Ansiar una razón

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–Luffy...–murmuró el adulto, trató de acercarse a su nieto, pero al intentarlo, este retrocedió, estaba claramente asustado, se sentía tan extraño volver a escuchar aquel nombre de labios ajenos.

Antes de que el Marine lograra pronunciar otra palabra, el contrario salió corriendo hacia el bosque, todo estaba oscuro y apenas veía las ramas con las que chocaba, a los pocos minutos, tropezó y calló por la inclinación de la colina que estaba atravesando, su pierna chocó con una roca y sintió cómo su piel se desgarraba por los filos de esta, se tapó la boca en busca de callar el fuerte quejido de dolor que emitió.
Trato de levantarse, pero eso solo hizo que la herida doliera más, de pronto, escuchó a alguien aproximarse a él, al levantar la mirada, se encontró con su abuelo arrodillado, observando su herida con preocupación.
–Te llevaré a donde Dadan, allí desinfectare y vendaré esto–habló, olvidándose de todas las preguntas y dudas en su cabeza, solo concentrado en ayudar lo más rápido al niño delante de él, el cual asintió, dejando que lo cargara.

Garp corrió a la cabaña de la bandida, sintiendo el calor del pequeño cuerpo del azabache, recordando aquella misma calidez que experimentó el día que lo tuvo en sus brazos por primera vez. Al llegar, el Marine se apresuró en atender el sangrado y luego servirle un plato de comida para que recuperara fuerzas, ninguno de los dos había dicho ninguna palabra, hasta que el azabache habló con una natural hostilidad al percatarse de la constante mirada del mayor.
–¿Qué miras?
–De verdad eres tú, volviste–susurró, sus ojos se humedecieron y era notorio el gran esfuerzo que hacía para no romperse.

El menor suavizó su rostro, se levantó y sin decir nada, corrió para darle un abrazo y sin quererlo, comenzar a llorar. El vicealmirante admitía que era algo que no se esperaba, pero correspondió al instante, rodeándolo con sus brazos y un total cuidado, temiendo medir mal su fuerza y hacerle daño, lo había extrañado tanto, todos los años qué pasó buscándolo valieron por completo la pena, tenía a su niño de vuelta.

Ambos chicos estaban en su habitación hace ya una hora desde que su abuelo les mandó irse, luego de escuchar que el Marine había vuelto, decidieron no bajar a preguntar qué pasaba por muy confundidos que estuvieran, estaban demasiado cansados como...

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Ambos chicos estaban en su habitación hace ya una hora desde que su abuelo les mandó irse, luego de escuchar que el Marine había vuelto, decidieron no bajar a preguntar qué pasaba por muy confundidos que estuvieran, estaban demasiado cansados como para armar un conflicto, pero a pesar del sueño, ninguno podía dormir.
–Ace, ¿estás despierto?–le susurró el rubio a su amigo, quien estaba de espaldas a un lado.
–¿Qué quieres?
–¿Por qué crees que reaccionó así al ver a Anchor?
–Supongo que es porque el idiota es un pirata y el viejo debió de descubrirlo.
–¿Crees que le haga daño?
–No lo sé y no me importa, duérmete de una vez.
–¿Habrá vuelto a la villa o crees que esté con el abuelo abajo?–siguió preguntando, ignorando las quejas del contrario, pero este se había cansado de contestar así que solo se quedó en silencio.

Al poco tiempo, ambos ya estaban dormidos y a la mañana siguiente, los dos se levantaron para empezar su día como siempre, se vistieron, tomaron sus tuberías y fueron a la primera planta para salir a cazar, pero antes de irse, se percataron de cómo todos los bandidos estaban mirando por la puerta entreabierta que daba a la habitación en la que usualmente se quedaba su abuelo cuando venía. Se unieron a la multitud abriéndose paso entre ellos para ver que era lo que estaban viendo tan sorprendidos y quedaron boquiabiertos cuando se dieron cuenta de lo que pasaba adentro.
Garp estaba sentado en la cama con un pequeño azabache apoyando su cabeza en las piernas del mayor, este acariciaba su cabello y lo miraba con una expresión tranquila, difícil de ver en un hombre tan estricto como lo era él. Se daba cuenta de todos afuera, pero no parecía importarle en lo absoluto, solo se concentraba en el niño a su lado que yacía dormido, pero toda esa tranquilidad se vio interrumpida cuando el pecoso sin una pizca de cuidado, entró al cuarto de forma brusca y se aproximó a su abuelo.
–¿Por qué mierda Anchor está aquí y no en su estupida aldea?–espetó alzando un poco la voz.
–Ace, esto no es algo que a ti te incumba.
–Claro que me incumbe, no quiero que de la nada conviertas a ese idiota en un Marine o se lo quites a su tripulación.

El de 10 no dejó hablar al contrario, pues removió al menor para que despertara y al hacerlo, tomó su mano y lo comenzó a arrastrar afuera del cuarto.
–¿Qué sucede?–preguntó el pirata, frotándose los ojos al estar recién levantado, tropezando ante el arrastre del contrario, pues su pierna aún dolía.
–Te iré a dejar a donde Makino–le respondió el Portgas sin dejar de caminar, pero el azabache se soltó.
–No iré, me quiero quedar aquí.
–¿Sabes lo que estás diciendo?, no sé qué hiciste para hacerte amigo de ese anciano y la verdad no me interesa, pero sólo te estoy salvando de que te haga entrenar día y noche para convertirte en un soldad–paró de hablar cuando se percató de los vendajes que el menor traía–¿Qué te pasó?–preguntó de forma seria y luego volteó a donde su abuelo estaba–¡¿Tu se lo hiciste?!–acusó visiblemente enojado, apretando el mango de su tubería en manos.
–Me caí de camino a la villa, Garp fue quien me ayudó y me dejó quedarme.
–¿Son amigos?–interrumpió el Marine, bastante desconcertado que ambos se conocieran.
–¡No!, alguien tan débil como él jamás sería mi amigo, apenas lo soporto y odio verlo.
–¡Ace!–espetó el mayor–Es suficiente, no quiero volver a verte tratarlo así.
–¿Y lo defiendes a él?, ¡ni siquiera lo conoces!, ¡es tan irritante!
–Ya basta–interrumpió el pequeño, sin querer causar más conflicto–Volveré a la villa y vendré acá mañana temprano, Makino debe de estar preocupada–sin decir nada más, se dirigió a la puerta, abriéndola y mostrando a todos aquellos que escuchaban la acalorada discusión.
–Iré con él para que no se preocupen de que le pueda pasar algo–habló el rubio, siguiendo al pirata y dejando a su amigo muy ofendido por tal comentario.

Ambos caminaban por el bosque, el de 10 procuraba ayudar al contrario cuando el camino se ponía muy difícil con sitios de escalada o una colina demasiado empinada y rocosa, llegando un punto en el que decidió cargarlo en su espalda para que no hag...

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Ambos caminaban por el bosque, el de 10 procuraba ayudar al contrario cuando el camino se ponía muy difícil con sitios de escalada o una colina demasiado empinada y rocosa, llegando un punto en el que decidió cargarlo en su espalda para que no haga más esfuerzo con una pierna lastimada.
–Sabo, ¿puedo preguntarte algo?
–Que sea rápido–respondió cortante, sin un verdadero interés de entablar alguna conversación.
–¿Como es tu familia?–el de azul inmediatamente detuvo su paso ante la pregunta y tardó varios segundos en decir algo, para luego continuar caminando.
–No quiero hablar de eso.
–Está bien, ¿y de qué quieres hablar?
–De nada, cállate hasta que lleguemos.
–¿Por qué me acompañaste?, ya me sé el camino de su casa hasta Foosha.
–Si te ibas solo, Ace estaría preocupado.
–No es cierto, a él le importo un comino.
–Bueno, no le agradas en lo absoluto, pero por mucho que lo niegue, les tiene aprecio a las personas que no reconocen su existencia como una molestia y tú eres de esas pocas personas–aquello sorprendió y alegró al pequeño.
–Tú...¿crees que a él le gustaría que yo me quedara aquí en de vez de irme con mi tripulación?–el contrario en lugar de responderle, solo levantó los hombros y los dejó caer, no hablaron más hasta llegar a la aldea, donde se despidieron.

Pirata por accidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora