A la mañana siguiente, el azabache se despertó y al ver de que Shanks no estaba a su lado, al salir a cubierta se percató de cómo todos se estaban preparando para zarpar, aquello lo deprimió, pero trató de actuar normal cuando Lucky se le acercó y le revolvió el cabello con cariño.
–Falta poco para que zarpemos y antes de hacerlo, decidí prepararte el desayuno para que lo comas con Makino, no hay nada mejor que la cocina de tu Nakama favorito para empezar el día–le explicó, sacándole una risita y entregándole una bolsa de papel.
–No tengo Nakama favorito.
–Pero sí lo tuvieras, sería yo–aseguró mientras se marchaba a seguir ayudando al resto.El niño se fue a sentar al mascaron de proa mientras observaba a todos prepararse para zarpar, no tenía mucha hambre así que el desayuno que el de verde le hizo, solo lo dejo a un lado para comerlo más tarde.
Después de poco más de media hora, todo estaba listo, la aldea entera se había reunido para despedirlos en el puerto.
–Volverás, ¿cierto?–preguntó en voz baja el azabache, pues ahora su padre se había arrodillado para abrazarlo y sería el único en oír aquel susurro.
–Sabes que lo haré, solo espérame, ¿sí?–le respondió, utilizando el mismo volumen, a lo que su sol asintió.Era la tarde de ese mismo día, Makino le aviso que el almuerzo pronto estaría listo y el azabache para esperarlo, se sentó en los escalones que daban a la entrada de la taberna, miraba a los alrededores y de pronto, su rostro melancólico se convirtió en una gran sonrisa, pues veía a dos chicos acercarse por los senderos de la villa.
–Ace, Sabo, ¿qué hacen aquí?–averiguó cuando estuvieron a pocos pasos de él, su felicidad era notable al estar con ellos, pero su expresión cambió a una de incredulidad y preocupación cuando el pecoso se le acercó amenazante, tomándolo del cuello de la camisa y levantándolo un poco.
–¿Qué mierda se te pasaba por la cabeza ayer?, ¡casi mueres!–le reprochó visiblemente enojado.
–Yo...lo siento–habló sin estar muy seguro de que exactamente decirle, aunque no pudo seguir, pues el tercero interrumpió.
–Idiota, cálmate, tú también eres un impulsivo.
–La diferencia es que yo no le importo a nadie–luego de decir esto, empujó fuertemente al menor, provocando que cayera de forma brusca al piso–Eres un egoísta–guardó unos momentos de silencio y cuando estuvo a punto de seguir reprochándole, el niño le dijo algo que lo impresionó.
–A mi si me importas–el de naranja no supo que decir y titubeó un poco, pero no tardó en guardar la compostura.
–Estas loco, ni siquiera me conoces, no sabes de qué hablas–indicó, volviendo a su anterior ceño fruncido, mientras que el pirata se levantó y se sacudió el polvo, pero antes de contradecir al azabache, una voz femenina se escuchó dentro del bar.
–Anchor, ¿a donde fuiste?
–¿Han comido?–averiguó el pequeño, volteándolos a ver.
–Justo estábamos yendo a cazar cuando a Ace se le ocurrió la idea de venir a verte para ver si estabas bien.
–No es cierto, fue tu idea–replicó el mencionado, aún notablemente enojado.
–Vengan, estoy seguro de que a Makino no le molestará servirles almuerzo.Los dos mayores estuvieron apunto de reprochar, pero el pirata ya había entrado al establecimiento antes de que una palabra pudiera salir de sus bocas, así que decidieron seguirlo y sentarse junto a él en la barra.
–Oh, son ustedes, últimamente los he visto deambular por aquí–comentó la camarera con una sonrisa–Un gusto, soy Makino, ¿cómo se llaman?
–Soy Portgas D. Ace y él es Sabo–ante la conversación trivial, ninguno se percató del asombro que el menor poseía en su rostro.
–Bien, enseguida les sirvo un plato, no se preocupen por pagar, invita la casa–ante lo dicho, la de cabello verde se retiró.
–¿Qué te sucede?–interrogó el de azul al ver al tercero absorto en sus pensamientos.
–¿Eres un "D"?–murmuró el menor.
–¿Tienes algún problema con eso?–reprochó de forma cortante, a lo que el contrario solo negó con la mirada perdida.En la noche, el azabache miraba el techo de madera de la habitación que la mesera le había prestado, el reloj en la pared marcaba medianoche, pero aún con lo tarde que era, no lograba conciliar el sueño. Hace mucho que no pensaba en su nombre, su mente volvió a aquel día en esa isla; la Marina, el buque y...su abuelo.
Él eligió a Shanks, pero ahora, Shanks no lo elegía a él, pronto se quedaría solo, no podía evitar preguntarse que hubiera pasado si hubiera elegido ser Luffy, ¿donde hubiera terminado?, ¿habría sabido como había terminado en la isla en la que quedó?, quería conocer a su abuelo, abrazarlo y saber por qué lo abandonó. Antes de que se diera cuenta, sus ojos lagrimeaban, odiaba estar así de sensible, pero se sentía tan triste, no importaba lo que hiciera, se tendría que despedir de su tripulación.
–Soy patético...–murmuró, para después solo sentarse en la cama, abrazar sus piernas y solo quedarse así, hasta que una hora después, escucho las olas del puerto removerse bruscamente, un barco había llegado.Rápidamente se levantó y se colocó sus zapatos para correr hacia afuera, pensando que era su padre el que había regresado, pero en vez de encontrarse con los pelirrojos, lo único que vio fue un gigantesco barco de la Marina y apenas percatarse de ello, rápidamente se escondió, tapando su boca para asegurarse de no hacer ningún ruido, vio que a los pocos minutos, un hombre se bajo y comenzó a caminar en dirección al bosque, no podía ver su rostro y apenas distinguía su vestimenta por la oscuridad que había en la villa.
Dudo varios segundos, pero se decidió por seguir a aquella figura, tratando de ser lo más silencioso posible y guardando toda la distancia que podía, pronto, el camino que estaba tomando se le hizo familiar, se dirigía adonde los bandidos.
Cuando llegaron, el mayor entro a la cabaña y a los pocos segundos, se comenzaron a escuchar gritos y platos rotos. El pequeño se asustó, sin pensarlo corrió hacia la casa para ver que estaba sucediendo y, ver que Ace y Sabo estuvieran bien, pero antes de tan siquiera colocar su mano en la manilla, la puerta se abrió de forma brusca y de ella salió el Marine, arrastrando de las orejas a los dos chicos quienes se quejaban, ante la sorpresa, el menor detuvo su andar y solo se paralizó en su lugar.
–¡No puedo creer que sigan con esa idiotez de ser piratas!–gritaba el adulto.
–¡Callate, anciano!, ¡no es asunto tuyo!–contradijo el pecoso.
–¡Son como las 3 de la mañana!, ¡¿por qué entrenaríamos a esta hora!–se quejó el rubio por la razón que su abuelo lo arrastraba a afuera, fueron pocos segundos en los que tardaron de percatarse en la presencia del niño–¿Anchor?, ¿qué haces aquí?, lárgate.El Marine, al divisar al pequeño, soltó a sus dos nietos de inmediato, sin poder lograr apartar la mirada de quien pensó que no volvería a ver.
–Ace, Sabo, entren, vuelvan a dormir–ordenó repentinamente imponente, inquietando a los de 10, pero no desaprovecharon la oportunidad y volvieron a la choza de Dadan, algo desconcertados por aquella repentina actitud.
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Pirata por accidente
FanficShanks llegó a una isla sin ley, nada fuera de lo normal, mucha pobreza y pandillas, creyó que sería una parada corta y que podría largarse pronto, pero todo cambio cuando una pequeña sombra trato de llevarse los tesoros de su barco. Esta historia t...