Cinco

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Otro bello y maravilloso día, podía escuchar a las aves cantar en completa y dulce armonia, todo feliz y nuevo.

Y sí, sigo igual de torpe.

-Kari ¿has visto mi perfume? Lo había dejado en el baño -hablé exasperado mientras terminaba de cepillar mis dientes.

¿Por qué siempre se me pierde algo? Idiota me dicen.

-En el nombre de lucifer, déjame dormir, carájo.

Casi me atraganté con la pasta de dientes

-¿Perdón? -pronuncié con el ceño fruncido mientras me dirigía hacia su habitación. Al parecer Karina necesita un exorcismo serio.

-Déjame dormir.

-Necesito mi perfume y no lo encuentro.

No respondió.

---¡Karina!

-¡Quiero dormir! -gritó ignorando mis palabras.

-¡Yo también y aún así tengo que ir a trabajar!

-¡Pues entonces usa mi puta colonia de bebé y largate! -gritó aún acostada.

-¡Tu colonia es muy dulce!

-¡Me vale tres hectáreas de mierda, Jungwon!

-¡Yang Karina!

-¡Yang Jungwon!

Ambos nos miramos con recelo en los ojos.

-Disculpate, ahora. -hablé un tanto molesto.

-No.

-Kari...

Muy bien, lo primero que debo hacer siempre en situaciones como éstas es no perder el contacto visual, si lo hago, ella agarrará ventaja y enloquecerá. Nos miramos el uno al otro, compitiendo con nuestra mentalidad a través de los ojos.

-Ash, perdón por tratarte así, sólo... Sólo ocupa mi colonia, tiene buen olor. -habló luego de unos segundos de silencio total.

-Está bien, la ocuparé, gracias.

Me acerqué a su cama para hincarme y quedar a su altura.

-¿No le darás un besito de despedida a tu hermanito lindo? -pregunté acariciando su cabello.

-Hermanito lindo mi culo. -dijo con voz somnolienta. Solté una carcajada sin poder evitarlo.

Es tan rabietas cuando quiere.

-Por favor, necesito de tu suerte para que me vaya bien hoy. -hablé haciendo un puchero.

Ella sonrió.

-Suerte en el trabajo, Wonie. -murmuró besándome la frente y abrazando mi cuello. Acaricié su cabello mientras sonreía dulcemente.

-¿Estarás bien hoy?

-Seh, no te preocupes, ahora vete y déjame dormir. -habló echándose a dormir nuevamente.

-Bien, doña rabietas, el desayuno está listo para que vayas a comer. Hay precalentado en el mueble para que más tarde comas algo en el almuerzo, volveré a la cena, ¿bien?

-Siii, deja de hablar de comida y vete a trabajar, Yang, estaré bien.

-Eso espero - susurré para mi mismo - Nos vemos en las noche Kari.

-Adiós Wonie bungie.

Reí a carcajadas por el apodo, su cambio de humor es tan drástico y violento, es difícil llevarle el juego a veces. Manejar a una adolescente de catorce años con un trastorno así no es nada fácil. Pero sé que pronto se mejorará.

DisordersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora