Shanks llegó a una isla sin ley, nada fuera de lo normal, mucha pobreza y pandillas, creyó que sería una parada corta y que podría largarse pronto, pero todo cambio cuando una pequeña sombra trato de llevarse los tesoros de su barco.
Esta historia t...
El Log Pose ya se había actualizado y por fin podrían marcharse hasta su próxima isla, el menor estaba ansioso, veía cómo levantaban ancla e izaban las velas. Mientras que los piratas se preparaban para zarpar, el pequeño se cambiaba el pijama que el pelirrojo anteriormente le había obsequiado y estuvo un par de minutos decidiendo que ponerse, era la primera ves que se cuestionaba esto, siendo que también era la primera ves que tenía ropa para elegir, aquello le agobiaba un poco. Se decidió por una camisa blanca y unos pantalones rojos, pero al sentir que le faltaba algo, corrió a los cajones de Shanks y con una sonrisita se ató uno de sus pañuelos de color amarillo a la cintura, tal como lo hacía el mayor y ahora sí, fue a cubierta a comer algo, encontrándose con Benn en el camino. –Buenos días, Anchor, ¿qué es lo que llevas puesto? –Oh, es que son como las que ocupa Shanks, la encontré en un cajón–el de cabello largo soltó una risita y se agachó a su altura. –Mira, es así como el capitán lo usa.
Le explico volviendo a amarrar el pañuelo de forma correcta, quedando igual a los de la vestimenta del pelirrojo. El pequeño le agradeció y con una gran sonrisa se dirigió corriendo a cubierta en busca del de sombrero, pero sus sonrisa desapareció cuando escuchó un disparo y luego un agudo dolor en su pantorrilla, soltó un grito ahogado al ver como una bala lo había rozado para terminar en la pared y luego volteó hacia la orilla, su respiración se corto al darse cuenta, era la Marina, un escuadrón completo.
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El Vicealmirante estaba en su oficina, cuando su Den Den Mushi sonó de nuevo, tomó la llamada y no le sorprendió escuchar la voz de su vieja amiga. –¿En cuánto tiempo llegarás?–pregunto Tsuru. –Desde cubierta ya puedo ver la isla, aproximadamente en 30 minutos ya estaré desembarcando en el puerto. –Olvídate del puerto, hay unos piratas importantes en el borde oeste de la isla, hace un rato envíe a un escuadrón, pero no les vendría mal tú apoyo. –¿Quien es su capitán? –Akagami no Shanks, su recompensa es de 1.040.000.000 Berries, será mejor que te apresures. –Los Piratas Del Pelirrojo, he oído de ellos, me encargaré enseguida.
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El pequeño rápidamente se escondió tras los cañones de la cubierta, mientras veía más balas golpeando las paredes y dejando agujeros por toda la parte superficial del barco. La tripulación no tardó en aparecer, Yasopp fue a la sala de cañones junto con otros miembros, en tanto Lucky, Benn y Hongo se quedaban en cubierta disparando a quienes los atacaban, los cuales parecían estarse disminuyendo con cada explosión de las balas de cañón. Anchor estaba más que asustado, pero aún así, colocó su mano temblorosa en el borde y se levantó un poco para asomarse a ver a los Marines, quedó más que sorprendido al verlos caer uno por uno o ser quemados por el fuego causado por Yasopp y el resto, a diferencia de los soldados, los piratas no erraban ni un solo tiro, no habían balas perdidas, todas daban en el blanco. Shanks corrió hacia el pequeño y lo cargó, apresurándose a sacarlo de allí, yéndolo a dejar al cuarto que compartían. –Anchor, necesito que te quedes aquí hasta que salgamos del rango de ataque, enseguida vendrá Hongo a tratar tu herida, ¿okey?–el menor asintió, aún con la pequeña sonrisita que permanecía en él luego de ver lo ágiles que eran cada uno. –¡Jefe!, tenemos problemas–exclamó Bonk, asomándose a la habitación–Hay un maldito buque con un Vicealmirante que se aproxima a nosotros.
Justo cuando el músico terminó de hablar, el barco se tambaleó de forma brusca, una bala de cañón había caído muy cerca del barco, agitando las aguas. –Iré a cubierta, encárguense de la munición y procuren cambiar el curso, no quiero un enfrentamiento cara a cara. –A la orden–el pirata se retiró y cuando el de sombrero también iba a hacerlo, el menor tiro de su capa para que se detuviera. –Anchor, quédate aquí y cierra la puerta con cerrojo, pase lo que pase, no salgas–le advirtió bastante serio. –Quiero ir contigo, necesito ver el buque que está afuera–hablo casi suplicándole. –No, podrías resultar herido. –No me interesa, por favor, Shanks. –Anchor, no me hagas repetírtelo de nuevo, vendré cuando todo haya acabo–después de decir eso, el mayor tiro de su ropa para que el niño la soltara y se fue, cerrando la puerta tras de sí.
El azabache trago en seco, estuvo un par de minutos en silencio, de pie en el mismo lugar mientras escuchaba la pelea de afuera, hasta que se cansó. Con su cuerpo aún temblando, corrió hacia cubierta, viendo a todos ir de un lado a otro con una coordinación excelente, en tanto el barco se sacudía con cada estruendo en el agua. Veía maravillado como el capitán cortaba cada bala con Gryphon, mientras que el pequeño se apoyaba en una pared para no caerse ante todo el movimiento, al acercarse más al borde y pararse un poco de puntillas, lo vio, un navío gigantesco con un "HG.3" marcado en la Gavia de Trinquete. Estaba a tan sólo unos 15 metros de distancia, podía ver la cubierta y casi cae de rodillas al darse cuenta quien estaba en ella, era su abuelo, esbozó una pequeña, casi diminuta sonrisa al percatarse que era él quien lanzaba las balas, se le hizo divertido ver a los que parecían ser los Cabos, espantados por la fuerza del mayor. Dejo de pensar y se acercó al borde, subiéndose a la baranda y parándose sobre esta, se sujetó con las cuerdas de una de las velas y fue allí cuando el Vicealmirante lo vio, dejando caer al suelo la bala de cañón que tenía en mano, el pequeño sabía que jamás se habían visto, pero estaba seguro que lo reconoció. –¡PAREN AL FUEGO!–lo oyó gritar, tan lejano y distante como era su voz en sus recuerdos.
Observó su rostro tan detalladamente como la distancia se lo permitía, su expresión había cambiado por completo, pasó de tener aquel rostro rudo y desafiante, a uno al borde de las lágrimas, se veía afectado, muy en cambio a él, que lo único que pudo hacer, fue sentir una pequeña lágrima resbalar por su mejilla. El menor no sentía tristeza, sentía algo mucho mas profundo que eso, el Red Force se alejaba y con él, las posibilidades de saber la verdad sobre su familia. Una mano lo tomó de la camisa y lo tiró hacia atrás, causando que cayera de espaldas sobre los brazos de alguien y al fijarse mejor, se percató de que era Shanks, se veía molesto.