One Shots random de Mortal Kombat

What if: Hanzo con neuronas

En una línea temporal alternativa donde el equilibrio había sido restaurado, y los campeones retornados a la vida gracias al acuerdo entre Hanzo Hasashi y Quan-Chi, Sonya Blade caminaba por los tranquilos jardines de una modesta cabaña. Su misión no era militar esta vez, sino personal: reconectar con sus viejos aliados, especialmente con Liu Kang, quien había regresado tras décadas de oscuridad.

Al encontrarlo entrenando bajo la sombra de un árbol, Sonya lo saludó con una mezcla de calidez y su característica energía.

—¿Cómo estás, Liu? Cuánto tiempo, —dijo mientras se cruzaba de brazos.

Liu Kang se detuvo, su mirada suavizándose al reconocerla.
—Sonya... ¿eres tú?

Ella asintió, sonriendo levemente.
—Has estado algo... distante últimamente.

Liu Kang suspiró, dejando caer sus brazos a los costados.
—Estoy comprometido ahora —dijo, refiriéndose a Kitana—. Y... Raiden me mató hace más de 20 años. Todo eso... aún pesa. Necesito tiempo.

Sonya inclinó la cabeza, estudiándolo cuidadosamente.
—Aún puedes ser un soldado. Eso no ha cambiado.

Liu Kang negó con una leve sonrisa.
—Una vida de monje va más conmigo.

Sonya soltó una pequeña risa, acompañada de un tono burlón.
—Lo que digas, Lento-Kang.

Liu Kang alzó una ceja, entre divertido e incrédulo.
—El mismo carácter de una veinteañera.

Sonya dio un paso hacia él, acercándose más.
—Tengo algo más de nuestros 20.

Antes de que Liu Kang pudiera responder, el sonido de hélices resonó en el aire. Ambos miraron hacia el cielo mientras un helicóptero militar descendía lentamente, aterrizando en el claro cercano. Sonya sonrió mientras Liu Kang fruncía el ceño, adivinando lo que estaba a punto de ocurrir.

—Sonya... no me hagas esto —dijo Liu Kang, con una mezcla de resignación y súplica en su voz.

—Yo lo soporté 25 años, —respondió Sonya, con una sonrisa de satisfacción—. Considéralo custodia compartida.

Cuando la puerta del helicóptero se abrió, una figura conocida descendió: Johnny Cage, con sus gafas de sol, una chaqueta de cuero y su sonrisa característica. 

—¡Lulú! —exclamó Johnny, abriendo los brazos como si esperara un abrazo—. ¿Me extrañaste?

Liu Kang cerró los ojos y dejó escapar un largo suspiro antes de girarse hacia Sonya.
—¿Esto es en serio?

Sonya, disfrutando claramente de la situación, dio un paso atrás con los brazos cruzados.
—Oh, absolutamente.

Johnny se acercó, lanzando una palmada amistosa en el hombro de Liu Kang.
—Oye, amigo, escúchame. Lo pasado, pasado. Ahora estamos de vuelta y juntos otra vez. ¿Qué tal unos tragos para romper el hielo?

Liu Kang lo miró con incredulidad antes de volver a mirar a Sonya.
—Esto no va a terminar bien.

Sonya sonrió ampliamente.
—Lo superarás. Como yo lo hice.