LIATOTZA ~◇Traducción◇~

Capítulo 84. El amor en tiempos de apocalipsis zombi

Hermione terminó de agregar un encantamiento amortiguador alrededor de la caja del gramófono cuando Orion entró a la biblioteca con Beelzebub. Su lista de verificación mental estaba en el frente de su mente, diciéndole que todos sus libros ya estaban empacados y transportados, junto con la mayor parte del dormitorio principal, juguetes, ropa, suministros de cocina, alimentos enlatados y no perecederos, muebles seleccionados y notas de investigación. Todo lo que quedaba eran sus camas, comida fresca y una bolsa de artículos personales para cada uno.

"Orion, ya casi termino. ¿Ya tienes hambre? Iba a prepararnos unos sándwiches para el almuerzo".

—Mamá, Hemmy está llorando. —Los ojos azul-plateado de Orion estaban húmedos.

Hermione se inclinó hacia su hijo, aunque últimamente no tenía que agacharse tanto porque Orion estaba pasando por un estirón de crecimiento. Lamentaba la pérdida gradual de los hermosos y regordetes cachetes de su pequeño. Su volumen anterior parecía canalizarse hacia la altura. Probablemente seguiría siendo un buen golpeador, pero el niño comenzaba a parecerse cada vez más a su larguirucho padre con cada día que pasaba. Los mordiscos finalmente habían cesado, gracias a Dios. Y estaba hablando por hablar.

"¿Por qué está llorando?"

"Hemmy dice que extraña la rana muerta. Le di un abrazo, pero él dijo que soy un bebé tonto y que no sé nada".

—Oh, cariño, creo que Henry debe estar molesto. Hablaré con él.

Había muy pocas cosas que pudieran hacer llorar a Orion, como por ejemplo los desacuerdos con su hermano.

Los chicos estaban pasando por un período de adaptación que implicaba que Henry hiciera amigos de su misma edad, y que Orion se sintiera un poco excluido. Henry estaba tratando de superar esta etapa lo mejor que podía. Era complicado seguir el ritmo de los niños mayores cuando tenías a un niño de tres años pisándote los talones constantemente, incluso si te adoraba.

Ah, la dinámica entre hermanos, pensó Hermione. La falta de experiencia en esa área era algo que ella y Draco tenían en común, ya que eran hijos únicos. Además, Orion ya no era lo suficientemente pequeño como para arrastrarlo en una caja. Parecía una locura pensar que Henry solo era un año mayor cuando había estado luchando por su vida en el Pozo de Amarov. En general, le resultaba difícil recordar un momento en el que Henry no fuera suyo, pero era importante no ceder a ese sentimiento. Era el hijo de Daphne y Blaise, y ahora era de ella y de Draco. El segundo grupo de padres no anulaba al primero. Más bien, simplemente eran los beneficiarios actuales del amor de Henry.

Tomó la mano de Orion y juntos caminaron con Beezles hacia el dormitorio de los chicos. Tendrían habitaciones separadas en la casa, lo que sería otro hito para los hermanos. Henry estaba sentado junto a los ventanales, dibujando. Sin embargo, últimamente también había estado escribiendo bastante y estaba desarrollando un don especial

—¿Tienes algo qué decirme, hijo? —preguntó Hermione. Fue a sentarse a su lado.

Henry parecía estar esperándola. "Lamento haber perdido los estribos con Ory hace un momento. Me disculparé con él. Es solo que me estaba haciendo muchas preguntas y yo no estaba de humor, ¿sabes?"

Hermione se mordió el labio. Henry había pasado de tener siete a diecisiete años en cuestión de semanas. Pensó que era la influencia de Jack Weasley. El hijo de Bill y Fleur era mayor y apacible. Era el tipo de niño que te hacía sentir curiosamente cohibido por tus modales en la mesa.