Dice Sirius.

Regulus y yo reímos pues entendimos que se estaba burlando de nosotros. 


Slytherin Queen - Regulus Black © ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora