Ha llegado una luna llena muy especial para Reika, ya que ha hecho que conozca a Max, Ayax y Duke.
Podéis leer su aventura, ambientada en Galicia, en capítulos cortos y muy ilustrados.
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Entré en mi cuarto de baño, porque seré todo lo lobismuller que quiera pero hago pis igual que todos los humanos.
Al pararme junto al fregadero, miré al frente y me vi en el espejo. Los ojos se me fueron directos a las cicatrices en mi cuello, eran más que las de mis ancestras. Saqué la crema que había comprado para los tatuajes de los chicos y la usé en mis heridas, al parecer, curarme rápido no era uno de los superpoderes que había ganado.
No es que fuesen preciosas, pero estaba orgullosa de mis cicatrices, fue hasta bonito recibirlas. Por eso no quería que María recibiese las suyas de mala manera. Era un gran compromiso, uno enorme, y yo me había atrevido a aceptarlo con ni más ni menos que tres personas.
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——¿Reika?—— cuando Ayax apareció me di cuenta de que no había cerrado la puerta, me estaba acostumbrando a vivir sola.——No te preocupes, no tardarán en curarse.
Debió notar qué estaba observando y se acercó con una sonrisa para besar mi cuello.
——¿A qué diablos sabes?—— no pude evitar que se me escapase una carcajada.——¿Quién?—— gruñó con un tono tan serio que incluso me recorrió un escalofrío.
——¿Cómo?—— me acababa de explotar el cerebro, estaba presenciando un episodio de celos. Vi cómo miraba el bote de crema en mi mano y su expresión cambiaba.
——Perdona...—— me crucé de brazos, no se iba a librar tan fácilmente.——Es solo que era una esencia desconocida y yo...——fruncí el ceño, no era suficiente.——Solo quiero asegurarme de que no te hagan daño.
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——¿Qué ocurre?—— Max apareció en el momento menos indicado.——Ya me había parecido notar que estabas disgustada.
——Bésame el cuello.—— ordené señalando las cicatrices.
——Vale...—— estaba confuso, pero hizo lo que pedía.——Puag... esas heridas no necesitan cicatrizantes, se curarán muy pronto.
Me giré hacia Ayax, su reacción no estaba justificada.
——Tienes razón, me preocupo demasiado.—— no sonó como una disculpa y aún menos cuando salió de allí dando un portazo.
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