70 Puedes volver cuando quieras🫤

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—Os acompañaré hasta el coche

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—Os acompañaré hasta el coche.— propuso Ezra.
Estaba demasiado sorprendida por los acontecimientos para negarme y antes de darme cuenta ya nos estaba llevando a la salida.
Miraba a mi alrededor y allá donde alcanzaba la vista había miembros de la manada de Ezra, había montones de ellos, cientos. Desconfiaba de cada uno de sus movimientos, parecía una trampa, no podía ser tan fácil.

Hades estaba enfrascado en recibir algo de cariño de María, les oí hablar sobre el miedo que ella había pasado pensando que nadie vendría a ayudarla y cómo su familia la había dado de lado al enterarse de todo lo ocurrido, al parecer ahora éramos sus héroes.

Ayax no quitaba ojo a Ezra, mientras que Duke controlaba a todos sus acólitos y no dudaba en apartarlos cuando consideraba que se acercaban demasiado al parámetro de seguridad imaginario que había establecido a mi alrededor, Max se dedicaba a interponerse descaradamente delante de mí con su cuerpo a modo de escudo.

La noche había caído aún más, pese a que creí haber pasado años dentro de esa cueva no podían haber pasado más que unos minutos. Miré mi teléfono para consultar la hora.

—Podrías darme tu número y así estaríamos en contacto.—propuso Ezra.

—¿No te cansas del rechazo?— Max parecía genuinamente molesto.

—Merece la pena.— contestó él, a la vez que me guiñaba un ojo. Era increíble cómo alternaba entre la desesperación rabiosa y un encanto nato.

Max iba a responder, pero Ayax le hizo una seña bajando la palma de la mano pidiendo que se relajase.

En ese momento avisté el coche, Duke tenía las llaves así que se apresuró a abrirlo. De alguna manera Ezra consiguió esquivar a Max y abrir la puerta del copiloto para mí.
Entré y la cerré con fuerza, nos apresuramos para subir todos rápidamente. María iba sentada encima de Hades porque no había asientos suficientes, pero ese era el menor de nuestros problemas.

Ezra dió unos toquecitos con el nudillo de su dedo índice en mi ventanilla y yo, bien ilusa, la bajé. 

—Puedes volver cuando quieras, pero la siguiente vez solo podrás pasar tú.—anunció él con una sonrisa.

—No creo que lo haga.—me iba con una sensación agridulce, pero lo cierto es que había sido bastante educado quitando lo del rapto y pegarle una paliza a Hades.

—¿Ni siquiera a por tu madre?

—¿Ni siquiera a por tu madre?

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