78 Habrá que probarlo

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—¿Por qué te has dedicado a raptar a otras lobismuller para hacerme venir, en vez de venir directamente a por mí?— pregunté una vez me había dejado en el sillón de cuero marrón frente a la televisión

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—¿Por qué te has dedicado a raptar a otras lobismuller para hacerme venir, en vez de venir directamente a por mí?— pregunté una vez me había dejado en el sillón de cuero marrón frente a la televisión. 

—Quería motivarte a venir, no obligarte.—se sentó a mi lado y yo me aparté todo lo que podía, quedando muy pegada al reposabrazos.— Aunque sabía que no podrías evitarlo, eres demasiado buena.

—Ya me tienes aquí, suelta a mi madre.— se levantó del sillón repentinamente.

—Casi olvido registrarte, qué desastre.— dió un silbido y apareció el niño que vi la otra vez cargando una silla.— Manos inocentes, espero que no te haga sentir muy incómoda. 

—Levántate.— ordenó el niño. Dudé entre si hacer lo que me decía o darle la bofetada que se merecía por hablarme así.
El niño empezó revisando mis tobillos y al llegar a la cintura consideró que ya estaba demasiado alto y necesitaba subirse a la silla. Vi cómo Ezra sonreía debajo de la mano que tenía colocada para taparse la boca mientras el niño metía las manos en mis bolsillos.— Sube los brazos.— en cuanto lo hice, el niño empezó a levantar mi sudadera.

—¿Qué crees que haces?— me quejé dándole un empujoncito que casi le tira de la silla.

—Señor, lleva otra camiseta debajo y podría esconder algo en las mangas.— hay que admitir que era todo un profesional. 

—Reika, no nos intentes hacer creer que eres tan pudorosa.— entonces Ezra se acercó para quitarme la sudadera, cuando me hizo bajar los brazos los frutos cayeron de mis mangas ya que eran los puños de la sudadera los que lo evitaban.—¿Qué es esto?— preguntó Ezra con uno de ellos en la mano.

—Es una especia.— traté de sonar convincente.— Las he estado recogiendo en mi jardín.

—Entonces habrá que probarlo.

—Entonces habrá que probarlo

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