—Pruébalo, Reika.— dejó uno de los frutos en la palma de mi mano.— Adelante.
—Es una especia, no sabrá bien así sola.— lo cierto es que mi coartada era insostenible, y estaba empezando a sudar.
—Vamos, pruébala y soltaré a tu madre.— no paraba de dar vueltas a mi alrededor y eso me ponía aún más nerviosa.
—¿De verdad?— empecé a preguntarme si merecía la pena.
—Yo siempre cumplo mis promesas.— susurró detrás de mí, lo suficientemente cerca para que notase su aliento en mi nuca.
—Trato hecho.— entonces me tragué el fruto sin pensarlo dos veces como si fuera una pastilla, y me senté en el sofá a esperar que empezasen a aparecer los síntomas.
—Tengo que admitir que no esperaba que lo hicieras.— dijo él visiblemente sorprendido.
Dió un silbido y aparecieron dos secuaces con mi madre a cuestas, la vi tan mal que juraría que aquello era un cadáver con un hilo de vida sosteniéndola.
—¿Qué la habéis hecho?— pregunté llena de rabia pero reservando mis energías.
—Solo está sedada, era aún más complicada que María...— se sentó a mi lado.— Menudo carácter tenéis todas.
Recogió otro de los frutos que se me habían caído y se lo llevó a la boca. Solté un suspiro al ver cómo se lo tragaba, puede que yo me fuera directa a la tumba pero al menos lo arrastraría conmigo.
—Cicuta.—anunció con total tranquilidad.— Deliciosa.
De inmediato me incorporé, sabía desde el principio que estaba tratando de envenenarle.
—Es curioso, a los hombres lobo no nos hace el mismo efecto que a los humanos.— me dejé caer resignada sobre el respaldo del sillón.— Y a las lobismuller tampoco.— aquello me sorprendió, obviamente, pero evité que fuese muy obvio.— Aunque eso tú no lo sabías.
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🐾REIKA
Hombres LoboHa llegado una luna llena muy especial para Reika, ya que ha hecho que conozca a Max, Ayax y Duke. Podéis leer su aventura, ambientada en Galicia, en capítulos cortos y muy ilustrados.