35 - Destino

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Por la manera en la que la luz inundaba la habitación, Logan se sintió por un instante en su casa. Abrió los ojos lentamente, pero le tomó un segundo recordar que había estado con Finn.

Le tomó otro segundo ver a su lado y encontrar el espacio vacío. Sus ojos se abrieron de golpe y su mano cayó sobre la almohada, pero enseguida una voz lo tranquilizó al mismo tiempo que una mano acariciaba su pierna.

—Aquí estoy —dijo Finn.

Logan respiró hondo y cerró los ojos, aliviado.

Se removió entre las sábanas y se giró para verlo. Finn estaba sentado junto a él, pero sostenía su cuaderno y una caja de algo colorido.

Fue inevitable, Logan tuvo que sonreír.

—Byron, ¿acaso me estás dibujando desnudo?

Finn negó bajo, con una sonrisa tierna en sus labios.

—No, claro que no.

Se sentó con cuidado. Finn tampoco se había vestido, solo estaba como un celestial dios griego, únicamente con un poco de la sábana cubriéndolo. Se veía precioso con su cabello revuelto, y con esa marca rojiza en el cuello. En lugar de sentirse culpable, Logan se sentía orgulloso.

Se acomodó a su lado para ver de cerca lo que Finn hacía. Tal vez llevaba despierto mucho rato, porque había estado dibujando con pasteles. Sus dedos estaban cubiertos de tiza de colores, incluso tenía un poco de color naranja en la barbilla.

Logan levantó la ceja al ver los dibujos y lo miró de forma falsamente reprendedora, pero sonriente.

—Entonces —le dijo, fallando terriblemente en su gesto serio—. No sabes cómo dibujar mi rostro, pero eres increíble dibujando el pez que tengo tatuado en el trasero.

Finn de verdad sonreía, pero no dijo nada. Había dibujado el pez dorado, no una, sino tres veces en la misma hoja. Aunque no es que fuese el mismo, el de Finn se veía artístico, su tatuaje no lo era tanto.

Logan se acercó para darle un beso.

—Buenos días —le dijo, y le echó a los hombros sus brazos.

Finn juntó su frente con la de él, respiró hondo y sus labios buscaron su mejilla como un felino mostrando afecto.

—Buenos días —respondió, suave y cariñoso—. Voy a mancharte de tiza.

—No me importa. —Logan apartó el bloc de dibujos de Finn y lo atrajo para tumbarlo en la cama junto a él. Quería mirarlo de cerca, acariciarle el cabello y la comisura de los labios con su pulgar—. Te ves sonrojado, Byron. Quién te viera.

—Si pudieses verte a ti mismo, no hablarías.

Logan se mordió el labio antes de tener que robar un beso de los de Finn. Quedaron viéndose de frente, Finn no llevaba puesto sus anteojos, así que se apreciaban con más claridad sus profundos ojos verdes.

—Tenemos un problema —suspiró Logan, sin dejar de mirarlo—. ¿Cómo le haré para soltarte ahora que sé lo que es estar contigo?

—No tienes que soltarme.

—Debemos irnos de aquí tarde o temprano. Ya sabes, hay que alimentarnos, ir a la escuela, convivir con otros seres humanos.

—Nada de eso suena realmente importante. Podemos renunciar a todo, ¿qué opinas?

—Eres una terrible mala influencia.

Logan se acomodó para abrazarse a su pecho y cerró los ojos. Deseaba permanecer ahí por mucho más tiempo, así que debía confesar que la idea de Finn no parecía tan descabellada. También quería renunciar a todo para quedarse ahí por siempre.

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⏰ Última actualización: 2 hours ago ⏰

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