Subí la ventanilla y bloqueé las puertas con el seguro rápidamente. Duke intentó salir pero se lo impedí.
Ezra seguía esperando una reacción volátil por mi parte, pero empezaba a escamarse.
—Vámonos a casa.—dije seriamente.
—Reika, tienen a tu madre.— me recordó María en voz baja con un tono preocupado. No hizo falta que respondiese, Ayax ya estaba gesticulando para que se callase.
Estaba claro que no podía ser tan simple. Duke arrancó el coche y nos fuimos excediendo el límite de velocidad.
Ezra parecía sorprendido de que nos fuésemos dejándola allí, habría sobrevalorado los sentimientos que procesaba hacia mi madre. No es solo que tuviese miedo, aunque también era el caso, y más ahora que tendría que entrar por mi cuenta. Pese a estar aterrada ante las posibles torturas de Ezra y su manada, podría haberme sacrificado si la persona que me necesitase lo mereciera.
Había cierta justicia poética en el hecho de haberla dejado abandonada a su suerte.
—Tranquila, ni siquiera sabemos si es cierto.—comentó Max con la intención de consolarme. Lo cierto es que no lo necesitaba, realmente apenas me importaba, puede que hasta me fuese un poco placentero que mi madre estuviese recibiendo su propia medicina.
En cambio, pensé en mi abuela, ella no estaría nada de acuerdo con esta situación. Siempre insistía en perdonar con esos valores católicos suyos de poner la otra mejilla, yo me resistía a hacerlo, ya que ser la mejor persona es bastante agotador.
—Reika, ¿estás bien?— preguntó Ayax acariciando mi hombro. Cuando me giré y encontré sus ojos penetrantes clavados en mí no pude evitar venirme abajo.
—No.—admití con la voz quebrada y se me cayó una lágrima que Duke no tardó más de tres segundos en secar con delicadeza.—Estoy cansada.
—Deberías dormir.—sugirió Max con un tono extremadamente dulce.
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🐾REIKA
Kurt AdamHa llegado una luna llena muy especial para Reika, ya que ha hecho que conozca a Max, Ayax y Duke. Podéis leer su aventura, ambientada en Galicia, en capítulos cortos y muy ilustrados.