Diecinueve

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Un tierno y rubio pequeño contaba aburridamente los dedos de sus pequeñas manos mientras estaba sentado en su arrugada cama blanca, era casi media tarde, por lo que se encontraba demasiado aburrido, no tenía nadie con quién hablar, aquellas voces en su cabeza habían dejado de hablarle desde que tomó su medicamento. Suspiró con pesadez, no le agradaba sentirse aburrido, ya que provocaban cambios bruscos en su estado de ánimo y eso era lo que menos quería provocar.

----Ah, tengo hambre ----bostezó entre pequeños murmullos, ahora que lo recordaba, aquél no había comido nada desde la mañana, ¿por qué no le han traído su comida? ¿A caso lo han castigado? Sunoo no recordaba haberse portado mal los últimos días, por lo que se asintió confundido y hasta indignado.

Comenzaba a sentir molestia ante la falta de atención que le estaban dando.

----¡Oh vamos! ¡el zorrito tiene hambre! ----puchereó mientras golpeaba la cama con su palma izquierda, haciendo un especie de berrinche. Se levantó entre gruñidos de la desordenada cama, caminando de un lado a otro en un intento de calmar su posible frustración. Comenzaba a hiperventilar, ¿cómo era posible que lo mantuvieran con hambre? pues aquella sensación de hambruna molestaba a Sun.

Si tan solo su madre no lo hubiera traido a tal lugar, nada de eso le estaría pasando.

----M-Mamá... por qué... ----intentó contener las lágrimas que amenazaban con salir de su rostro al recordar a su progenitora. Siempre se preguntó el porqué su madre hizo aquello, ¿acaso dejó de querer a su hijo?

----Estás pensando en exceso, Sun, no me dejas descansar ----aquella ya familiar voz resonó en su cabeza. Sunoo hizo un gesto de fastidio y temor a la vez.

----Perdón, hyung, no quería despertarte.

----Pero lo hiciste, mocoso ----atacó de manera inmediata, el labio del rubio tembló levemente---- y ya deja de pensar en mamá, es ridículo, nos abandonó, supéralo ya ----pronunció con dureza, provocando un gimoteo en Sunoo ante sus rudas palabras.

----¡Ya te dije que eso no es cierto! Mamá fue clara al decir que solo estaré aquí por un tiempo, no me fastidies, Ddeonu ----gruñó el pecoso al ver que aquella voz comenzaba a hacerse más tediosa. Su madre se lo prometió y ella nunca mentía, así que continuaría creyéndole hasta la última gota de fe.

Sin querer continuar con la discusión, aquel chico se dispuso a ir hacia su cama para descansar, resignándose a la espera de su comida, sin embargo, un horrible mareo lo descolocó por completo, obligándolo a caer, chilló adolorido, cerrando sus ojos con fuerza y tocando insistentemente su cabeza en un inútil intento de apaciguar el dolor presente. Poco a poco fue abriendo sus orbes, dándose cuenta de la figura presente frente a él.

"Oh no, otra vez no" pensó el menor.

----N-Ni siquiera lo pienses, Ddeonu, vuelve a mi mente ahora ----rechistó el pecoso con algo de temor, odiaba cuando Ddeonu salía de su cabeza sin avisar, pues aquello significaba que quería tomar el control, y Sunoo lo que menos quería era causar más problemas.

Aquel supuesto chico similar al pequeño sonrió con malicia.

----Vamos, Sunoo, ¿no te aburre obedecer todo el tiempo? ----comentó Ddeonu en un intento de persuadirlo---- Imagínate, has sido obediente todo este tiempo y así es como te pagan, teniéndote en esta horrible habitación muriendo de hambre como un animal ----dramatizó con desdén.

Sunoo volvió a cerrar sus ojos con fuerza, procurando deshacerse de su hermano quien comenzaba a cuestionar su propia moral.

----Ddeonu, basta ----murmuró mientras se daba pequeños golpes en su cabeza con sus manos empuñadas---- ve a dormir, por favor.

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