El crujir de la electricidad aún resonaba en el aire cuando Shao Kahn, tambaleante y con humo saliendo de su armadura, se irguió con el poco orgullo que le quedaba. Raiden, chispas de trueno corriendo por sus manos, lo observaba con el ceño fruncido. A unos pasos, Liu Kang mantenía la guardia en alto, atento a cualquier movimiento del dictador del Outworld.
—Kitana siempre me pertenecerá, —gruñó Shao Kahn, sosteniendo su martillo con fuerza.
Liu Kang apretó los puños, incapaz de contener su ira.
—Ni ella, ni tus nietos, Shao Kahn. Esa línea no la cruzarás jamás.
El tirano bufó con desprecio.
—¡No cruces la línea tú, monje! —rugió, intentando levantar su martillo para un golpe final.
En ese instante, Raiden reunió el poder del trueno en sus manos y lanzó un último ataque que envolvió al emperador en un relámpago cegador. Shao Kahn gritó de furia mientras un portal se abría a sus espaldas, succionándolo de regreso al Outworld y cerrándose con un estruendo eléctrico.
Aún con los restos del rayo dispersándose en el aire, Raiden se volteó hacia Liu Kang, con una expresión de altiva satisfacción en el rostro.
—Papá Raiden, —murmuró el dios del trueno.
Liu Kang, completamente desconcertado, lo miró de reojo.
—¿Qué?
Raiden sonrió como si fuera lo más obvio del mundo.
—Mis nietos me dirán "Papá Raiden".
Liu Kang se quedó sin palabras, mientras las nubes se disipaban y la calma volvía, al menos por un momento, a la Tierra.
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One Shots random de Mortal Kombat
UmorAcompaña a Liu Kang y Kung Lao cuidando a los iniciados en el Templo Shaolin, ríete con las locuras de Johnny Cage en sus fiestas extravagantes, y llora con los héroes en momentos de pérdida y sacrificio. El contenido va dirigido de fans para fans
