Antonia
Empiezo a creerme lo que más de una persona me ha dicho estos días. Santi, mi profesor de canto, no para de repetirme lo bien posicionada que estoy, el potencial, las oportunidades y el privilegio que significó gozar de la compañía de Lina por casi tres meses.
Me habría quedado más de no ser por la situación de la familia... Y de lo otro, también.
Aprieto los ojos ante la vergüenza. Santiago sujeta mi mano y me mira desde el otro lado de la mesa. Ha notado mi enfurruñamiento y debe de creer que la solución es el chocolate.
—Vamos, cuéntame —dice.
Nunca hemos sido cercanos. Era uno de los profesores más cariñosos del reality, una persona con la que podías trabajar sin sentirte presionado o inexperto.
Aun así, la clase de intimidad que espero se quedó en el salón de piano de Lina.
—Es una mujer impresionante, apasionada... Aunque taciturna.
—Antes era un farol en la oscuridad. —Bebe de su taza de café y luego prosigue—: Los medios fueron muy discretos al respecto, pero entre colegas se corrieron rumores sobre su retiro.
Asiento.
Como siempre, me cala profundo la idea de inmiscuirme en rumores acerca de personas que se han portado tan bien conmigo. Su privacidad debería de ser sagrada, pero a estas alturas del partido creo que saber más sobre ellos me alimenta de alguna manera.
El hambre y la sed de información que experimento cuando pienso en ellos, en Emilio específicamente, me fatiga.
—Sé que Lina dejó su carrera después de que falleciera el señor Maxías. Pero no fui y anduve preguntando por ahí cómo estuvo todo ese asunto. Había... —miro a mis costados como si me fuera a encontrar con Emilio por aquí—. El... capataz era un poco intenso, no hablaba de otra cosa que de lo ineficiente que era Emilio y lo buena administradora que había sido su madre.
—Suenas desdeñosa.
—Es un mocoso malcriado, me cayó mal desde un inicio. Ah, y me grabó en una de las sesiones de vocalización.
Santiago se repliega en la silla, mirándome concentrado.
—Se dice que Maxías tenía una segunda familia... Lina se enteró y le pidió despedir a la mujer. Pero la mujer amenazó con hacer un escándalo, así que, según mis fuentes, Lina aceptó darle una suma a cambio de que se fuera...
Pienso en Gastón. Sus palabras hacia Lina siempre fueron despectivas y no economizaba en reclamos para con Emilio tampoco. Era como si estuviera constantemente enojado con ellos.
Y le reclamó que su madre se hubiera ido...
—Dios.
—Hace unos años Lina sufrió una congestión alcohólica. Le envié mis saludos la última vez que tuve la oportunidad de ver a Emilio en el estudio, pero debe de haber quedado muy afectada.
Se decanta por beber más café y yo me sumerjo en mis pensamientos durante un rato. Luego retomo la plática, imaginándome lo intrincada que es la vida de Emilio.
Nunca voy a saber más sobre sus sentimientos entorno a esta historia, pero sé que a raíz de ello no se ocupa de otra cosa que no sea la hacienda y su madre... Y también Gastón.
—Emilio está ahí cuidándola. No pensé que fuera tan triste todo.
—Tú la viste y la escuchaste, no creo que haya sido difícil de juzgar.
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Todos tus secretos
RomanceUn fracaso se puede interpretar de dos formas. Una, que algo se está terminando. Dos, que algo está por comenzar. Para Antonia, que estaba rozando la desesperación por no saber qué hacer de su vida, huir de las cámaras es exactamente aceptar que fr...