Estrellita [Countryhumans]

Él y El Rojo. [2/2]

[...] Pasado.

El sonido del cristal roto dejó un silencio pesado entre ellos. Ambos se estremecieron al escuchar la botella estrellarse contra el suelo. Rusia observó los fragmentos esparcidos a sus pies, antes de dirigir la mirada hacia Estados Unidos, que le daba la espalda, con los brazos cruzados, odiaba que Estados Unidos tuviera la costumbre no mirar hacia atrás. 

Rusia tragó saliva.

— USA.

Pero no hubo respuesta. Estados Unidos se mantuvo en silencio, inmóvil, como si cualquier palabra fuera a quebrarlo por completo. Rusia sintió un nudo en la garganta; había algo diferente esta vez, algo en la actitud de Estados Unidos que le decía que esta pelea no era como las otras. Había enfado, sí, pero también algo más oscuro, una herida abierta que ambos habían intentado ignorar, hasta que la situación había explotado en pedazos, igual que aquella botella en el suelo, igual que la habitación a su alrededor, igual que todo lo demás en su relación. 

Todo había comenzado con otra discusión.

La tensión había crecido desde hacía semanas, cuando Rusia anunció una serie de ejercicios militares junto a los países BRICS, estableciendo una colaboración más cercana con China en el desarrollo de tecnología avanzada. A simple vista, podía parecer otro ejercicio militar cualquiera, pero de incluso el país tercermundista mas irreverente sabia que era un movimiento estratégico: el objetivo era desafiar la influencia de Estados Unidos en el Pacífico y en el Indo-Pacífico.

Eso había desencadenado esta pelea. No parecía muy diferente a las demás; después de todo, hacía apenas unos días Rusia había protestado acaloradamente sobre las bases militares que Estados Unidos había instalado en Europa del Este. Estados Unidos, con una sonrisa sarcástica, le había recordado a Rusia que la vigilancia era una respuesta a sus propias acciones. Al final, de algún modo habían logrado reconciliarse, como siempre, aunque la tensión entre ambos nunca terminaba de desaparecer, siempre quedaba esa sensación luego de las peleas que algo no estaba bien. 

¿Cuántas veces habían peleado ya?

A estas alturas era mas frecuente que pelearan. 

Cada una de esas disputas era parte del papel que les tocaba interpretar para el mundo: enemigos a la vista de todos, mientras en la intimidad intentaban sostener el amor que sentían. Pero la constante necesidad de enfrentarse y ponerse trabas por mantener la fachada estaba pasándoles factura, mas a su relación. Habían quedado atrapados en un ciclo de discusiones y reconciliaciones, donde su relación se tornaba cada vez más amarga, cada vez más tóxica cada vez destrozándolos mas.