Capítulo 24

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Eva Smith

Mi corazón late con una mezcla de miedo y esperanza, como si estuviera caminando sobre una cuerda floja que podría romperse en cualquier momento. El aire a mi alrededor se siente denso, como si cada respiración me costara más. Todo se reduce a este momento: encontrar a mi hijo. Aun así, no puedo evitar pensar que podría ser una trampa. Aron es capaz de cualquier cosa, lo sé demasiado bien.

La dirección que Enzo consiguió está escrita en un papel sobre la mesa, justo frente a mí. No puedo apartar los ojos de esas letras. Solo una ubicación. Algo tan pequeño, pero con un peso tan enorme que parece aplastar mi pecho. Me acerco, tomo el papel entre mis manos y lo arrugo un poco, sintiendo que las dudas me asfixian. ¿Qué pasará si no lo encontramos? ¿Qué pasará si Aron está jugando con nosotros una vez más?

—Estás temblando —dice Enzo detrás de mí.

Me giro lentamente, encontrándome con su mirada. La preocupación está allí, en sus ojos oscuros, pero también algo más… rabia. No puedo culparlo. Aron no solo ha intentado destruirme a mí, también lo ha puesto a él en peligro. Sé que Enzo haría lo que fuera por protegerme, pero esta vez, es diferente. El hijo que creí muerto puede estar ahí, esperando. Y no sé si estoy lista para enfrentarlo.

—No sé si puedo hacer esto —murmuro, sin poder contener las palabras que salen de mi boca. Son la verdad. Toda mi vida ha estado marcada por decisiones difíciles, pero esta… esta podría romperme de nuevo.

—Lo encontraremos, Eva —Enzo se acerca, poniendo sus manos sobre mis hombros—. No importa lo que pase, lo encontraremos.

Intento aferrarme a esas palabras, pero siento una presión en mi pecho, una duda que no puedo sacudir. Si lo encuentro, ¿será el mismo niño que dejé atrás? ¿Será capaz de perdonarme por no estar allí? Mi mente está llena de preguntas, de recuerdos que preferiría no revivir.

—¿Y si no es lo que espero? —susurro, mis ojos llenándose de lágrimas antes de que pueda detenerlas.

Enzo frunce el ceño, sus dedos apretando mis hombros con más fuerza.

—No puedes pensar así —su voz es firme, casi dura, pero no puedo culparlo. Él siempre ha sido el pilar que me sostiene, la roca que no se mueve a pesar de todo—. No podemos darnos el lujo de dudar ahora. Estamos más cerca que nunca.

Asiento, tratando de tomar el control de mis emociones. Tiene razón. Hemos llegado demasiado lejos para detenernos por el miedo. Aun así, no puedo evitar que mi mente regrese a aquel momento en el hospital, cuando Aron me llamó y oí la voz de mi hijo por primera vez en años. Ese sonido… sigue grabado en mi mente, como una marca que no puedo borrar.

—Está bien —logro decir, aunque mi voz suena débil. Enzo me suelta, y sé que él también está luchando con sus propios demonios. Quizás yo no sea la única que teme lo que pueda encontrar.

Enzo Lombardi

Me doy cuenta de que mis manos todavía están temblando cuando suelto a Eva. El control se me está escapando de las manos, y eso me pone furioso. Aron me ha llevado hasta el límite. Su sonrisa, su arrogancia, su maldita voz… Todo eso está grabado en mi cabeza, haciéndome perder la paciencia más rápido de lo que debería. Quiero golpear algo, alguien. Quiero hacerle pagar.

Pero no ahora. No todavía. Primero tengo que asegurarme de que Eva esté bien, y eso significa encontrar a su hijo. Aunque no lo diga, puedo sentir el miedo que la envuelve, lo puedo ver en sus ojos. Eva siempre ha sido fuerte, más de lo que ella misma cree. Pero esta situación es diferente. Esto no es solo sobre nosotros, es sobre un niño que debería estar con su madre, y sobre un hombre que ha decidido destruirnos.

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