Shao Kahn, rodeado por sus seguidores, observaba con una sonrisa cruel mientras los Tekunin traían a Johnny Cage encadenado ante él. El aire en la sala era tenso, y las paredes de la cámara resonaban con el eco de la llegada de su prisionero.
—¡Quan-Chi! —ordenó Shao Kahn, con una voz llena de autoridad—. ¡Abre un portal hacia la Tierra!
Con un gesto, el hechicero Quan-Chi extendió su mano, y un portal de energía oscura se abrió, permitiendo que una proyección de Raiden y los campeones de la Tierra aparecieran al instante.
—¿Qué quieres, Shao Kahn? —dijo Raiden, con la serenidad característica de un dios, aunque su rostro reflejaba preocupación.
Shao Kahn sonrió con malicia, su voz grave retumbando en la sala.
—Creo que se te perdió un campeón, Raiden. —El emperador del Outworld señaló hacia Johnny, que estaba atado en el centro, luciendo menos preocupado que sus compañeros.
Johnny, sin perder su estilo, levantó la cabeza y lanzó una sonrisa irónica.
—¡Hola, chicos! —saludó, como si fuera un martes por la tarde, ignorando la tensión de la situación.
Raiden suspiró, claramente exasperado.
—Ay, no hay manera... —murmuró el dios del trueno, con una mezcla de frustración y resignación.
Shao Kahn dejó escapar una risa baja.
—Si lo quieres de regreso, Raiden, estoy dispuesto a negociar.
Raiden frunció el ceño.
—¿Qué quieres? —preguntó, sabiendo que la negociación con Shao Kahn nunca era sencilla.
El emperador del Outworld cruzó sus enormes brazos, su rostro una máscara de poder y control.
—Quiero a mi esposa Sindel y a mi hija Kitana de regreso —declaró, con sus ojos brillando con codicia—
Liu Kang no dudó ni un segundo, dando un paso adelante con una mirada desafiante.
—¡Sobre mi cadáver! —Intervino.
Shao Kahn sonrió, un brillo de maldad en sus ojos.
—Siempre ha sido la idea, joven. Tu poder no me detendrá, como ya ha sucedido antes.
Liu Kang, sin titubear, replicó:
—Ya lo hizo tres veces con anterioridad.
Shao Kahn gruñó, su ira acumulándose.
—¡Cierra tu sucia boca! —ordenó, con furia contenida.
Kitana, mirando a su padrastro con desdén, se adelantó.
—¿Le temes a una pelea justa, "padre"? —preguntó, con un tono frío y desafiante.
Shao Kahn la miró con desdén, pero no dejó que su temperamento se desbordara.
—Ni siquiera con los Shokans de tu lado vencerás. Ni siquiera, aunque ese patético dios del trueno te proteja, podrías derrotarme —Su voz se volvió más profunda—. Podemos terminar con este conflicto ahora mismo. ¿Qué tal si le ponemos fin de una vez por todas?
Raiden, al ver que la situación se estaba intensificando, levantó la mano en un gesto de control.
—¡Suficiente! —exclamó, con firmeza. —Kitana no necesita de mi ayuda para derrotarte.
Johnny, que había estado escuchando en silencio, de repente vio la oportunidad perfecta para actuar. Aprovechando la distracción, observó la herida que Liu Kang había infligido a Shao Kahn durante la invasión a la Tierra. Sin pensarlo dos veces, Johnny se lanzó hacia el emperador, aprovechando su debilidad.
—¡Si me secuestras de nuevo, eres gay! —gritó, antes de golpear la herida de Shao Kahn con una precisión mortal.
El emperador del Outworld rugió de dolor, tambaleándose hacia atrás. Johnny, sin esperar más, aprovechó su oportunidad y corrió directamente hacia el portal abierto.
—¡Toma eso, viejo! —gritó Johnny con una sonrisa burlona, mientras se lanzaba a través del portal, el cual se cerró inmediatamente detrás de él, dejando a todos en un estado de sorpresa.
Raiden, Kitana y Liu Kang se quedaron en silencio por un momento, procesando lo que acababa de suceder.
—Eso... —dijo Liu Kang, mirando el espacio vacío donde Johnny había estado—. Fue algo inesperado.
Raiden suspiró, mirándose las manos, como si buscara la paz en medio del caos.
—Johnny nunca deja de sorprenderme. Aunque... debo admitir que, por una vez, fue útil.
Kitana, aún sorprendida, asintió lentamente, pero una pequeña sonrisa apareció en su rostro.
—Aunque siempre parezca más un estorbo.
El grupo se preparó para regresar a la Tierra, sabiendo que la batalla aún no había terminado. Pero, al menos por ahora, Johnny Cage había demostrado una vez más que, aunque su estilo fuera poco convencional, siempre lograba encontrar una salida.
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One Shots random de Mortal Kombat
HumorAcompaña a Liu Kang y Kung Lao cuidando a los iniciados en el Templo Shaolin, ríete con las locuras de Johnny Cage en sus fiestas extravagantes, y llora con los héroes en momentos de pérdida y sacrificio. El contenido va dirigido de fans para fans